Bueno… lo que no ha cambiado nada es la sensación de «apocalipsis». Como pasa con otros proyectos como León Benavente, cualquier excusa es buena para introducir las inquietudes sociales, como se ha visto muy bien en el single que ha llamado ‘Putochinomaricón’, en la que los influencers son puro nihilismo mientras resuenan frases random como que el «cambio climático no se ha demostrado, la tierra es plana y eso de la ciencia un engaño» o «chino, negro, moro, polaco, vienen todos aquí a quitarte el trabajo». En la misma línea, hay dardos envenenados contra el capitalismo, como sucede en ‘Sé que soy una anomalía’, que incluye frases como «si quieres trabajo dentro de nada habrá un campeonato, si ganas obtendrás un salario y llegarás vivo a fin de año».
También se percibe cierta crisis de identidad en el mismo hecho de que haya titulado el single principal ‘Ahí te quedas, Perarnau’, desde ya su gran himno, bromeando sobre el abandono de sus compañeros de grupo sin renunciar a la autocrítica por su apatía («Tengo un presidente que no sabe ni hablar y sólo han aplaudido / Estoy tan anestesiado aquí en el Mario Kart que no me voy a levantar»); o en el tema ‘Nunca pegarías a un hombre con gafas’, una búsqueda de sí mismo. «Buscaba la fe, pero me encontré con Madonna», indica frustrado en medio de un sample de ‘Material Girl
‘. «Buscaba el honor, pero sigo en España», lamenta antes de concluir: «Siempre acabo mal, siempre acabo igual».Pese a eso o a frases como «soy el tonto del pueblo» (‘Soy un aeropuerto’), el mensaje de Perarnau no es pesimista, sino de supervivencia. «Aun así, continuaré, continuaré» es uno de los lemas de la sutil ‘Las ventanas se encienden’, una de sus mejores producciones, mientras ‘Putochinomaricón’ se debate entre la resistencia («Quiero estar de pie cuando lleguen / Voy a estar de pie») y la posibilidad de emigración («No pienso estar aquí cuando lleguen / No pienso estar aquí»).
Aunque las letras son llamativas, interesantes y dignas de análisis, a veces son tan obtusas como es habitual, y para muestra la mención a Amaia Montero de ‘Sé que soy una anomalía’. Pero aquí la noticia es el cambio de dirección artística en cuanto a producción. El disco se ha concebido como una sesión sin pausas (hay «continuous mix») después de que el artista se empapara de Daphni o Four Tet «en una rave» reencontrándose con «el poder sanador» de la música como le sucedió cuando descubrió las guitarras de adolescente. Por eso ahora podemos bailar con temas como ‘Putochinomaricón’ o la intro ‘1985’ (su año de nacimiento), citar a los Templeton de ‘Rosi’ enamorados de los 80 cuando escuchamos ‘Las ventanas se encienden’, recordar a La Casa Azul en las distorsiones vocales de ‘¿Hay alguien en casa, McFly?’ o a Delorean en la final ‘Teléfono, mi casa’. Incluso la balada al piano confesional ‘Soy un aeropuerto’ está integrada con el resto con sus efectos ambient. No es lo más avanzado que vas a escuchar este año e igual no le llaman para actuar en el Sónar, pero lo seguro es que ha enriquecido visiblemente su discurso en todos los sentidos.
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Ahí te quedas, Perarnau’, ‘Las ventanas se encienden’, ‘Putochinomaricón’, ‘Nunca pegarías a un hombre con gafas’
Te gustará si te gusta: León Benavente, Delorean, los Templeton del tercer disco, El Columpio Asesino
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