Invisible Harvey / No es justo que llegues ahora

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Invisible Harvey / No es justo que llegues ahora

Un hombre adulto, con aparente intención de pasar desapercibido y una mueca sonriente, se pasea por las páginas del encarte de ‘No es justo que llegues ahora’ con un gorro blanco rematado con grandes orejas de conejo, dejando a su paso en el suelo la marca de pequeñas huellitas como las del mismo animal. Las bonitas ilustraciones de Martín Tognola en la portada e interior del libreto del segundo disco de Invisible Harvey evocan de nuevo la película de los años 50 que da nombre al grupo, en la que su protagonista tiene como mejor amigo a un conejo humanoide. Y, a la vez, expresan gráficamente cuánto de cercano y desconcertante a la vez tienen las canciones del proyecto musical comandado por el también guionista y cineasta Dimas Rodríguez.

Tras la sorpresa de ‘La puerta giratoria’, su debut de 2016, este segundo esfuerzo se presenta con fuerzas renovadas, aunque con idénticas armas que en aquel disco: los arreglos de voces y cuerdas de la violonchelista Núria Maynou y el violinista Joan Gerard-Torredeflot y la producción colaborativa de Cristian Pallejà y Ferran Resines. Esas nuevas fuerzas parecen venir de una aparente mayor cohesión entre ellos y más confianza, la que desprende el sonido del grupo y, también, su cantante. Y es que Dimas entona sus himnos de “loser” antonomástico como un Woody Allen con 40 años menos, que se burla ufano del patetismo que desprenden sus propias frases, versos como “sé que llego tarde con mi mirada, para salvarte hoy, con mi mirada, tan indecisa hoy”, como “fue una equivocación pero sigo enganchado, quizá a la ilusión del que no tiene a nade¡ie”, como “vivo en una casa encantada, sigo sin poder dormir. Y con tantos miedos que escondo, sigo sin poder huir” o como “fui el número 1 en estar callado y también el último. Y en medio no había nadie”.

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Un derrotismo tan desolador que casi pide ser zarandeado para espabilar de una vezapenas aliviado por el sentido del humor algo surrealista que desprenden ideas como lo que tiene de viaje al pasado escuchar un mensaje de voz de un contestador o la cobardía de enfrentarse a un desafiante árbol de Navidad. Eso y, sobre todo, el contrapunto a tanta tristeza que ofrecen unas canciones realmente exquisitas de pop orquestado y elegante, que no es una exageración decir que darían el pego en el repertorio de Belle and Sebastian –‘Carta a un helicóptero’, ‘Te da vergüenza ser feliz’, ‘Vivo en una casa encantada’–, Camera Obscura –‘Un árbol de Navidad nos planta cara desde la ventana’, ‘Un puñetazo en el corazón’–, Clem Snide –‘Si quieres viajar al pasado, llama a tu contestador’, ’No es justo que llegues ahora’, con su precioso sólo de violín–, Destroyer –‘Salí al escenario porque me lo pidió el mago’, ‘Tú y yo juntos somos un zoo’ (¡qué final!)–. Apenas ‘Fui el número 1 (y también el último)’ y ‘Tengo el pelo oscuro aún desde esta distancia’ (sí, es bastante complicado aprenderse los títulos de estas canciones) rebajan un poco el buen nivel general que, a pesar de no ser excesivamente original, sí que tiene la suficiente entidad y personalidad como para confirmar a Invisible Harvey como uno de los nuevos proyectos más agradables del panorama indie nacional (pese a que su vocación no sea nada underground). Incluso aunque ya haya dejado de ser una sorpresa.

Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Carta a un helicóptero’, ‘Te da vergüenza ser feliz’, ‘Tú y yo juntos somos un zoo’, ‘Vivo en una casa encantada’
Te gustará si te gusta: Belle and Sebastian, Destroyer, La Costa Brava
Escúchalo: Spotify

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