‘Deadpool 2’: «más grande y más dura», ¿pero el polvo qué tal?

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‘Deadpool 2’: «más grande y más dura», ¿pero el polvo qué tal?

“Políticamente incorrecto” es una expresión con la que se autodefinen muchos cuando realmente no lo están siendo: si el sistema está cargado de racismo y tú estás siendo racista, estás haciéndole el juego al sistema, no siendo políticamente incorrecto. Termina siendo un paraguas donde entran desde el forocochero medio que sufre porque el lobby gay no le deja hacer chistes de mariquitas, que no es machista porque “ayuda” en casa, etc, hasta casos más graves como el de la asociación de utilidad pública (!) Hazte Oír. ‘Deadpool’ presume de tener un humor políticamente incorrecto, pero cuando vi que la película se promocionaba en las marquesinas con eslóganes como “más grande, más dura” o “la siento más grande”, que igual no son tan revolucionarios a estas alturas, temí que estuviese dirigida a ese grupo de políticamente-incorrectos-not-really. Esto, unido a que quienes creen que lo importante es tenerla grande suelen ser más básicos follando que la letra de ‘Friday’, me hacía pensar que quizás esta secuela sería bastante menos transgresora y divertida de lo que ella creía.

Pero estaba equivocado. Es verdad que hay gags que no son tan únicos como creen, y que explotar la bisexualidad de Deadpool en una peli de FOX (más allá de dos bromas no-homo) sí que sería políticamente incorrecto… pero son muchos más los gags que sí funcionan en ese sentido, y hasta se permiten mofarse del propio personaje para criticar ciertos gestos de cara a la galería de la industria (la primera vez que sale el nombre de X-Force). La principal novedad de esta segunda parte es un componente dramático mucho más presente que en la anterior, que se mezcla con el tono irónico del protagonista, a veces con peor fortuna (algunos chistes están metidos con calzador en mitad de un momento dramático, como queriendo evitar que el espectador se aburra) y a veces con mejor, como en las sensaciones tan extrañas que deja la secuencia inicial de créditos a ritmo de Celine Dion (‘Ashes’ se une, por cierto, a esa lista de posibles temas de 007 de los últimos años en la que también están ’24’ o ‘Rise Like a Phoenix’).

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La necesidad de que Deadpool suelte mil referencias por minuto mientras rompe la cuarta pared puede ser algo cargante a veces, pero por eso mismo es un acierto el contrapunto que suponen sus momentos con Coloso y, sobre todo, la incorporación como secundarios de Cable y Domino: Josh Brolin y Zazie Beetz están estupendos -y ojalá le hubiesen dado más minutos al personaje de Beetz. No funcionan tan bien Russell o las casi testimoniales Negasonic y Yukio.

Tras ‘Atómica’, David Leitch confirma su buena mano dirigiendo escenas de acción, y aquí puede presumir especialmente de la set-piece en la carretera y de la combinación de acción y comedia en la desternillante secuencia de paracaidistas a ritmo de AC/DC (y es que otro punto a favor es su BSO, que incluye desde los esperados a-Ha, Air Supply, Rupert Holmes o Pat Benatar hasta los WTF que suponen Enya, Cher y Skrillex). En definitiva, aunque a veces su protagonista se deslice de lo gracioso a lo graciosillo (también es parte de su esencia), ‘Deadpool 2’ es una divertidísima película cuyas dos horas pasan volando y que funciona cuando es acción y cuando es comedia, pero no tanto cuando es drama -aunque esto es algo que podría pulirse en ‘Deadpool 3’ o en ‘X-Force’. Ah, y sí, hay escenas postcréditos. Y son de las mejores que nos han dado los personajes de Marvel, pero no por la razón que puedes imaginar. 7.

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