La ópera prima de John Carroll Lynch -actor en películas como ‘Fargo’ o ‘Zodiac’- tuvo su premier mundial en el SXSW, compitió después en la sección oficial de Locarno, y resultó ser la última que protagonizaría Harry Dean Stanton (‘Paris, Texas’, ‘Alien’, ‘Una historia verdadera’…) antes de su fallecimiento en septiembre del año pasado a la edad de 91 años. De hecho, el guion, escrito por Logan Sparks y Drago Sumonja, estaba pensado para ser interpretado por él desde el principio, ya que se trata de un homenaje hacia él, como actor y como persona.
La película presenta el viaje espiritual de Lucky, un hombre de noventa años con una salud de hierro que empieza a darse cuenta de que está en el final de su vida. Vive de forma sencilla en un remoto pueblo en algún lugar en mitad del desierto de Arizona, donde todos le conocen y tiene una rutina diaria que siempre cumple (hacer ejercicios al levantarse, ir a comprar tabaco, al bar, etc.). Así conoceremos a otros habitantes del lugar, algunos de ellos interpretados por amigos de Dean Stanton en la vida real, incluido David Lynch, quien no quiso perderse participar en este sentido homenaje a su gran amigo. Además, el director de ‘Mulholland Drive’ tiene uno de los papeles secundarios más destacados y más divertidos, donde se puede apreciar también su talento frente a las cámaras.
A John Carroll Lynch haber trabajado como actor con directores como Fincher, Eastwood, Scorsese o los Coen sin duda le ha ayudado a la hora de dirigir, ya que en absoluto parece la obra de un debutante. Con una planificación sencilla y muy pocas localizaciones, consigue crear un universo completo en esa pequeña localidad en mitad de la árida naturaleza del oeste de Estados Unidos. El punto de vista jamás se despega de Lucky, logrando que el espectador viva el miedo a lo desconocido que está por llegarle más pronto que tarde. Esto crea una inmediata empatía, una fuerte conexión con el personaje/actor. La construcción de este es meritoria tanto por parte del director como del propio Dean Stanton, que realiza una actuación inolvidable. Probablemente él supiera que este iba a ser el último papel que interpretaría, y se nota en cada gesto y en cada mirada que este es el legado que quiere dejar. Su particular rostro y esa expresión triste que durante tantos años no hemos sido capaces de olvidar en ‘París, Texas’, su actuación más emblemática, se despiden en ‘Lucky’. Todo un testamento fílmico y una muestra de su grandeza interpretativa.
No obstante, y pese a reflexionar sobre la muerte, ‘Lucky’ no es una película pesimista, más bien al contrario. Nunca renuncia al humor, e incluso ofrece momentos realmente divertidos gracias a unos diálogos tan ingeniosos como precisos. También secuencias melancólicas y bellas en la barra de un bar con Johnny Cash sonando de fondo. Es una especie de comedia dramática existencialista, repleta de ternura, de sabiduría y realizada con un cariño contagioso. Se sale de la proyección con una sonrisa y afrontando la vida de forma distinta. Una gran película. 8.