‘Vernon Subutex’: la trilogía para leer (y bailar) hasta morir el día del libro

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‘Vernon Subutex’: la trilogía para leer (y bailar) hasta morir el día del libro

La escritora Virginie Despentes se dio a conocer en España primero como directora de cine. Aunque ‘Fóllame’ (Random House, 1998) se publicó antes que el estreno de su rabiosa adaptación cinematográfica, fue el escándalo de la película lo que convirtió a muchos de sus espectadores en lectores de sus novelas. ‘Perras sabias’, ‘Lo bueno de verdad’ (las dos publicadas por Anagrama) y, sobre todo, su influyente ensayo ‘Teoría King Kong’ (reeditado este año por Random House), la convirtieron en un referente del nuevo feminismo y la literatura más punkarra.

Con la trilogía ‘Vernon Subutex’ (Random House), la Despentes (como la conocen en Barcelona, donde vive por temporadas con su novia maña), ha escrito su obra más ambiciosa y, a juzgar por su recibimiento en Francia, más exitosa. Un retrato demoledor, a lo Houellebecq, de la sociedad francesa contemporánea, que comienza con la crisis de la industria del disco (“el tsunami Napster que hundió el barco de golpe”) y termina con los atentados de Bataclan y la muerte de David Bowie. Dos sucesos que sirven como metáfora del fin de un mundo y el comienzo de otro. “¿Te imaginas que matan a Madonna?”, dice uno de los personajes antes de ir al concierto que ofreció la cantante tras los atentados en Bercy.

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Vernon Subutex es el nombre del protagonista de las tres novelas. Un antiguo vendedor de discos y DJ que, a sus cincuenta años, se encuentra en una situación que nunca hubiera esperado: sin trabajo, sin dinero y sin un techo; obligado a pedir ayuda a amigos y ex parejas para no quedarse en la calle. A través de su periplo de casa en casa, de sofá en sofá, conoceremos a los demás personajes: un guionista frustrado, una crítica musical, varias ex estrellas del porno, un broker cocainómano, un dependiente neonazi del H&M, un profesor laico con una hija musulmana fundamentalista, una detective, un maltratador, una indigente rusa… Y entre todos, como una melodía de fondo, la figura de un popular cantante de rock muerto por sobredosis.

Despentes da voz a todos estos personajes. Una veintena de amigos y conocidos del protagonista, que tienen un pasado común, comparten un presente cargado de rabia y desesperanza, y vislumbran un futuro lleno de violencia política (el terrorismo y el rápido ascenso de la extrema derecha es uno de los grandes temas de la novela), precariedad laboral (la abolición de la clase media) y desencanto sentimental. Y lo hace por medio de un recurso narrativo tan singular como eficaz: el monólogo en tercera persona.

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La autora transforma una voz narrativa que normalmente suele ser objetiva y distanciada, en subjetiva y cercana. De esta manera, consigue dos objetivos: “habitar” a un gran número de personajes sin que parezca que habla siempre ella misma (aunque algunos estén mejor perfilados que otros), y construir una estructura polifónica, coral, que funciona como alegoría de nuestro mundo hiperconectado, de nuestra realidad donde, a través de las redes sociales, “escuchamos” lo que expresa gente con la que antes nunca nos hubiéramos relacionado.

Estrellas de rock muertas, tiendas de discos desaparecidas, raves terapéuticas, “chamanes de los platos”… ‘Vernon Subutex’ es una novela donde la música tiene un gran protagonismo. Las referencias a canciones y cantantes son constantes. El segundo libro empieza con una estrofa de ‘Anthem’, de Leonard Cohen. El tercero, con una de ‘Lazarus’, de David Bowie. Despentes ha recopilado en su facebook varias playlist con todas las referencias musicales. Porque, como dice al principio del segundo libro: “Se trata de bailar hasta el amanecer. Nada más”. 8’5

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