Primero fue el disco clásico, un poco Baccara, de ‘Mad as Hell’, luego la seducción glam de ‘Velvet 4 Sale’ y, desde hace unos días, ‘Pearly Gates’ la ha llevado hasta alcanzar lo que podríamos calificar como su propia ‘La Isla Bonita’. Primero porque, sobre su ágil y bailable base funky, muestra influencias españolas, en esas falsetas de guitarra flamenca que suenan en su arranque y unas cuantas castañuelas desperdigadas aquí y allí. Y segundo, por su letra y vídeo de inspiración religiosa.
En él, la creativa Chrissy Jones –con la que Remy ya había trabajado en el clip de ‘Work From Home’– presenta, de manera bastante literal y toda su parafernalia mística, la historia de una mujer que se propone seducir a San Pedro para asegurarse su entrada al reino de los cielos –las “puertas de perlas”, según algún pasaje de la Biblia–, aunque no logra su propósito como ella esperaba. Como no podría esperarse menos, su letra va por otros derroteros más terrenales: “Haría cualquier cosa que pidiera San Pedro para poder ser un ángel a su lado / Parecía una apuesta segura, así que cerré mis ojos y abrí de par en par mis puertas y San Pedro entró”, dice. Efectivamente, es un símil sexual: “hace años me contaron la historia de un tío intentando convencer a una chica para tener sexo sin protección, diciendo “tranquila, soy muy bueno sacándola”. Pensé que era algo tan estúpido de decir que supe que algún día le dedicaría una canción sobre eso”, explica Remy.
Pero más allá de divertidas/sórdidas casualidades que lo conecten con el hit de Madonna, ‘Pearly Gates’ destaca por su exuberancia, su ambientación glam y sexy –la producción es de Meghan y Louis Percival, su colaborador más frecuente–, cuyo colofón es ese estribillo con coro góspel cantado por el artista de Toronto James Bailey que, como su propio Pepito Grillo, reprocha a la osada protagonista “nunca vas a estar segura, ni siquiera en las Puertas / solo eres la hija de un hombre”.