De la misma manera, el último álbum de Avicii solo puede considerarse un enorme éxito. El álbum era número 1 en general en los países nórdicos (Suecia, Noruega, Holanda, Finlandia) y también alcanzaba el top 4 en España, el top 7 en Reino Unido o el top 11 en Estados Unidos. En semanas sucesivas, vender no ha vendido mucho, porque el sueco no era un gran vendedor de álbumes, sino un músico de la generación del streaming, y ha sido ahí donde no ha decepcionado en cuanto a cifras, pues los singles que han salido de su álbum póstumo han mantenido el mismo impacto o incluso más que los sencillos que lanzaba en vida. ’SOS’ con Aloe Blacc es uno de los mayores éxitos de su carrera, suma a día de hoy 337 millones de streamings en Spotify y continúa siendo una de las 200 canciones más reproducidas del mundo 5 meses después de su lanzamiento. E igualmente ‘Heaven’ supera los 100 millones de streamings en la misma plataforma sueca, mientras la acogida de otras canciones como ’Tough Love’ y ‘Hold the Line’ también ha sido estupenda. Con seguridad esta lo petaría si su sello la promocionara como single.
Habrá quien diga que este éxito se debe al trágico fallecimiento de Avicii, pero lo cierto es que otras muertes inesperadas no han producido siempre el mismo recibimiento por parte del público. Michael Jackson, Amy Winehouse, The Cranberries o Lil Peep están entre los artistas que no han movilizado especialmente al público con sus discos póstumos. Avicii sí, y lo ha hecho sin el apoyo de la prensa, que no es que haya reseñado el álbum para mal, que también, pues ‘Tim’ ha tenido críticas bastante negativas. Pero lo peor no es ese 58/100 de Metacritic sino que únicamente 4 medios registrados en dicha web han reseñado el disco: parece que el resto, directamente, no sabía qué hacer con él. ¿Finge la prensa que la EDM ha muerto mientras el público lo sigue dando todo con ella?
El álbum de Madonna, que salvo un par de excepciones, ha tenido muy buenas críticas, como atestiguan las reseñas de medios tan prestigiosos como The Guardian, NME, AllMusic o Mojo (las hay muy divertidas), ha sido un gran éxito en Portugal, país que lo inspiró, donde fue top 1 durante 3 semanas con las mejores cifras para un número 1 en cinco años; pero entre los mercados grandes solo ha funcionado dignamente en Italia, único país donde se ha radiado ‘Medellín’, y en menor medida en España, donde pese a la indiferencia de 40 Principales sigue en la lista de ventas pero lejos del disco de oro. Los datos en Reino Unido y Estados Unidos son desastrosos (5 y 2 semanas, respectivamente, en todo el top 100), pero son mercados que ya había ido perdiendo en anteriores etapas. Esta vez se bajan del carro también Francia y Alemania, donde ‘Ghosttown’ fue top 40 durante un par de meses; y debido al declive de la venta física, el álbum apenas se ha distribuido en Brasil, el gran mercado al que se destinaba, y donde ‘Faz gostoso’ ha tenido una gran acogida sin ser ni siquiera sencillo.
¿Cómo hemos llegado a que un medio tan indie como Stereogum titule que este es «el mejor disco de Madonna en mucho tiempo» y el público generalista exija su retirada? La falta de conexión de la gente de a pie con Madonna es evidente, a parte del público casual no le ha entusiasmado nada que colaborara con artistas jóvenes y latinos como Maluma, pues se asume por algún motivo que es una maniobra-de-desesperación, y el carácter relativamente experimental de algunos vídeos y temas como ‘Dark Ballet’ y ‘God Control’ no tenía ninguna opción en la era del algoritmo de Spotify. Como colofón, el backlash masivo tras Eurovisión, donde casi no fue lo peor que cantara mal, sino que ofreciera un show lúgubre, incluso simulando gente muerta sobre el escenario, que desde luego no fue entendido y tampoco explicado. Digamos que Madonna cantando un reggae apocalíptico con Quavo no era lo que el mundo esperaba de ella. Desde este martes podremos comprobar en qué consiste su gira de 80 conciertos por teatros y si al menos afianza a sus seguidores, entre los que sí se considera el disco un gran comeback y una de sus interesantes «reinvenciones», y de nuevo a la prensa.