Shamir / Resolution

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Shamir / Resolution

De pequeño, Shamir cantaba en un coro, donde su profesor intentaba cambiar su forma de cantar por considerarla impostada; le decía que era demasiado antinatural para ser natural. Todo en él hace pensar a mucha gente que tiene que ser un personaje artístico, desde su forma de cantar, más andrógina imposible, hasta su estilo al vestir, pasando por su físico y sus concepciones respecto a la fluidez de género (al hilo de aquellos que dicen que Shamir está más allá del género, hay una hilarante sentencia de Mike Powell, que opina que éstos no terminan de entenderle, y que “llamar a Shamir “post-género” es como llamar a un calvo “post-pelo””). Pero lo cierto es que el estadounidense siempre se ha sentido incomprendido, incluso entre la prensa musical que, una vez que le tenía ya categorizado en un tipo concreto de pop, no supo qué hacer con él cuando empezó a adentrarse por otros estilos, valorándole menos a partir de entonces (es interesante al respecto esta reflexión que hace Gus Fisher en Afropunk sobre si el ser racializado o LGBT influye a la hora de que tomen en serio tus experimentos). En otro de esos movimientos que Shamir está acostumbrado a hacer sin que la gente entienda muy bien el por qué, hace unos meses sacó sin avisar tanto su nuevo disco, este ‘Resolution’ del que ahora nos ocupamos, como ‘Room’, un EP con dos canciones, ambos a la vez. ‘Resolution’, masterizado por Zach Hanni, es su cuarto trabajo, después de que el año pasado sacara ‘Revelations‘, poco después de ‘Hope‘ -también sin avisar-, y lejos ya de su debut largo con ‘Ratchet‘.

Si escuchamos ahora ‘Ratchet’ hay dos principales cosas que nos vienen a la mente. La primera es el odio irracional hacia la, siendo objetivos, muy pegadiza ‘On The Regular’ por parte de los que en ese momento no teníamos Spotify Premium (fue el tema estrella de la plataforma para interrumpir lo que escuchabas). Y la segunda es que casi no parece la misma persona que ha publicado este ‘Resolution’: la fluidez de Shamir se nota también en lo musical, de unos inicios haciendo lo que él denominaba “pop gótico-electrónico” al equilibrio entre country, pop de cámara, rock lo-fi y art-pop que maneja ahora. Hay temas que recuerdan a la Marina de ‘Froot’ (de la que Shamir es muy fan), otros más rockeros (’10/11′), ecos de metal mientras canta “no hay suficiente alcohol líquido para hacerme sentir que no soy un desastre” en la interesantísima y agresiva ‘Glass’, retazos country (‘Sanity’) y una clarísima influencia de Perfume Genius en muchos temas, especialmente en la estupenda ‘Larry Clark’. Ésta parece un homenaje a los personajes de la filmografía del director (“drink everything to try to forget / wild child that belongs to the night / wondering if anything feels alright / release your heart to anyone who would buy / but always feel cold and dark inside”), incluyendo en “cause I’m two feet in, and you’re one foot out” un posible guiño a su obsesión con los pies.

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También se trata en ‘Larry Clark’ la salud mental, que no es algo externo a Shamir (fue hospitalizado por un brote psicótico el año pasado, diagnosticándosele trastorno bipolar) y supone un tema recurrente en el álbum: ahí están ‘Sanity’, ‘Panic’ y la más certera al respecto, ‘Dead Inside’: “my kneees feel weak and I can’t do anything but lie down / scene set so still, nothing feels real and I feel dead inside / doubt floods my thoughts, my heart is a box / it’s empty with nothing inside”. Más simple, en comparación, resulta ‘The things you love’, y podríamos pensar que también trata sobre ansiedad ‘I can’t breathe’, pero realmente va sobre la brutalidad policial. La canción encargada de abrir el álbum, que se acerca a The War On Drugs (de nuevo, quién lo diría tras ‘Ratchet’) supone musicalmente el cénit de éste, y de hecho es un riesgo empezar soltando semejante temazo (desde ya de lo mejor que el estadounidense ha compuesto). Pero, más allá del sonido, su letra esconde un juego tan inteligente como descorazonador: si el primer “I can’t breathe” es literal, pronunciado por el chico que recibe la paliza justo antes de morir, el segundo es del propio Shamir como reacción ante los gritos de esa madre, como reacción ante tanta desolación. Su tremenda sensibilidad puede jugar en su contra a nivel personal, pero a nivel artístico proporciona temas tan bellos como éste, y otros grandes momentos en el álbum, y en todo su repertorio.

Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘I Can’t Breathe’, ‘Larry Clark’, ‘Glass’
Te gustará si te gusta: Kelela, The War On Drugs, Frankie Cosmos, Mac DeMarco, Perfume Genius, Marina & The Diamonds, Empress Of, ANOHNI
Escúchalo: Spotify

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