El ecuatoriano (aunque nació en Francia, su familia y residencia están en el país sudamericano) Nicola Cruz se ha convertido en un nombre cada vez más frecuente en festivales de música electrónica de todo el mundo aunque, curiosamente, su música es inusitadamente orgánica y folclórica para los cánones habituales de ese perfil de artistas. En eso se basa, de hecho, su esencia artística: traducir la tradición musical andina a unos códigos contemporáneos, consiguiendo acercar a ambos mundos y mostrar que son más coherentes de lo que nunca creímos. Tras sorprender con su debut ‘Prender el alma’ y desarrollar nuevos caminos en un par de EPs, este año ha lanzado ‘Siku‘, un nuevo álbum en el que lleva más lejos su aventura musical. A Asia, concretamente, incorporando sonoridades de Medio Oriente, la India o China a sus canciones. De esto (y de otros temas más genéricos, como la devastación de la Amazonia) hemos hablado vía mail con Cruz, previamente a su presencia este sábado, 7 de septiembre, en la Sala Razzmatazz de Barcelona, en una sesión extensiva en la que le acompañará el músico y productor local beGun.
A principios de año publicabas ‘Siku’, tu segundo largo de estudio. ¿Qué ha supuesto este álbum para ti, tras tu irrupción internacional con ‘Prender el alma’?
‘Siku’ es una extensión/continuación de lo que he venido haciendo explorando la música electrónica. En este caso creo que el panorama se amplía hacia otros territorios y armonías. Por supuesto también entran en juego otras intenciones que van de la mano con el crecimiento personal. Siento que ‘Siku’ es un poco más fuego, mientras ‘Prender el alma’ tiende hacia el aire. Me sirve usar este tipo de analogías para determinar el carácter de una pieza, sobre todo en el caso de este proyecto donde mucho es inspirado por ambientes naturales.
Es un disco en el que es palpable la apertura a otros folclores distintos a los latinoamericanos: cortes como ‘Obsidiana’ u ‘Okami’ tienen una clara influencia asiática, mientras que ‘Criançada’ es un encuentro con la samba. ¿Siempre tuviste claro que abrirías tu música a esos caminos o fue una sorpresa incluso para ti?
Creo que eso estuvo claro siempre, no me gusta quedarme estático ni repetirme. Si bien, son otros colores y sonoridades los que se presentan en ‘Siku’, sigue siendo la misma persona quien los ata. En algún momento imagino revisitar el horizonte de la música andina.
En ‘Siku’ hay artistas de muy distinta procedencia y estilo. ¿En qué manera afrontas la creación con un artista que, a priori, se expresa en códigos tan distintos a los tuyos? ¿Tiene mucho de improvisación, de sensaciones?
Pienso al contrario, son músicos que son bastante afines a mí, y por ello hemos conectado al punto de componer juntos. Con todos los participantes, se dio esta especie de simbiosis, en donde sentimos un buen complemento para trabajar y crear, eso es algo muy especial y no sucede con muchos músicos al momento del estudio.
«La verdad, he regresado bastante a los orígenes del techno»
Según creo, esa variedad sonora es consecuencia directa de tus viajes por el mundo presentando tu música. ¿Qué otros sonidos étnicos te han fascinado en estos años y crees que quizá puedan tener cabida en el futuro en tus canciones?
La verdad, he regresado bastante a los orígenes del techno, que fue donde empecé a crear música electrónica. Por mucho tiempo lo dejé de lado y ahora busco una manera de reinventarlo dentro de mi música, volviendo a la síntesis más extensa de sonidos y estructuras un poco más tecnológicas si se quiere. Creo que esa ha sido un fascinación últimamente.
Leo que el siku es un instrumento de viento tradicional andino. ¿Por qué escogiste usar su nombre para titular el disco?
Es un instrumento de viento tradicional andino, a la par que es un símbolo de compartir, de tocar inclusivamente, de participar y ser parte de un todo. Me gusta mucho cómo esta tradición andina se mantiene y se defiende, más aun cuando vivimos en tiempos tan egoístas.
«Siku hace alusión al tambor y al fuego. No sé si necesariamente a un territorio»
Hace un par de años mi compañero Jordi hablaba contigo cuando acababas de publicar ‘Cantos de visión’, y le decías que aquel era un disco de selva, más que de montaña. ¿A qué dirías que suena ‘Siku’, entonces?
Siku hace alusión al tambor y al fuego. No sé si necesariamente a un territorio. Creo que la influencia de Asia, como tú mencionas, está bien presente… a mi manera por supuesto.
No sé si me equivoco, pero diría que en ‘Siku’ hay un contraste más fuerte entre la parte orgánica y la electrónica de tu música, como si ambas facetas estuvieran más divididas que en ‘Prende el alma’. ¿Estás de acuerdo? ¿Es algo que te planteaste antes de afrontar el disco?
Puede ser, pienso que hay piezas bastante expresivas desde ambos mundos. Por ejemple en el caso de ‘El diablo me va a llevar’, creo que estos dos mundos se enlazan de una manera muy fuerte. A su vez, se pegan como goma; disfruto mucho de hacer ese trabajo de contrastar y unificar finalmente.
Tras años abrazando la cultura anglosajona y despreciando lo local, ahora hay toda una escena de artistas latinoamericanos que han encontrado en el folclore una fuente de inspiración para renovarlo y acercarlo a nuevas generaciones. Pienso en Chancha Via Circuito, Mateo Kingman, Dengue Dengue Dengue, El Búho, Montoya, Rita Indiana, Fémina… Resulta muy llamativo y no parece casual. ¿Tú mismo te sientes como parte de una escena?
La verdad… no. Me gusta mantenerme más independiente y sin genero. Si bien me siento 100% latino en mi inspiración y creación (todos mis ritmos y cadencias parten de ahí con orgullo), no me identifico con alguna escena en particular porque pienso que encierra un cierto estereotipo de alguna manera, y no me gusta caer en esas clasificaciones. Eso me mantiene libre.
«(Sobre la destrucción de la Amazonia) Es inevitable no sentirse responsable por esta situación, cuando el presidente del país en donde vives ha vendido a petroleras y constructoras hectáreas de bosque virgen»
Este año tu país, Ecuador, está siendo noticia por los numerosos incendios que asolan la Amazonia y que devastan su riqueza natural, asfixiando a las comunidades indígenas, además. Para alguien como tú que investiga tanto sobre el folclore y la cultura amazónica y andina, ¿cómo estás viviendo la situación?
El problema en el Amazonas es algo que nos afecta a todos, Ecuador como país amazónico creo que siente este impacto directamente. Hablando en general de Sudamérica, la batalla que peleamos acá es por la protección y conservación de nuestros espacios naturales, cosa que no han sabido manejar los lideres de estos países. Es inevitable no sentirse responsable por esta situación, cuando el presidente del país en donde vives ha vendido a petroleras y constructoras hectáreas de bosque virgen para satisfacer el deseo capitalista. Creo que la pregunta «¿qué puedo hacer al respecto?» no me abandona estos días. Hay varios proyectos que tenemos en mente.
Después de haber actuado hace unas semanas en Madrid, en Paraíso Festival 2019, ¿qué podemos esperar de tu directo de este sábado en Barcelona? ¿Cómo se integra la propuesta de ‘Siku’ en él?
La verdad, no me gustan las expectativas entonces pienso que ir con un corazón y oídos abiertos es lo mejor que uno puede hacer al ir a un show. Cuando uno espera su canción favorita y no la tocan, es desgarrante, ¿no? Como cuando esa relación con esa novia no resulto como «la imaginabas». ‘Siku’ creo que se integra manera de el pensamiento con el cual hice el disco, con mucho experimento y y abriéndolo al público con sinceridad. No necesariamente temas del disco, para eso creo que está la experiencia de escuchar el disco mismo. Debido a que toqué recientemente en Sónar Barcelona, intentaré presentar algo diferente de los nuevos experimentos que tengo.