La popera ‘Paradise Hills’: la bilbaína Alice Waddington debuta dignamente a nivel internacional

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La popera ‘Paradise Hills’: la bilbaína Alice Waddington debuta dignamente a nivel internacional

En la vorágine de películas exhibidas en el Festival de Sitges durante estos días, mucha gente pudo pasar por alto que ‘Paradise Hills’ es española. Alice Waddington es de Bilbao -su verdadero nombre es Irene, su apellido se desconoce-, pero ha rodado en inglés y con actores internacionales. Principalmente actrices, pues estamos ante una cinta de clara vocación feminista, con nombres tan relevantes como Emma Roberts como protagonista absoluta, y Milla Jovovich en el papel de villana.

¿Cómo ha llegado Alice Waddington a debutar en pantalla grande a estos niveles? ¿Cómo es que la película aparece hoy en nuestra cartelera después de haber pasado por el Festival de Sundance, donde además fue la única representación española este año? La directora ha logrado despuntar a nivel internacional en los últimos tiempos gracias a un corto llamado ‘Disco Inferno’, y además en esta nueva aventura de ‘Paradise Hills’ ha sido nada menos que Nacho Vigalondo (y Brian DeLeeuw) quien se ha encargado del guión.

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Seguidora de la ciencia ficción y del terror gracias a la afición de sus padres, Waddington afirma que realizará cine fantástico hasta el día de su muerte. ‘Paradise Hills’ es un gran comienzo amparado en dos pilares fundamentales. El primero es su estética de colores «cupcake». La trama se sitúa en un futuro distópico escaso de libertades, en un internado en el que conviven los escenarios de tonos pastel con un vestuario que nos remite al siglo XVIII. Un anacronismo que inmediatamente casa con el cine de Sofia Coppola. Lo que nos lleva al segundo punto.

Pese a esa ambientación de cuento de hadas, el futuro es una pesadilla a lo ‘Cuento de la criada’, en la que una serie de mujeres intentan escapar de un centro de rehabilitación en el que se trata de reconvertir sus ansias libertarias. El anhelo de la autoafirmación y el canto a ser uno mismo, tan de moda en estos días y para siempre, se convierte en el otro centro de la película. En ese sentido, es muy llamativo que uno de los personajes secundarios sea una cantante de pop a la que su discográfica y su familia no permiten ser ella misma por miedo a perder popularidad. Porque ‘Paradise Hills’ no ambiciona convertirse en la cinta feminista más profunda del siglo XXI, pero sí llamar la atención de los aficionados a la cultura pop, con los que casa de manera instantánea (en muchos planos parecemos estar ante uno de los mejores vídeos de Katy Perry o Grimes). Tanto ahí como en su sabor a cuento amargo, Tim Burton parece un referente claro. 7,5.

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