La Generación Z pide paso en el pop, como ya nos ha dejado bien claro a todos Billie Eilish. Pues bien, una de sus próximas estrellas, si no lo es ya, es Stella Bennet, una joven neozelandesa nacida en 2000 que se hace llamar BENEE en el mundo de la música. Y lo cierto es que, tras probar varios artes, la música ha sido su última opción y, cuenta, no empezó a interesarse en serio por ella hasta su último año en el instituto, cuando subió un par de demos a Soundcloud –una de ellas era la estupenda ‘Tough Guys‘, un medio tiempo de pop R&B con arreglos espacials, dedicada a la actitud absurda de sus compañeros masculinos en el instituto– que obtuvieron una buenísima respuesta. Entre otras, la del productor Josh Fountain, que la propuso ponerse a trabajar juntos de inmediato.
Su primera canción conjunta fue ‘Soaked’, lanzada como single a finales de 2018, continuaba la línea de su single debut, con elegantes arreglos jazzy en bajos y guitarras –James Blake, King Krule, Connan Mockasin o Vampire Weekend se encuentran entre sus referentes predilectos–, y una interesante capacidad melódica. Sorpresivamente, se hizo viral especialmente en Australia y Nueva Zelanda, logrando superar en pocos meses unos 14 millones de streaming en Spotify –ahora suma 24– y logrando ser certificado como disco de oro. Republic Records, sello de Universal a caballo de lo mainstream y lo alternativo, se apresuró a echarle el lazo a BENEE, lanzando en la pasada primavera su EP debut, ‘Fire On Marzz‘.
Un disco que no solo llama la atención por la reconocible portada de Ricardo Cavolo, en la que Stella convive con demonios, monstruos y fantasmas en ese planeta rojo en llamas. Sino también porque parece mostrar que su pop, a medio camino del de la norteamericana Clairo –por su aire íntimo y sus elegantes guitarras– y su compatriota Lorde –por su espíritu bailable–, no es cosa de una sola canción. De hecho, cortes como ‘Want Me Back’, la luminosa –aunque esconde un fondo siniestro– ‘Evil Spider’ o ‘Glitter’ –que acaba de ser objeto de un fantástico vídeo, medio animado-medio real, que nos recuerda un poco al de ‘Human Behavior’ de Björk– incluso superan el potencial mostrado en sus primeros singles. Ardemos, como ella misma en la portada de su EP, en deseos de ver hacia dónde conduce ese visible talento.