El inicio de las exitosas colaboraciones musicales entre Benjamin Biolay y Keren Ann -dos de los artistas franceses más queridos aquí en JNSP- se suele situar en 2000, con el célebre ‘Jardin d’hiver’ compuesto para Henri Salvador, cuyo éxito les puso en el mapa como los músicos más eminentes de aquella “nouvelle chanson” de comienzos de década. Sin embargo, su pasado juntos se remonta al grupo Shelby, un efímero proyecto de pop 90s cuyo único single, ‘1+1’, sonaba a estrambótico híbrido de los Corrs y Joan Osborne (la canción recuerda muchísimo a su ‘One of Us’). Junto a Biolay y Ann, Shelby se completaba con una violinista y cantante llamada Karen Brunon, que Benjamin conocía desde su adolescencia en el conservatorio de Lyon.
Dos años después del fracaso de Shelby, el sello Epic trató de lanzar en solitario a Karen, con el apoyo de nuestro apreciado dúo compositivo. La canción escrita para la ocasión, ‘Dieu créa la femme’, repetiría sin embargo el fracaso del grupo y se quedaría, a pesar de su calidad, en otro intento efímero de un solo single. Era una pieza de pop directo, con letra extremadamente breve, que giraba alrededor de una simple idea, condensada en el estribillo: “me gustaría ser un hombre sin melodramas / pero Dios creó a la mujer”. Su fracaso resulta una injusticia a todas luces por su evidente potencial comercial, que llevaba el sello melódico inconfundible de Ann/Biolay sustentado por un ritmo “baggy” muy de comienzos de la década:
La pieza acusaba también algunos problemas, principalmente esa masterización ultracomprimida que hacía fosfatina el rango dinámico de la canción y añadía una irritante distorsión, un efecto colateral habitual en las “loudness wars” del cambio de milenio. Una pena que sin embargo no impide disfrutar de esos exquisitos arreglos de cuerda de Biolay que engrandecen aún más el bello estribillo, o la guitarra twangy que adorna la introducción y el final.
La parte más misteriosa de la historia de esta canción es, sin embargo, su desaparición de las redes casi sin dejar rastro. Para ser un lanzamiento de una compañía importante, resulta muy desconcertante su total ausencia en plataformas de streaming, o en el mismo Youtube. Ni siquiera en la dark web de los P2P es apenas localizable. De hecho, intentar subir el inexistente vídeo para este artículo me costó lo que nunca me había pasado: la cancelación de mi cuenta de Youtube por infringir un copyright… Un borrado de pruebas históricas que bordea lo estalinista y está muy en la línea de lo que viene pasando con otra área “gris” de la carrera de Benjamin Biolay: la completa ausencia en las plataformas de sus dos singles pre-’Rose Kennedy’, de 1997 y 1998, los que grabó para el sello EMI. Canciones esquivas que sólo se pueden escuchar cuando fans anónimos las suben a Youtube hasta que son retiradas de nuevo. Por ejemplo, hace un par de meses alguien compartió este documento fascinante: el clip de su primer sencillo (‘La révolution’) en el que la propuesta estética 90s de Biolay es tan desconcertante como su estilo vocal.
Casi simultáneamente al fallido proyecto Karen, Ann y Biolay engarzaban sus respectivos (y colaborativos) álbumes de debut, esas dos maravillas tituladas ‘La biographie de Luka Philipsen’ y ‘Rose Kennedy’, que les acabarían de consagrar artísticamente. Karen continuaría trabajando con su violín para artistas tan prestigiosos como Charles Aznavour, Brian Wilson o Damon Albarn, pero en 2014 (ahora ya con su apellido Brunon) conseguiría por fin retomar su carrera de cantante junto a sus viejos amigos con el interesante álbum ‘La fille idéale’: producido por Biolay y coescrito por Ann, Biolay y Brunon, supondría el relanzamiento finalmente exitoso de una carrera que 14 años antes había encallado a pesar de tan brillante canción de debut.
‘Dieu créa la femme’ suena en el último Popcasting de Jaime Cristóbal, ya disponible en este enlace.