Es tal la avalancha de novedades que se genera semana a semana que tratar de dar abasto es muy complicado. El riesgo de no reseñar lanzamientos interesantes y/o relevantes es inevitable. Como inevitable es la tentación de dejarse vencer por las prisas y aparcar las críticas de aquello que ya no es novedoso. Pero, aunque tarde (el álbum es de mayo), obviar el debut de Halo Maud (el nombre tras el que se esconde la cantante, compositora y multiinstrumentista Maud Nadal) se me hacía demasiado… inexcusable. Porque es un disco maravilloso, tal como pudimos comprobar en el pasado Primavera Club.
Nadal no es novata, por eso, ya que fue miembro la banda francesa de psicodelia Moodoïd. El cabecilla del combo es Pablo Padovani, colaborador de Melody’s Echo Chamber, así que las comparaciones con Melody Prochet no son meramente estilísticas. Pero en Halo Maud el componente pop es mucho más acusado, lo que le acercaría más Beach House que a Tame Impala. En ‘Je suis une Ile’, se mezcla alegremente el prog y la psicodelia pastoril con un pop delicado y encantador pero enérgico a la vez. La voz de Maud, doblada y filtrada, tiene un timbre aniñado que, por momentos, recuerda a la primera Björk y que otorga el toque mágico, sin caer en la languidez. La belleza y el encanto de la inicial ‘Wherever’ te arrastran, entre redobles juguetones, rápidamente a su terreno; terreno al que te atan ‘Du pouvoir/Power’, con la batería rememorando el patrón rítmico de ‘When Doves Cry’ de Prince, o una ‘Chanceuse’ digna de los últimos Arcade Fire. En todos estos temas, la vena más psicodélica va mostrando la patita en forma de teclados brujos y guitarras expansivas, hasta que se muestra en todo su esplendor en ‘Surprise’ o ‘Tu Sais Comme Je Suis’.
Pero si la primera parte del álbum es de glorioso pop psicodélico, la segunda es muchísimo más progresiva. A partir de la quasi letanía de ‘Baptism’ ganan los paisajes más tenebrosos, densos y sinfónicos, que explotan en ‘Fred’, repleto de percusiones, guitarrazos y panderetas dignas de los setenta. Las digresiones alcanzan su cenit en las posteriores ‘Je Suis Une îlle’ o ‘Proche Proche Proche’. Pero esta deriva se modera en ‘Dans la Nuit’, la cima del disco, en la que aúna con mayor precisión el pop electrónico con los paisajes oníricos.
En ‘Je Suis Une île’ el photo-finish daría como vencedora su vertiente melódica sobre la progresiva… aunque esta es una valoración absolutamente personal. Porque seas más de dream pop, seas más de psicodelia, el de Halo Maud es un sendero digno de ser recorrido.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Wherever’, ‘Du pouvoir/pouvre’, ‘Chanceuse’, ‘Baptism’, ‘Dans la nuit’
Te gustará si te gusta: Melody’s Echo Chamber, Beach House, Björk, Julia Holter
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