La octava gala de Operación Triunfo 2017 ha rozado su propio récord de audiencia de la gala inaugural de esta edición, rozando el 19% de cuota de pantalla y siendo la sexta semana consecutiva que reduce distancia ante su competidora, ‘La que se avecina’. Desde el próximo lunes, con la actual temporada de la serie de Telecinco ya clausurada, parece que nada en la parrilla podrá con los triunfitos.
Esta gala se abrió con un número grupal muy pop: los diez chicos que permanecen en la academia interpretaron ‘Shake It Off’, el primer single de la era ‘1989’ de Taylor Swift. Una canción que siempre fue muy discutida incluso por su propio fandom por facilona. Pues bien, a tenor de los resultados no era tan facilona como parecía, ni parece que ninguno de estos chicos parece estar en condiciones de interpretarla mejor que su propia autora. Como viene ocurriendo con estos momentos de apertura del programa, fue un desastre de afinaciones, coordinación, tempo, gallazos… Por no hablar de lo insólito de que diez cantantes necesiten que suenen coros pregrabados, el colmo del despropósito. Casi preferimos que Manu GÚix vuelva a diseñar una armonía, vaya.
La octava gala del programa destacó por la expulsión de Raoul –pese a que hizo una buena interpretación de ‘Every Breath You Take’ en una versión más dramática y grandilocuente que el original de The Police– a manos del killer Cepeda –no importa lo mal que lo haga, los Cepeders siempre le salvan– y por la elección como favorita de la expresiva Ana Guerra –AKA Ana War–, que mostró que además de triunfar con ‘La bikina’ también puede ser solvente haciendo un número de funk contemporáneo como ‘Sax’ de Fleur East.
Roi y Cepeda, de nuevo, se someterán al juicio del público dentro de dos semanas, puesto que el día de Navidad se emite una gala especial en la que las chicas y chicos de esta edición harán duetos con Rosa López, Bisbal, Bustamante y el resto de participantes de la primera edición del talent-show.