Como ya es costumbre, cada año apuntamos a artistas y bandas noveles o aún poco conocidos que a lo largo del nuevo curso podrían convertirse en nombres relevantes, bien sea desde el punto de vista comercial, artístico o, en casos extraordinarios, de ambas cosas. Este 2019, junto a nombres en los que hemos profundizado en los últimos meses en nuestra sección Revelación o Timo, como King Princess, slowthai, Nilüfer Yanya, G Flip, Raveena, Jade Bird, Tierra Wack, Sasha Sloan, Sorry o Ava Max, confiamos en estas 15 propuestas internacionales. [Imagen interior: Vendredi sur Mer; imagen de portada: Orville Peck]
Complementamos el artículo con una playlist de Spotify que recoge una selección de temas de estos artistas y grupos, y a la que sumaremos artistas nacionales cuando publiquemos el correspondiente especial.
Courtney Shanade Salter es una de esas cantantes de la vieja escuela de la música negra, con un color que remite a Minnie Ripperton, Anita Baker o Erykah Badu, perfecta para aquellas quiet storms setenteras de soul subido de tono. Quizá por eso enganchó a J. Cole, que la fichó para su sello Dreamville, y quizá por eso, tras su EP debut ‘PHO‘, ha terminado de encontrar su sitio al acudir a una estética más clásica –evocando al soul de Philadelphia– en los adelantos de su próximo disco largo. Además, también saca el partido a lo sugerente de estos sonidos con unas letras abiertamente sexuales o, como poco, con doble sentido: «40 sombras de ahogo» –»Sólo quiero tus manos alrededor de mi cuello», canta en ella–, «Crema batida» o «La chica de crema de karité» –’Shea Butter Baby‘ es su aportación junto a su «jefe» para la BSO de la nueva secuela de la saga ‘Rocky’– invitan a imaginar.
Esta jovencísima cantante nacida en Ibiza pero educada en Antigua (de isla a isla, vaya) lleva también un par de temporadas dándose a conocer con el pop de base electrónica y ambientes oscuros de ‘Concrete Jungle’ y ‘Outsiders’ –que contiene una referencia a ‘The Wall’ de Pink Floyd–, acumulando millones de streamings sin excesiva promoción, gracias al boca-oreja. Y es que, como Billie Eilish o Melanie Martinez, Au/ra ofrece una imagen de «outsider» –en su caso, caracterizada por una larguísima melena de color verde, que emplea como imagen característica– que casa a la perfección con el aire neo-emo de sus canciones. En 2018, su estatus crecía al colaborar en un tema del último álbum de Alan Walker (‘Darkside’, que ya acumula más de 125 millones de escuchas en Spotify) o participar en uno de los populosos eventos de The Ibiza Classics dirigidos por Pete Tong, a la vez que lanzaba su primer EP, ‘X Games‘, con temas como ‘Panic Room‘ o ‘Emoji’. No nos extrañaría agotando entradas en salas de medio aforo en nuestro país (como mínimo) dentro de nada.
Es fácil dejarse llevar y ver en esta adolescente de Londres a una especie de Lily Allen de la Generación Z. Al menos si escuchamos singles como ‘Flickle Friend‘ o el reciente ‘Life Again’, pizpiretos ejercicios de pop electrónico con toques de doo-wop y una mezcla de candidez y descaro. Sin embargo, Caldarone tiene otra faceta que hace imaginar por qué sus padres escogieron el nombre de Blossom Dearie y toca el chelo desde los 3 años. Es la que muestra en delicada orfebrería orquestal como ‘Aldo‘ o los temas de su EP debut de 2017, preciosidades como ‘Fairytale Lullaby’ o ‘1964’ que la muestran más próxima a Rumer.
Por décadas que pasen, parece que la música disco nunca deja de inspirar nuevos enfoques que la hacen permanecer fresca. En este caso, Matthew Urango, un chico de Oxnard (como Anderson .Paak) de ascendencia latina (aunque también procede de nativos americanos) aporta esas raíces a un funk-soul-boogie con más calle que glamour que no extraña que haya logrado cautivar a los responsables del sello francés Record Makers, llevándole a compartir catálogo con Sébastien Tellier o Kavinsky. Su EP ‘Black Boogie Neon’ con temas tan vibrantes como ‘Penny Girl’ o ‘Beige 70’, son harto prometedores.
El encanto de lo retro es inagotable, especialmente si se le imprime frescura como hacen FUR, un cuarteto de Brighton por cuya estética podríamos deducir que son coetáneos de las primeras encarnaciones de The Kinks, The Beatles o The Zombies. Y no sólo me refiero a sus pintas de Purple Weekend sino también a sus canciones, que van incluso más allá, evocando a Buddy Holly o Roy Orbison, sólo que con el vigor de Real Estate o Arctic Monkeys. Además, pueden presumir de contar las visitas a sus cuidados vídeos oficiales por cientos de miles –la joya de su corona es el de ‘If You Know That I’m Lonely‘, que se acerca ya a 5 millones–, y sin contar con la maquinaria promocional de un sello detrás. El próximo 14 de febrero publican su primer EP, toda una reválida.
El efecto Clairo, ese con el que una chica que lanza canciones al mundo a través de Youtube desde su dormitorio y se convierte en un pequeño fenómeno, ha vuelto a suceder. Esta vez con una joven danesa de 19 años, Marie Ullven, que ha logrado que las canciones que ha subido a Spotify cuenten sus escuchas por millones. Canciones sencillas de jangle pop con espíritu lo-fi, que remiten a los primeros The Drums, a The Pains of Being Pure at Heart e incluso a Papas Fritas, y por todo ello resultan encantadoras y adictivas. Canciones enérgicas y bailables como ‘I Wanna Be Your Girlfriend’ –su canción-bandera–, ‘Girls‘ o ‘We Fell In Love In October’ que, además, cuentan con un factor no tan común: para muchas, se han convertido en himnos personales al retratar sin complejos la pasión y la atracción entre mujeres.
‘Still Feel’ ha sido uno de los fenómenos virales de 2018 en YouTube, sin más promoción que el propio plano-secuencia ejecutado por el grupo y dos bailarines, con un ingenioso movimiento de cámara y una estupenda coreografía, atrapa irremediablemente. Pero no cabe atribuir los 13 millones de visualizaciones sólo a eso, sino también a su atractiva canción, a medio camino de Maroon 5 y Hot Chip. ‘Still Feel’ ha catapultado a este trío de California, que ha pasado de la autoedición a ser fichado por RCA (han licenciado todas sus canciones, incluido el EP ‘3’). La multinacional ha publicado su nuevo single, ‘arrow‘, que prosigue por similares derroteros de funk pop elegante y sofisticado que apuntan maneras.
Es bastante probable que el nombre de esta mujer de Carolina del Norte te resulte familiar: o bien porque recuerdas que publicó un primer EP en 2016 bajo el paraguas del influyente sello indie True Panther; o bien porque la habrás encontrado tocando el violonchelo y/o cantando en trabajos de Florence + The Machine (‘High As Hope’), Solange (‘ A Seat at the Table’), Blood Orange (‘Negro Swan’ y ‘Freetown Sound’), Father John Misty (‘Pure Comedy’) y hasta Lady Gaga (‘Joanne’). El caso es que por fin parece que le ha llegado el turno de confirmar su talento también en solitario y, bajo el auspicio de Columbia, lleva mese proyectándose hacia un prometedor debut del que ya ha estrenado ‘Shades of Blue’ y ‘Due West’, dos estupendas canciones en las que el R&B y el soul conviven con el dream pop. Y su mentalidad es tan abierta que es capaz de apoderarse, con todo el sentido, de aquella maravilla de 10CC, ‘I’m Not In Love‘.
Si es cierto lo que cuenta, esta chica de Londres de tan sólo 18 años es un verdadero prodigio del pop: con una escueta formación de piano, cuenta que la primera canción que compuso junto a un amigo productor fue ‘Underwater’, un single magnífico que inevitablemente nos lleva a pensar en Lorde o, más próximas a ella geográficamente, Let’s Eat Grandma. Pero es que eso sólo fue la chispa que prendió la mecha y, desde esa canción lanzada en 2017, no ha hecho más que lanzar singles a cual más impresionante: ‘Eyes On You’, ‘The Shadow’ –todo un pepinazo clubber–, ‘She Was a Dancer’ o ‘Night Running’ se mean en cualquier campamento de composición pop, tan en boga en los últimos tiempos. Parece sólo una cuestión de tiempo que Turner y su equipo maduren su concepto y ella se convierta en la estrella del pop del futuro.
¿Alguna vez te habías imaginado a Perfume Genius haciendo versiones de Elvis Presley o Johnny Cash en plan crooner? Pues deja de imaginar, porque eso es lo que, más o menos, encontrarás en este misterioso cowboy enmascarado llamado Orville Peck. Y no es un decir: este canadiense basa toda su estética en esa imagen, con unos flecos dejando apenas entrever su rostro, aunque un punto de sordidez algo lynchiano y de ambiguedad sexual aportan sazón al estereotipo. En cuanto a su música, podemos añadir a lo ya dicho que su impetuosa voz, a medio camino de Chris Isaak y Martin L. Gore, brilla en canciones de apariencia clásica (‘Big Sky‘ y ‘Dead of Night’) pero con cierto punto de ensoñación. El 22 de marzo Sub Pop publica en todo el mundo ‘Pony’, su debut, y ya estamos intrigadísimos escucharlo.
Chile ya no sólo es cuna de fantásticos artistas de electropop, neofolclore o post-noisepop, sino también de una nueva generación empapada de hip hop y R&B. Y su más destacada representante es Paloma Mami: con un nombre inspirado por el alias de Drake en Instagram («Champagne Papi») esta joven de 19 años está suponiendo toda una revolución no sólo en su país, sino en toda Latinoamérica. Impulsada en parte por la difusión que J Balvin, Maluma o C. Tangana dieron a su primer single ‘Not Steady‘, su vídeo se aproxima a 25 millones de reproducciones. Y su continuación, ‘No te enamores’, le sigue de cerca. Su estilo, que podríamos asemejar con el de Kehlani, SZA o Tinashe, se devanea con soltura entre el rap y el soul, contando además con la ventaja del bilingüsimo (en realidad, nació en Nueva York de padres chilenos, y no ha sido hasta hace pocos años que se ha trasladado a Santiago) que la puede llevar a triunfar en el mercado gringo e hispanohablante por igual.
La nota de prensa del sello Domino, que el próximo 8 de marzo publica su álbum debut ‘SASAMI’, habla de Sasami Ashworth como una músico superdotada que se ha empleado durante los últimos 10 años grabando como instrumentista para el grupo Cherry Glazerr o escribiendo arreglos de cuerda en discos de Curtis Harding, Wild Nothing o Hand Habits. Ahora SASAMI desata todo su talento en su proyecto personal, que si nos atenemos a ‘Not the Time’ nos lleva a un mundo de shoegazepop, mientras que el reciente ‘Jealousy’ –con imperdible vídeo inspirado en unos lúgubres personajes de ‘Matilda’ de Roald Dahl– es algo más tenebroso, con ambientes a lo Ariel Pink. ¿Estamos ante la Mitski de 2019? En unas semanas saldremos de dudas.
Estos dos tipos con apariencia de freaks no engañan: lo son. Al menos, para lo que acostumbramos a ver en el mundo del rock, que ya es. Ronnel y Loral Raphael (efectivamente, el nombre de su grupo no es nada metafórico) son dos chicos que no tienen el más mínimo reparo en decir que creen en Dios y en plasmar esa fuerte espiritualidad en unas canciones que, dicen, son tan filosóficas como teológicas. Así, el vídeo de su primer single ‘Eating People’ –inspirada por un pasaje de la Biblia– muestra una actuación suya en una iglesia… aunque desde luego una pareja empujándose y aproximándose al sonido de The Jesus and Mary Chain no es lo que uno espera escuchar en ese entorno (y no hay más que ver las caras de su forzoso público). Esa canción (y su cara B, ‘Rio‘) les bastaron para que nada menos que Charlotte Gainsbourg les invitara como teloneros en algunos conciertos europeos. Sin embargo, en la reciente ‘A Nation of Bloodsuckers’ ofrecen otro perfil distinto y casi más interesante, con The Flaming Lips o Spiritualized en el retrovisor.
A menudo parece que las conexiones entre artistas que establecemos desde la prensa son caprichosas, pero en el caso de este trío de Limerick, Irlanda, es imposible no citar a sus paisanos The Cranberries para hablar de ellos. No sólo porqueel trío se forjó entre pintasen el mismo pub que lo hizo el grupo de Dolores O’Riordan o porque hayan versionado de manera oficial ‘Dreams‘, sino porque la voz de su cantante y bajista, Aoife Power, recuerda poderosamente al de la artista fallecida hace un año –no hay más que atender al arranque de su nuevo single, ‘Never Let Go’–. Voz que emplea en canciones como ‘Pretty Pure‘ o ‘Given Up‘, de un rock vibrante y heterogéneo, reminiscente de los 80 y 90 pero a la vez fresco y vivo, a la manera de unos Wolf Alice.
La suiza Charline Mignot mostró desde pequeña un gran talento e interés por la fotografía, que a su vez la encaminó al mundo de la moda. Escribió su primera canción para que hiciera de banda sonora de una sesión de fotos, y así nació Vendredi sur Mer, una especie de proyecto en el que lo visual y lo musical –con producciones de electrónica heredera de los trabajos de los 70 y 80 de Gainsbourg, Etienne Daho o Moroder– van de la mano. Tras el EP debut de 2017 ‘Marée basse‘, que incluía sus primeros éxitos ‘La femme á la peau bleue‘ y ‘Les filles desir‘ (siempre con preciosos vídeos en los que el sexo es el eje principal), el próximo 22 de marzo llegará ‘Premiers émois’, el primer álbum de VSM. Y su primer adelanto, ‘Écoute Chérie’, no podía ser más prometedor.