‘Vis a Vis’ se ha despedido para siempre este lunes, con un capítulo final que no ha decepcionado a sus seguidores y además nos ha dejado un cameo de Mala Rodríguez, quien en los últimos días se ha animado a rapear sobre la recordable sintonía de la serie, ‘Agnus Dei’. En este artículo repasamos algunas de las razones por las que el thriller carcelario que se dio a conocer en Antena 3 y ha desarrollado sus dos últimas temporadas en FOX, tiene un pequeño hueco en la historia de la ficción española.
El formato de falso documental de las entrevistas que inundan la serie, que en la comedia ‘Modern Family’ servía para buscar la complicidad del espectador, en ‘Vis a vis’ ha contribuido a la veracidad de las historias de las mujeres presentadas como presas. No es que la serie huyera de maniqueísmos con sus personajes principales, es que ha presentado todo un abanico de mujeres con múltiples matices, que nunca se reducían a la dicotomía buena/mala o abusadora/víctima. Hemos visto mujeres en actitudes beligerantes, amistosas, de buen humor y de un humor de perros, pero sin necesidad de caer en los esperables arquetipos, jugando en cambio con ellos dentro de la misma persona. Se aprecia perfectamente en el personaje de Goya, que pese a abusar de las más débiles sin piedad, no está exento de comicidad y hasta de cierta ternura en el desenlace-fantasía visto ayer.
Además, la serie no se ha cortado un pelo en desnudarlo frente a las cámaras, evitando que solo pasasen por la ducha de la cárcel las actrices más delgadas, para fantasía de los mismos de siempre, como tantas veces se ha hecho en la ficción española (también con los chicos). En ese sentido, el uso del sexo en ‘Vis a vis’ ha sido bastante sobrio y narrativo, cuando no directamente sórdido y repulsivo (la escena de la violación en grupo), en contraposición al uso del mismo al que nos tienen acostumbrados otras series como la misma ‘Casa de Papel’. ‘Vis a vis’ nunca se ha visto devaluada por una escena sexy, y nunca ha perdido de vista la mirada femenina. De hecho, el showrunner de la serie Iván Escobar ha descartado en Cadena Ser que vaya a haber un spin-off con la cárcel masculina que aparece un par de veces porque lo que le interesaba eran las historias femeninas. «En ‘Vis a vis’ siempre hemos tenido claro que nuestro camino era contar una historia de mujeres, una mirada femenina que ninguna serie tenía cuando empezamos. Hacer una cárcel de hombres hubiera perturbado y ramificado de una manera extraña lo que nosotros nos habíamos propuesto desde el principio. No tendría sentido prolongar ahora la historia con uniformes amarillos para hombres».
El pasado sábado Arantxa Etxevarría dedicó el Goya por ‘Carmen y Lola‘ a «aquellos que no son capaces de ponerse en la piel de la minoría y del distinto» y a los que crean que los colectivos LGTBI no son «necesarios» ni necesitan «apoyos». Invitó entonces al público conservador a ver su película de «mujeres, gitanas y lesbianas», «a ver si se les mueve algo». Fuimos muchos los que en ese momento recordamos el papel que ha desempeñado en ‘Vis a vis’ Alba Flores, uno de los que más ha crecido con el paso de los años. A través del personaje de Saray apreciamos que para su familia es una mancha mucho peor ser homosexual que estar en la cárcel. Y ni siquiera es el único personaje que nos habla de homosexualidad femenina, hay varios más; también hay un personaje transexual, pero es que ni siquiera la trama está dividida entre presas homosexuales y heterosexuales, entre transgéneros y cisgéneros. Hay personajes incluso cuya sexualidad a duras penas conocemos porque en general, ‘Vis a vis’ nos ha hablado antes de las múltiples formas de ser mujer y de ser mujer libre. Se ve perfectamente en el último capítulo, mostrando la necesidad de rebelarte hasta el final para poder tomar libremente la decisión última de tu vida: la de una muerte digna.
Si ‘Vis a vis’ no terminó de triunfar entre las audiencias generalistas, bien pudo ser por cuánto huyó de las tramas familiares y cuánto se atrevió a cruzar una línea como thriller en cuanto a escenas violentas y de terror psicológico, llegando mucho más lejos que ‘La casa de papel’ o incluso otros referentes internacionales como ‘Prison Break’. Ya en FOX la serie no se ha amedrentado con escenas cercanas al gore, como la de la castración, sobre la que se ha vuelto repetidas veces con un sentido del humor bastante negro, lo que nos lleva al siguiente punto.
La serie no ha dejado pasar la oportunidad de hacernos reír, y por ejemplo en los últimos capítulos hemos visto a Alba Flores explotando una vis cómica que suponemos que tendrá continuidad en ‘La Casa de Papel’, serie en cuya tercera temporada va a trabajar. Me he reído más con su apelación al «trap de mierda», en el mismo capítulo al «bollo-drama» de sus compañeras, o en su escena final con La Mala Rodríguez, que viendo, por poner un ejemplo rápido, ‘Campeones‘.
He perdido la cuenta de los personajes que han muerto -o casi- a lo largo de las 4 temporadas de ‘Vis a vis’. Los guionistas se han ido cargando hasta algunos que parecían completamente imprescindibles. Por un lado, demostraban la eficiencia de su apuesta coral, probando que la serie podía salir adelante hasta sin Maca (en principio, protagonista); por otro, lo hacían sin apelar en ningún caso a la lágrima fácil, ni siquiera en el episodio final. El tipo de fotografía, iluminación y la música han tirado siempre más bien hacia lo sobrio, evitando subrayados y dramas gratuitos hasta el punto de que hasta te cuestionabas algunas de las cosas que habías visto. ¿De verdad aquella fue la última escena de «La Concejala», con lo que habíamos sufrido con ella? «Thank u, next«, parecen haber pensado los guionistas sobre algunos de sus personajes más trabajados.
La serie ha reforzado a muchas actrices, como Maggie Civantos, que este año ha rodado ‘Las chicas del cable’; Itziar Castro, María Isabel Díaz, Alba Flores, Berta Vázquez… y luego está lo de Najwa Nimri. Zulema ha bailado a la muerte, ha disparado fuego cual heroína de cómic (o cual MacGyver) y se ha disfrazado de Joker, creando con el espectador un pequeño Síndrome de Estocolmo que incluso se ha extendido fuera de la pequeña pantalla. Si creías que Sandoval había hecho un papelón con su mansplaining sobre lo que significa ser pez gato (comerte a los demás) o ser bacalao (ser comido por los demás) en el último capítulo, atiende a las palabras de Nimri (¿o es Zulema hablando?) hoy mismo desde El País: «Muchos bacalaos se creen más pez gato de lo que son, hay mucho tolai que se cree superlisto, por momentos nos pensamos que lo tenemos todo controlado pero en realidad no hay nada que controlar. Por eso todos somos bastante bacalao». ¿Continúa acaso su papel fuera de la serie? ¿Qué hacemos? ¿Nos levantamos y aplaudimos?