Alguien dijo que la razón de que la mayoría de las carreras de “triunfitos” no despegara fue que no había espacio en nuestra escena musical para 16 nuevos artistas de golpe cada año. No le faltaba razón, pero también influye no querer salirse de un patrón concreto de cantante (o “producto”, que diría Risto) y no potenciar la formación musical de los concursantes para que así ellos mismos tengan una base mayor… de la que pueda salir algo que destaque no ya por su naturalidad, sino por su autenticidad. La decisión de poner al autor de ‘Cerca de Shibuya’ al frente de las clases de Cultura Musical es, por tanto, todo un acierto, y él precisamente suele insistir en la autenticidad durante sus clases a unos alumnos que prometen tener un mayor recorrido que en otras ediciones -especialmente, y sin desmerecer a sus compañeros, Amaia, Alfred, Aitana o la ya expulsada Mimi. Sus conocimientos influyen en la cuidada producción de La Casa Azul, pero la clave de los sentimientos tan fuertes que despierta en sus oyentes habituales no está tanto ahí, sino en el contraste de melodías alegres con letras que, salvo excepciones como ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’, parecen no pedir en absoluto un acompañamiento alegre (…y, sin embargo, se mueve). En una entrevista reciente a nuestra web Milkyway se mostraba humilde en cuanto a su capacidad como letrista (“escribir en los momentos bajos es lo que hacemos todos porque cuesta mucho menos, tiene mucho menos mérito”) pero, la verdad, es necesaria mucha valentía para un desnudo como el de ‘Terry, Peter y Yo’ o el de ‘La Vida Tranquila’.
Junto a ‘Los chicos…’, otra excepción en ese sentido es ‘La Revolución Sexual’, incluida en el disco de 2007 del mismo nombre, con diferencia su canción más reproducida en Spotify, y la actuación grupal de los alumnos en la gala de esta noche. Ya hablamos con Mimi sobre el ambiente de respeto a la diversidad sexual y de género que se respiraba en la Academia, otra novedad respecto a ediciones anteriores, y esto parece que va a alcanzar un punto clave esta noche. Y no es porque Raoul vaya a ocuparse del ‘Million Reasons’ de Lady Gaga, ni por la versión que harán Ricky y Nerea de ‘Time of my Life’, ni siquiera por Agoney homenajeando a Conchita Wurst y su ‘Rise Like a Phoenix’: es porque la gala se abrirá con los concursantes cantando un tema que se ha convertido en un himno LGBT (y lo más cercano que hemos visto en el concurso fue el dueto de ‘Mujer contra Mujer‘ de Vega y Ainhoa, que más que por reivindicación lésbica, fue noticia por el mal rollo entre ambas). Gracias al trabajo de Los Javis, los alumnos conocen esta dimensión del tema de Milkyway, y no solo eso; están comprometidos con ella. Están comprometidos con la responsabilidad de que un programa para toda la familia (y en el contexto político de La 1) abra con ellos: con 13 chicos que ahora mismo son modelos a seguir para muchos niños y adolescentes, animando a salir del armario, a no negar tu sexualidad, a disfrutar tu vida… y a respetar si éste no es tu caso. Curiosamente, si uno revisa entrevistas de la época (ésta en la Rolling Stone
, o muchas otras), Guille dice que el tema va “sobre liberación”, no menciona la diversidad sexual y de género, pero es innegable que la canción se ha acabado ganando ese simbolismo. Y no es un simbolismo muy retorcido: Ambrossi mencionaba en la clase que enlazábamos antes la frase “tú, que anticipabas un futuro catastrófico / hoy pronosticas La Revolución Sexual” como prueba de que tiene ese doble sentido, pero es que también tenemos el ejemplo de “preferiste maquillar tu identidad” (mira que hay verbos), “te preparas para el golpe más fantástico” o la que podría ser la mayor referencia al armario: “déjalo ya, no pretendas despistar / ahora, déjalo ya, a quién quieres engañar”.Voluntario o involuntario, el caso es que son muchos quienes ven ‘La Revolución Sexual’ como un himno LGBT para bien… y también para mal, como hemos podido comprobar estos días en Twitter con la defensa que ante una señora indignadísima han tenido que hacer tanto los creadores de ‘La Llamada’ como el mismísimo Guille. Personalmente sospecho (o espero) que la tal Milagrucu sea un perfil falso de alguien que busca trollear, pero lo que está claro es que hay muchos espectadores con un discurso cercano, o incluso peor, espectadores que esta noche sintonizarán La 1. Ya de por sí es una buena noticia que la gala de la cadena pública abra con ‘La Revolución Sexual’ por lo que significa este apoyo en horario de máxima audiencia a la música que no suele entrar en radiofórmula (¿veremos también a Alfred cantando al piano ‘Como un fan’, o a Ricky defendiendo ‘Podría ser peor’?), pero en este caso la enhorabuena es doble por este otro mensaje.
Después de la fallida Gala 0, y de que la audiencia comenzase a bajar en la siguiente, no se pronosticaba La Revolución Sexual sino el fracaso de esta resurrección de ‘OT’ y, junto al declive de ‘Gran Hermano’, la muerte de dos formatos míticos en la misma temporada. Varias semanas después, no sabemos qué suerte correrá ‘GH’, pero la de ‘OT’ desde luego no será esa, porque está haciendo algo que en televisión no suele ocurrir demasiado: sumar adeptos cada semana. Y el “bueno, ‘GH’ es un reality y ‘OT’ un talent” no es del todo cierto: aunque esta edición se ha alejado del punto en el que lo colocó Telecinco (las diferencias entre jurado y profesores no llegan a esas broncas entre Risto y Llácer, ni por supuesto se está explotando el acoso a una concursante como ocurrió con Virginia Maestro), ‘OT’ tiene, y esto no tiene por qué ser malo, componente de talent y de reality. Si solo fuese un talent, no tendríamos un Canal 24 horas, no tendríamos las pulsaciones de media España acelerándose con la actuación de ‘City of Stars’ y con cada acercamiento entre Amaia y Alfred, y no tendríamos la unión entre televisión y redes sociales que está ocurriendo con este programa: es un acierto que se cuelgue todo el contenido en Youtube, sin tener que pasar por su web (un tirón de orejas en cambio para la realización en las galas, los planos durante la actuación de Ruth Lorenzo demuestran que, si quieren, pueden hacerlo mejor).
Una de las claves de que este revival esté funcionando, y de que vaya cada vez a más, es que ‘OT 2017’ se ha convertido en un término que se suele aplicar a las series: un “happy place”, un lugar como son las canciones de La Casa Azul. Esta noche pueden conseguir, además, convertirse abiertamente en un happy place para un colectivo, y decimos “abiertamente” porque, aunque en Twitter se recopilan muchísimos vídeos al respecto -incluso de correcciones entre los propios concursantes-, los lunes por la noche parece que se nos quiere vender otra cosa. “Hay una persona en su casa que está a punto de dar ese paso en su vida (salir del armario). Con esta canción vais a conseguir animarle a que dé ese paso” era una de las instrucciones que les ha dado Ambrossi (él y Calvo quieren, además, para la próxima semana explicar con detalle a los alumnos las siglas LGBT “porque ya está bien de hacer el ridículo en la televisión”, según sus propias palabras). Ya me comentaron ellos hace unos meses que querían poner su granito de arena para acabar con el heteropatriarcado, y si al tener unos profesores así le sumamos el material de alguien comprometido como Milkyway… quizás entre ellos (y la Directora Noemí Galera, que también dio la cara el otro día) puedan conseguir hoy que empiece a cambiar la heteronormatividad forzada que se respira en las galas. Quizás ‘OT 2017’, no solo en redes sociales sino abiertamente, pase a ser no solo un programa de entretenimiento, sino un programa -quién nos iba a decir hace unos que podríamos ponerle esta etiqueta- necesario. Sus responsables (y La 1) tienen ante sí una buena oportunidad para demostrar que la música, además de servir de terapia personal como en las canciones de La Casa Azul, también puede servir de terapia social.