El puertorriqueño no está, sin embargo, en categorías como Álbum del Año, donde ‘El Mal Querer’ compite con discos de pop, como ‘#ELDISCO‘ o los de Luis Fonsi y Ximena Sariñana, con Rubén Blades representando la salsa y Andrés Calamaro el rock. Y queda relegado a las categorías urban, donde en realidad hay un poco de todo, desde el pop comercial de Anitta y De La Ghetto al dancehall-pop, a lo Ozuna, de Sech y Feid. Tampoco aparece en Grabación del Año ni en Canción del Año, relegando ‘Tenemos que hablar’ junto a Daddy Yankee a la categoría Mejor Fusión. Ni siquiera aparece en Mejor Canción Urbana, donde sí está J Balvin –que compite consigo mismo con ‘Caliente’ y ‘Con altura’–. Pero no hay rastro de nombres como Maluma, Anuel AA o Karol G, autores de varios éxitos este año. Y Ozuna, que arrasaba en los últimos premios Billboard Latinos, apenas asoma con ‘Baila baila baila’.
Esto ha supuesto un manifiesto descontento por parte de estos y otros artistas del ámbito del reggaeton, que entiende que estos premios están discriminando al género, a pesar de que la industria sí goza al máximo con los beneficios y atención que sus canciones y discos aportan. Precisamente esos artistas, encabezados por dos de los nombres que sí optan a premio, Daddy Yankee y J Balvin, han lanzado no ya un boicot pero sí una protesta pública –a la que se han sumado los citados Maluma y Anuel AA, además de Natti Natasha– bajo el hashtag #sinreggaetonnohaylatingrammy por lo que consideran una falta de respeto: «A pesar de estar nominado, no estoy de acuerdo de la manera que trataron al género y a muchos de mis colegas. Recuerden una cosa muy importante, su plataforma no fue la que creó este movimiento. Esto va más allá de un premio. Esto es cultura, credibilidad, pertinencia y RESPETO», dice el puertorriqueño.
Esto ha provocado la crítica de muchos, que consideran que el reggaeton puede quejarse de su supuesta ausencia en estos premios mucho menos que otros géneros musicales. El periodista español Arturo Paniagua, por ejemplo y tras bromear con que Balvin estaba «secándose las lágrimas con billetes de 100 dólares», les decía: «¿Quieren que los nominen? Cuenten otras historias, innoven en la producción, ábranse a otros géneros. Todo eso se puede conseguir manteniendo el espíritu festivo. Y menos lloros, que en esas 51 categorías hay artistas que ya querrían la popularidad y la visibilidad que tienen ustedes». Más vehemente era Residente –al que recientemente veíamos, precisamente con Bad Bunny, liderando protestas contra el ex-presidente de Puerto Rico, ya dimitido–, emitiendo un vídeo en el que se burlaba sardónicamente de la queja.
Ante estas críticas, el colombiano J Balvin no ha querido dejar las cosas así, y ha subido un vídeo en el que da explicaciones más pormenorizadas de su protesta y aboga por crear más categorías y que sean votadas por personas especializadas: «No estamos diciendo que no importan los otros géneros y artistas. Lo que queremos decir es que utilizan nuestro poder mediático (…), lo cual no quiere decir que sea mejor música, mejor producida o mejor escrita, pero sí tenemos una historia en la que (el reggaeton) ha sido denigrado. Donde le dicen «urbano», (lo) dejan tan abierto (…) Al final toda la música es urbana, porque viene de una historia, espacios, culturas. No estoy de acuerdo con utilizarnos para el rating y después no llevarnos lo que nos merecemos en nuestras categorías. Estos no son unos premios del que más vende, los que más streaming tienen, los que el pueblo más quiere… pero hay una realidad. Pero los que están votando dentro de las categorías tienen que conocer qué es reggaeton, qué es trap, qué es un buen álbum de reggaeton, qué es un buen álbum de trap. Porque una persona que sepa mucho de salsa puede no tener las condiciones para saber qué es un buen álbum de reggaeton».
Horas después, la Academia Latina de la Grabación que organiza los Latin Grammy respondía con un comunicado recogido por algunos medios. Ellos se escudan en que los nominados responden a una votación de los miembros de la Academia, y que esta no influye en sus votos. Añaden que respetan y admiran «a todos los géneros que componen el mundo de la música latina», asegurando que la Academia lideró la tarea de reconocer al «reggaeton (música urbana)» en varias categorías, adaptándose a la evolución de la música». Y, para finalizar, invitan «a los líderes de la comunidad urbana/reguetonera a involucrarse con la Academia, participar en el proceso, y participar en debates que mejoren la Academia».
Lo cierto es que, aunque se hagan chanzas y parezcan –con toda la paradoja que conlleva eso– problemas del Primer Mundo si no una pataleta de niños ricos, esto abre un debate interesante sobre la cultura hispana en América. Porque, recordemos, hace poco suscitaba polémica el hecho de que Rosalía (con precisamente J Balvin) ganara el premio al “Mejor vídeo latino” por ‘Con altura’. Y el mundo se pregunta ¿cómo se dirime lo que es y lo que no es “latino”? ¿Lo latino es un género en sí mismo? Así se extrae de ese tótum revolútum que, quizá, ha dejado de tener sentido… si es que alguna vez lo tuvo.