«Katy, ¿tú estás bien?» Muchos se habrán hecho esta pregunta al ver la extraña forma de promoción de ‘Witness’, el cuarto disco de estudio de su carrera, que publicaba el pasado viernes. Me refiero, obviamente, al streaming de “su vida” durante 48 horas. Evidentemente, aunque se justifica con la temática del disco («testigo», en un sentido de observar y ser consciente de la realidad), en este Gran Hermano no asistimos a su auténtica vida diaria real: aunque en algunos instantes la veamos dormir en su habitación. Porque está repleto de actos promocionales, como una comida con Sia (la de las gafas con nariz y bigote incorporados –ver vídeo–, que bromó al confirmar a los brasileños que NO estaba secuestrada por Beyoncé), Dita Von Teese, la actriz Anna Kendrick y la directora de ‘Wonder Woman’, Patty Jenkins, centrada en el feminismo; una visita a un centro de la fundación benéfica Boys & Girls In America con el actor Mario Vasquez (‘Salvados por la campana’) donde han desplegado un serpentín de piezas de dominó dedicado a la imagen del nuevo disco; o una especie de concierto-sesión de preguntas con fans.
Pero también, lo que es más preocupante, hemos visto a Perry, no sabemos si espontáneamente o no, perder los nervios y echarse a llorar amargamente ante una sesión de terapia con un psicólogo. En ese momento, captado por una fan en Twitter, habla de que cuando se cortó el pelo, algo que le supuso muchas críticas, cree que en el fondo necesitaba ser Katherine Hudson, y no Katy Perry, un personaje que parece muy fuerte, mientras que Katherine no lo es. Performance o no, lo cierto es que este momento explica bien la deriva que la artista está mostrando en la era ‘Witness’, hablando de compromiso y conciencia social pero sacando los pies del tiesto al citar los problemas mentales de Britney Spears patosamente, por ejemplo.
Se da la circunstancia, además, de que su enemiga Taylor Swift le ha jugado una mala pasada reapareciendo en Spotify precisamente el día de publicación de ‘Witness’. El álbum, aunque según Billboard alcanzará presumiblemente el número 1 de la lista de álbumes más vendidos en esta semana en USA, parece que no lo hará con cifras espectaculares ni rotundas. Incluso los modestos –comparados con ella– London Grammar están pujando con ‘Witness’ por copar las listas europeas de álbumes más vendidos con el recién estrenado ‘Truth Is A Beautiful Thing’.
A Katy seguro que le ha dolido esta nueva afrenta de Taytay. De hecho, en una entrevista con NME durante un viaje relámpago a Reino Unido esta semana (donde participó en el homenaje a las víctimas del atentado de Manchester), volvió a hablar sobre su rivalidad y de por qué habló sobre ello durante su Carpool Karaoke con James Corden y el mensaje de concordia entre fans que allí lanzó: “Nadie me había preguntado por mi versión de la historia; ya sabes, cada historia tiene tres caras; una, dos y la verdad. Dije eso, pero la verdad, no soy Budha y también me enfado. Me gustaría poner la otra mejilla cada vez, pero no soy un pelele, ¿sabes? Especialmente cuando alguien intenta asesinar mi personaje de cara a las chicas. Eso es muy estúpido”. Así que no, es evidente que Katy no está bien.
Everything is falling into place! Next, @BGCA_Clubs w/ @MarioLopezExtra + Thrive pod w/ @ariannahuff https://t.co/EJOsFazFtu -TeamKP #KPWWW pic.twitter.com/lAQxtiwwuJ
— KATY PERRY (@katyperry) June 10, 2017
katy talking about how she doesn't want to be katy perry anymore breaks my heart pic.twitter.com/3GOYCnnH0A
— emily (@boldasperry) June 10, 2017