Foto de La Bien Querida: Eric Pàmies
Crónicas de la jornada del viernes en el Parc del Fòrum barcelonés, con The National, Ibeyi, Charlotte Gainsbourg, Father John Misty, The Breeders, La Bien Querida, Josh T. Pearson o Confidence Man.
El viernes se encargaba de estrenar el escenario principal La Bien Querida, que con sus melodías pop y su delicada voz consiguió animar rápidamente el ambiente. Sobre todo desde en ‘De momento abril’. Algunas canciones funcionaron mejor que otras en un setlist de lo más variado. Sin embargo el electropop con ‘7 dias juntos’ como broche final no termina de ajustarse al resto y no llega a ser convincente. Fernando García.
Radiante, la maliense Oumou Sangaré actuó ante un público particularmente agradecido por su presencia, con ganas de empezar la jornada del viernes en Primavera Sound bailando sin parar, y ofreció un jocoso set centrado en su último disco, ‘Mogoya’. Quien no bailara ni un dedo en su concierto directamente no tiene alma. Sangaré se acompañó de sus instrumentistas habituales, a destacar el adorable Aboud Dialli, que interpretó el kamele ngoni pero además se marcó unos curiosos bailes a la vez que sonreía al público de oreja a oreja, y las coristas Kandy Guira y Emma Lamadji, exultantes y capaces de robar la atención de Sangaré debido a su innegable carisma. Un concierto rico y alegre que podía haber durado mucho más. Jordi Bardají.
Había curiosidad por ver el concierto de John Maus en Primavera Sound ahora que asegura que su anterior experiencia en Primavera Club -y la experiencia de su público- le hizo replantearse sus directos y enfocarlos de manera más convencional. Eso es exactamente lo que hizo para presentar sus nuevas canciones, pero como era de esperar, las interpretó haciendo gala del teatro que le caracteriza, vistiendo una formal camisa azul y unos pantalones negros, el profesor de filosofía se mostró completamente desatado ante el micrófono, berreando cada vez que podía, sudando todo el agua de su cuerpo y a menudo golpeándose la cabeza con el puño, cual desgraciado. Un set apasionado, que no apasionante: no es tan interesante el “personaje” que plantea Maus en cada canción y al final ver una es casi como haberlas visto todas. Jordi Bardají.
Mira que ya iba avisada del cambio de look de Josh T. Pearson pero, aun así, verle en el Hidden remedando las pintas de Springsteen en ‘Born in the USA’ y el pelo teñido de amarillo pollo fue un pasmo. Él mismo nos lo aclaró “recordaréis que era un tipo guapo con barba. Ahora me la afeité y soy aún más guapo”. Entre chistes desgranó canciones de su nuevo disco, ‘The Straight Hits!’, puro rock pegadizo. Pero el asunto se puso serio cuando decidió que iba a tocar “algunas de las canciones jodidamente tristes” de ‘The Last of the Country Gentleman’. Escuchar con banda bombas de relojería emocional como ‘Sweetheart I Ain’t Your Christ’, coronada con un final brutal gracias a la furia de la batería o esa barbaridad que es ‘Woman, When I’ve Raised Hell’ resultó apabullante. Con dolor, lo abandoné porque me esperaban las Breeders. Mireia Pería.
Por más que tengas ya controlado el recinto del Primavera, siempre lleva su tiempo cubrir las distancias entre escenarios, así que me perdí el primer tema de The Breeders. Las gemelas Deal están en un estado de forma estupendo, físico y musical, certificado por la alta presencia de temas de ‘All Nerve’, que reprodujeron casi a la perfección (¡qué bien tocaron!) y a los que les dieron todo el empaque que merecían. La gente, por eso, estaba más por la labor de celebrar ‘No Aloha’ o ‘Divine Hammer’, que sonó como un tiro, aunque personalmente me emocionaron más ‘Drivin’ on 9’, con Kelley bordando unos coros maravillosos en sustitución del violín que –según Kim– solían usar para tocarla, o una ‘Off You’ (única concesión a ‘Title K’) conmovedora. Kelley copó su cota de protagonismo con una potente ‘I Just Wanna Get Along’, uno de sus clásicos. Un montón de público abandonó tras un ‘Cannonball’ canónico y terso, coreado y botado masivamente. Craso error. Porque tras ‘Metagoth’ –olé por ellas, por no dejar su mayor hit como cierre– cayó ‘Gigantic’ de Pixies. Pelos como escarpias. Mireia Pería.
Casi pasando inadvertidos, los brasileños Metá Metá, que con su ultimo disco se consolidaron como una banda a tener en cuenta, salieron al escenario con una energía contagiosa. Su propuesta sonora abarca gran cantidad de géneros, desde el rock hasta el jazz. La peculiar voz de su cantante y la instrumentación sonaron realmente bien. Una pena que no hayan recibido la atención que se merecen, aunque esperemos que en un futuro vayan logrando más estatus. Fernando García.
Hay grupos que no están hechos para brillar en festivales y me da la sensación que Rhye es uno de ellos. Toda la exquisitez de sus sensuales canciones de R&B romántico se diluyó en la inmensidad del Fòrum, y casi tuvo más gracia el sweater de colorines de Mike Milosh que ninguno de los temas que presentaron, entre los cuales se contaron ‘The Fall’ y ‘Last Dance’ y varias canciones de su nuevo disco ‘Blood’. La sensación que dio el set de Rhye es la de estar ocupando un espacio de relleno en el festival: mala señal, sobre todo teniendo en cuenta que, el año pasado, sobre la misma hora, Sampha dio un concierto marvilloso, y que la música de Rhye, en un espacio adecuado, puede resultar muy emocionante. Jordi Bardají.
Foto de Father John Misty: Eric Pàmies
Vi a Father John Misty en Razzmatazz en noviembre y me pareció una señora actuación. Pues en el escenario principal del Primavera Sound, a pesar de la lejanía, el gentío y el polvo, me gustó aún más. El hecho de que, aparte de la banda habitual, le acompañara un grupo de cuerdas y metales clásicos, elevó el concierto a grandes alturas, a lo que hay que añadir que el sonido llegaba diáfano a casi cualquier rincón. Con una actitud cada vez menos mojabragas, pero aún así chula y de dominio del escenario, Josh Tillman se salió. Estrenó temas de su nuevo disco, recién salido del horno (quizás la que más me llamó la atención fue ‘Mr. Tillman’) y me rompió el corazón casi a las primeras de cambio con ‘Chateau Lobby #4 (in C for Two Virgins)’, que por fin pude escuchar en directo con toda su maravillosa fanfarria. Aunque lo mejor fue un ‘Pure Comedy’ soberbio (qué bien y bonito la cantó) y un cierre casi perfecto con ‘I Love You, Honeybear’ (me derritió) y ‘The Ideal Husband’ con todo el ruido necesario. Amo y señor. Mireia Pería.
Foto The National: Sergi Albert
The National eran los cabezas de cartel del día, añadiendo en este Primavera Sound un episodio más a su gira con su último trabajo ‘Sleep Well Beast’. Desde los primeros acordes de ‘Nobody Else Will Be There’ los americanos ya se acomodaron con una seguridad y una fuerza escénica memorables. Y la reacción del público fue muy receptiva. Matt Berninger a menudo recorría el escenario de un extremo a otro en busca de la conexión con sus fans. Su seductora voz grave llenaba el espacio de la manera más hermosa posible. Hubo lugar para dar pinceladas de casi todos los discos a excepción de su infravalorado álbum homónimo. Así, en uno de los momentos más altos, encadenaron ‘Guilty Party’, ‘Bloodbuzz Ohio’, ‘I Need My Girl’ y ‘Day I Die’, que fue un autentico lujo escucharla y más dada la ascendente entrega de un público que cantaba todas las canciones. Tampoco faltó la emocionante ‘Fake Empire’ en un setlist muy completo, repleto de grandes éxitos y confirmando a buena parte de las canciones de ‘Sleep Well Beast’ como himnos. Fernando García.
Superorganism tocaron anoche ante el mayor público de su carrera, en palabras de su cantante Orono Noguchi, que no se podía contener de la emoción, asegurando todo el rato que no se creía lo que estaba viendo (“this is fucked up guys, THIS IS SERIOUSLY FUCKED UP!”) o alzando la voz en momentos totalmente random de sus canciones por culpa de la emoción. Al final, extasiada, pegó un par de chillidos sin venir a cuento antes de retirarse el grupo del escenario. Pero es que por supuesto que había gente en el concierto, Superorganism ofrece un espectáculo divertidísimo con coreografías y proyecciones de videojuegos y sus canciones ultra pegadizas y llenas de “samples” y ritmos crujientes, como ‘Something on Your M.I.N.D.’, ‘Everybody Wants to Be Famous’ y ‘Night Time’, no podrían ser más contemporáneas y apetecibles. El grupo es puro 2018 y su show es prueba de ello. Jordi Bardají.
De una elegancia suprema fue el concierto de Jorja Smith, que actuó vestida de largo, frente a una pantalla con fondo rojo pasión (¿no parecía una cortina?) y su nombre escrito en grande, como buscando simular la atmósfera de un concierto de jazz clásico. Presentó ‘Lost & Found’, su próximo álbum, en un concierto en el que demostró, gracias a temas como ‘Teenage Fantasy’, ‘February 3rd’ o ‘Blue Light’, por qué es una de las mayores promesas del soul británico actualmente, y en el que no dejó de interpretar su conocida versión de ‘Lost’ de Frank Ocean e incluso un cover de ‘No Scrubs’ de TLC que todo el mundo cantó a pleno pulmón. Pero ojo, las canciones de Smith también fueron muy coreadas: ya forman parte de la vida de mucha gente, y si algo demostró su set anoche, es que ese es precisamente el destino de Smith. Jordi Bardají.
Foto The National: Paco Amate
Ibeyi fueron la tercera pareja de gemelos que vi en la jornada de viernes, tras las Deal y los Dessner de The National. Todos, además, bordando conciertazos. Pero a pesar de la dura competencia, en mi corazón el de las hermanas Diaz fue el mejor de los tres. Las expectativas eran grandes, el escenario Pitchfork estaba lleno a rebosar. Arrasaron. Solas, con sus percusiones, sus programaciones y sus teclados, derrocharon pura energía, simpatía, activismo y feminismo, la conexión con el público fue total desde el primer segundo. La furia con la que atacaba las percusiones Noemí, la intensidad con la que cantaba Lisa (una voz bellísima), contrastaba con la elegancia natural de su música. El repertorio se centró prácticamente en el fantástico ‘Ashes’, que no solo defendieron musicalmente, sino verbalmente, comentándonos la naturaleza de cada tema. Por ejemplo, Lisa nos explicó que ‘I Wanna Be Like You’ la escribió en homenaje a Ney (Noemi), porque quería ser como ella (“mala como ella, twerkear como ella”, aclaraba admirativamente), que compusieron ‘No Man Is Big Enough for My Arms’ durante la campaña electoral de EEUU, tras las infames declaraciones de Trump sobre “agarrar mujeres por el coño” y cómo Michelle Obama les dio permiso para usar su discurso en la canción… ¡y con que nivel de afirmación entonaban su estribillo! Pero lo apoteósico llegó en ‘Deathless’, que presentaron como “una canción para levantarte fuerte por la mañana”. La alargaron en una coda emocionante, cantando a capella, bailando y marcando cada “Deathless!” con sus pisadas, haciéndonos cantar hasta estar satisfechas del volumen que alcanzamos. Si esto ya no fue los suficientemente arrebatador, ya lo dinamitaron todo con la presencia de Mala Rodríguez en ‘Me voy’. Y como colofón, cerraron cantando ‘Deathless’, y gritándonos “You are deathless!”. Un absoluto derroche. Mireia Pería.
Foto Charlotte Gainsbourg: Garbiñe Irízar
Quienes vimos a Charlotte Gainsbourg, alguien que no suele realizar demasiadas giras, tuvimos el privilegio de escuchar una canción nueva que nunca antes había tocado ‘Remarkable Day’. Aunque el setlist se basó en su mayoría en su último álbum, ‘Rest’, dedicado al completo a su hermana Kate, que falleció. El halo oscuro y misterioso lo creaban una puesta en escena tan sencilla como potente -había cuadrados de luces fluorescentes situados en diferentes partes del escenario, y en el centro el más grande de ellos «encerrando» a ella y a su teclado-, las maquinas de humo y el fuerte contenido electrónico. ‘Ring-a-Ring o’ Roses’ o ‘Kate’ fueron algunos de los mejores momentos del concierto. Como también lo fue la presencia magnética de Gainsbourg y su voz triste llena de sentimiento. Fernando García.
Siempre es un gustazo ver a Haim, viejas conocidas del Primavera, en acción, sobre todo porque su repertorio está lleno de hits, pero también porque su pasión en el escenario es innegable. No tocan una canción sin que parezca la mejor. Las hermanas interpretaron todas las canciones que se esperaba de ellas (‘The Wire’, ‘Falling’, ‘Forever’, ‘Want You Back’, ‘Don’t Save Me’, ‘Nothing’s Wrong’) y aún les faltaron canciones (‘If I Could Change Your Mind’), por lo que su show incluso se hizo corto. No fue ‘Right Now’ la canción más celebrada de la noche (¿se la sabe alguien?), pero por lo menos supuso un buen cierre cuando las hermanas la alargaron hacia una épica coda tamborilera. Jordi Bardají
El de Cigarettes After Sex como cabía esperar, fue un concierto bonito. Quizá no sea un grupo «de festival», ya que probablemente en una sala la experiencia sería aún más especial. El escenario ideal hubiese sido alguno de los principales, mejor que el anfiteatro descubierto, un espacio demasiado abierto, que impedía su limpieza acústica característica. Pero aun así dieron la talla y capturaron una atmósfera inmersiva con sus melodías oníricas. No hubo ninguna canción que destacara por encima de la otra, manteniendo un tono regular pero nunca monótono. Aunque por gusto personal, siento más predilección por temas del álbum como ‘Sweet’ o ‘Apocalypse’ que su mayor éxito del EP, ‘Nothing’s Gonna Hurt You Baby’. Fernando García.
Arca no presentó su disco, pero para las horas que eran, pasadas las 2.00, hizo algo mejor, ofrecer un DJ set delirante en el mejor de los sentidos. Arca alternaba la mesa de mezclas con su uso del escenario a modo de pasarela, en el que exhibía su cuerpo semi desnudo -solo tapado por un crop top, una cortísima falda de tubo y unos tacones- con la elegancia y el saber hacer de una verdadera estrella. Arca ofreció un DJ set distinto en el que solo pinchaba música (de flamenco a ‘Hollywood’ de Madonna pasando por frenéticos ritmos latinos e incluso metal o ‘Anna Wintour’ de Azealia Banks) para deformarla y destruirla con su brutalismo electrónico, dando lugar a una sesión de baile casi imposible de bailar, turbia y sumida en incertidumbre. Un show fascinante que cumplió su cometido, hacernos olvidar la “realidad que diariamente nos acribilla”, como dijo el mismo Arca, que en mi opinión se encuentra entre los mejores espectáculos que ha producido el festival este año. Jordi Bardají.
Confidence Man aportaron todo lo que se puede esperar de un buen cierre de jornada. Diversión, entretenimiento y buen rollo en un espectáculo electrónico en el que las coreografías e indumentaria del dúo (hombreras con luces él, y sujetador con luces ella) conseguían hacer reír y bailar. Un show desenfadado y más que correcto. Fernando García.