Tal y como han comunicado en las últimas horas en redes sociales, el reivindicativo grupo punk (más en actitud que en estilo musical) El Pardo se despide por tiempo indefinido. La banda en la que Raúl Querido ha sido uno de los pocos miembros permanentes, se ve agotada tras haber “tenido que cambiar de batería 5 veces en un año” y ahogada por las “limitaciones económicas”. Antes esto, «el proyecto llega a finales de 2017 con la necesidad de hacer una parada y reflexionar sobre su continuidad: ¿cómo seguir para que todo tenga sentido y sea sostenible?». Pero no es un adiós definitivo, y no se cierran a volver algún día por sorpresa, cuando “nadie haya estado esperando”.
Pero antes de decir “hasta luego”, El Pardo ofrecerán un último concierto y lanzarán unos cuantos vídeos que tienen preparados para las canciones de ‘Europa sí’, el disco que publicaban meses atrás. El concierto será el sábado 23 de septiembre en Maravillas Club de Madrid, junto a La Sonidera Garbanza y al simpático precio de 5€ en venta anticipada.
Y en cuanto a los vídeos, hoy estrenamos el correspondiente a ‘Skasta’, una de las canciones más sorprendentes de este último álbum por su incursión, como destaca su título, en el ska (no tienen reparos en dar las gracias a Ska-P por la inspiración). Y, como es costumbre en el grupo, el tema también sorprende por su amena manera de hacer denuncia político-social: en este caso, el feminismo de postal que muchos hombres de la izquierda teórica y práctica desarrollan en discursos que Raúl Querido desarbola en su letra. Por si hubiera dudas, el ágil y divertido vídeo que ha realizado el creativo Manglano –conocido por el proyecto El Vaciador– pone cara a quien podría ir dirigido su mensaje: Ismael Serrano, Sabina, Toni Cantó, Pablo Iglesias, Joaquín Leguina, Felipe González, Varoufakis… Esto es lo que nos cuenta el grupo sobre canción y letra:
“Con ‘Skasta’, la canción, quisimos cumplir un deseo y también una necesidad. Llevábamos tiempo comentando que nos gustaría tener “un ska” para tocar en los conciertos. En el grupo estábamos David, tan fan de esos ritmos jamaicanos como crítico con su apropiación por parte de movimientos racistas o clasistas y blancos, y que fue quien impulsó la canción con su línea de bajo; estábamos Javi y Raúl, que también somos fans y nos pareció irresistible arrancar con ello; estábamos Koldo y Alberto, que sin venir exactamente del mismo lugar musical, también se dejaron hacer, Koldo tocando más limpio que los Hombres G y Alberto, como siempre, clavando el ritmo a la primera. ¡Gracias Ska-P, tu ‘Vals del Obrero’ nos marca el camino!
Además, la canción suponía cubrir una necesidad, más cuando nos habíamos quedado siendo un grupo compuesto por “señores de izquierda”: hacer autocrítica. Ojalá la cosa confesional nos quedara siempre tan divertida, pues esta canción ha acabado siendo de las preferidas en directo y de las que ponen a bailar a más personas en el público. Además, nuestras amigas, componentes, excomponentes y también ajenas a la banda, nos han dicho que les gusta mucho. Y eso es muy importante”.
A continuación reproducimos el manifiesto de despedida del grupo:
«EL PARDO – 2017
1.
Desde que empezamos a tocar, en 2013, hemos tenido la inmensa suerte de recibir atención y entusiasmo. Hemos conocido a personas que se han reconocido en nuestras canciones y que han estado viniendo a nuestros conciertos. Hemos cantado a coro en espacios más pequeños y hemos tenido la oportunidad de subir a unos cuantos escenarios más grandes.
Siempre nos hemos esforzado para ofrecer el mejor espectáculo posible, un buen directo; es probable que, haberlo conseguido casi siempre, sea de lo más valioso que dejamos antes de esta pausa. Y un compromiso, para cuando regresemos.
Forma y fondo son importantes, música, letra y más. Llegar a tener consciencia de cómo se hacen las cosas, de cómo se están haciendo; pero que esa reflexión no lo ocupe todo, que no bloquee. Ni acabar hablando sólo de lo que se está haciendo. Hablar. Escuchar. Y hacer.
Nos hemos equivocado mucho y hemos hecho todo lo posible por aprender de nuestros fallos. Hemos disfrutado de los aciertos y de seguir proponiendo y realizando actividades. En general y sobre todo, porque eran compartidas. Ha sido emocionante, intenso y divertido, el haber producido algunas canciones, varios discos que compartimos, sobre todo, como cosas inmateriales. Y que han tomado materia y realidad en la misma persona que los estaba escuchando en algún momento. ¡En vuestro cuerpo! El de quienes nos habéis estado atendiendo. Claramente, hemos salido ganando en ese intercambio.
Hemos procurado hacer, hacer y hacer. Lo cantábamos hace tiempo, en una canción que apenas pudimos mostrar en vivo y que, quizá, ahora sea el momento de recuperar.
2.
Ahora, El Pardo vamos a dejar de tocar en directo una temporada.
Hemos tenido que cambiar de batería cinco veces en un año. Demasiadas para un grupo que quiere seguir siendo un grupo de verdad.
¿Eso qué quiere decir? Pues, probablemente, que no funcione sólo alrededor de un repertorio o de cara a un circuito; sino que, fundamentalmente, funcionemos para y sobre la base de las fortalezas y limitaciones del grupo humano que forma El Pardo.
El grupo ha estado basado en el encuentro y esfuerzo personal y colectivo de cada persona que ha decidido ser parte de ello.
Hemos avanzado tratando de superar limitaciones que, al final, son sobre todo económicas y que, a veces, se convierten en insalvables. Ir por libre tiene un coste, está claro y hay que asumirlo. A la vez que refuerza algunas capacidades, pone a prueba más intensamente otras. Si no hubiéramos tenido el generoso apoyo de otras personas, no hubiéramos llegado siquiera a ese punto –a este punto– en el decidimos hacer una pausa.
La dificultad para que un proyecto devuelva, en forma de sostenimiento, el empeño que en él se ha puesto, acentúa muchas veces lo apasionado de ese afán.
¿La música es nuestra profesión? Ojalá, pero no.
¿Es nuestro hobby? Es mucho más que eso.
3.
Ojalá, sobre todo, llegar a asistir a una nueva época en que “funcionen” tantísimos grupos con talento y condicionados por la necesidad de estar funcionado como emprendedores de su propia propuesta artística –en un mundillo que, actualmente, delimita radical e injustamente las posibilidades de crecimiento y, más aún, precariza a quienes lo sostienen–; que esas personas encuentren su sitio y puedan vivir dignamente. Haciendo, haciendo, haciendo… y descansando.
Una pausa para volver a hacer, es imprescindible. Porque actividad, descanso y encuentro son esenciales para vivir feliz. Todas y cada una de las estaciones de ese camino cíclico lo son.
y 4.
Cuando volvamos, sería muy bonito que nadie nos haya estado esperando. Que hayáis estado atendiendo a lo que pasaba mientras. Así podríamos intentar dar otra vez una sorpresa: cuando empezamos, esa sensación nos alentó muchísimo.
Gracias a quienes no nos habéis perdido ojo y oído desde entonces. Y gracias a quienes, quizá, nos vais a escuchar ahora por primera vez. O, por casualidad, cualquier semana de estas que vendrán y que no tendremos concierto.
Todos los días aparecen nuevos grupos, nuevas artistas que tienen algo único que decir, que merecen y premian la escucha más atenta; que merecen el entusiasmo y la ayuda que cada cual quiera y pueda ofrecerles, para que sigan haciendo música buena.
La música es cada vez mejor Cuando volvamos, lo haremos comprometidos con sumar algo que sea nuestro, que pueda ser vuestro, que merezca la pena.
Muchas gracias por todo. Hasta ahora, mientras y en el futuro. Gracias y ¡hasta pronto!»