Hoy llega al fin a Antena 3 la segunda temporada de ‘La casa de papel’. Serán los 6 capítulos finales, que se sumarán a los 9 de la primera temporada. La serie es una creación de Álex Pina (‘El barco’, ‘Vis a Vis’) y ha sido dirigida por Jesús Colmenar, Álex Rodrigo (‘Vis a Vis’), Alejandro Bazzano y Miguel Ángel Vivas (‘Mar de plástico’). De ‘Vis a vis’, esta otra serie que narra un atraco limpio y perfecto -que no pretendía dejar muertos- a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, ha heredado el manejo de la acción, la creación de tensión semana tras semana y el componente adictivo. Sin embargo, también ha heredado algo del despelote absurdo en medio del apocalipsis de ‘El barco’.
En la mayoría de ocasiones ‘La casa de papel’ es una buena serie de acción, entretenida en su enfrentamiento de la policía con los atracadores, y de estos con los rehenes. La narración, de manera muy hábil, evita los maniqueísmos y no deja claros favoritos para el espectador, que logra empatizar muy fácilmente con casi todos los supuestos malos, incluso dejando algún que otro insoportable entre los rehenes, como es el caso de Arturo, el jefe de la Fábrica. Los intentos de la policía de entrar en el edificio y la habilidad de los secuestradores para confundirles y torearles han dejado grandes momentos en la historia de nuestra tele, como sucedía en el capítulo piloto, en el 4º «Caballo de Troya» o en el tiroteo del último episodio de la primera temporada. Ni los flashbacks a lo ‘Perdidos’, bastante bien traídos pese al paternalismo filosofal de El Profesor, afectan al buen ritmo de la serie, cuya duración es casi religiosamente de 70 minutos por episodio.
Porque cuando se pone en serio ‘La casa de papel’ mola y porque ya tenía suficientes cosas que salvar, como cierta falta de credibilidad (ese policía dedicado y entregado que decide ponerse a conducir pedo en el momento más importante de su carrera) y cierta blandura familiar en el desarrollo de las tramas (te enveneno pero no, parece que te mato pero no); habría sido de agradecer que los guionistas contuvieran un poco la trama sexy. Esta, mucho más justificada en un entorno carcelario como ‘Vis a vis’ (el propio nombre de la serie era bastante explícito), aquí no tiene demasiado sentido. No necesitamos ver gente follando en culos para continuar enganchados a este producto, ni podemos creernos que la inspectora y el jefe de los atracadores, cada uno brillante en lo suyo, se enamoren con la presión que tienen encima después de un par de encuentros tomando un simpático café en ese absurdo bar que frecuentan panchamente como si el atraco no fuera con ellos.
Con todo, aquellos que siempre sintamos más curiosidad por ver qué se cuece y qué se exporta entre la ficción nacional, en lugar de tragarnos la 47ª serie americana subida este mes a Netflix, agradecemos la feliz evolución del thriller español. Sin duda ‘La casa de papel’ está un paso por delante de ‘Bajo sospecha’, a su vez mucho menos familiar que ‘El internado’, a su vez mucho mejor que ‘El pantano’. 7.