Una de las críticas más recurrentes que está recibiendo el disco de Amaia es que sus textos son algo infantiles. Un verdadero hito de la astucia humana si tenemos en cuenta que la influencia declarada más reconocida en torno a este álbum fue una estrella infantil, Marisol. A la espera de que Romero se atreva a versionar ‘Corre, corre, caballito’, no podemos dejar de reivindicar el recopilatorio que se editó de Marisol en 1999. ‘De Marisol a Pepa Flores’ contenía un sinfín de composiciones capaces de poner los pelos como escarpias a cualquiera, como ‘Estando contigo’, ‘Corazón contento’ o ‘Me conformo’. Quienes escuchen el recopilatorio completo descubrirán que Marisol fue evolucionando hacia terrenos más adultos como la ranchera de ‘Paloma negra’ (para fans de ‘Porque apareciste’), hacia la liberación sexual (‘Ayúdame a pasar la noche’) o el discurso feminista (‘Comprada’, de su disco de «canciones para mujeres» ‘Galería De Perpetuas’), con el que también comulga Amaia.
Cecilia es una de las artistas que Amaia está versionando en directo, en concreto su tema perdido ‘Desde que tú te has ido’. El segundo álbum de la cantante, que falleció a los 27 años en un accidente de coche volviendo a Madrid de un concierto en Vigo, dejó atrás el inglés que aparecía en algunas canciones de su debut, comenzando por sus éxitos ‘Andar’ y ‘Me quedaré soltera’, ambos excelentes. No sé si veo a Amaia cantando por el “millón de muertos” y el “millón de espectros” de ‘Un millón de sueños’, inspirada en la Guerra Civil, pero sí perfectamente en la acústica ‘Con los ojos en paz’, la muy Brill Building ‘Canción de amor’ o incluso en la ecologista ‘Mi ciudad’. Pero sobre todo hay un tema en este disco que pega todo con Amaia, y ese es ‘Cuando era pequeña’, pues ella misma reconoce que le encanta hablar de la nostalgia y de su niñez. «Cuando yo era pequeña era feliz / ahora qué será de mí» parece básicamente un estribillo escrito por Romero. Este álbum no está en Spotify pero desde laFonoteca pudieron fingir que sí tirando de recopilatorio:
Hay muchas similitudes entre Jeanette y Amaia. Ambas empezaron muy jóvenes, Jeanette apenas tenía 17 años cuando salió el primer disco de su banda Pic-Nic, las dos cuentan con una voz aniñada pero muy expresiva y a su vez con unas letras que hablan del despertar del amor y de la vida, la infancia o la familia. A Pic-Nic también le inspiraba el folk americano, de la misma manera que Amaia ha citado siempre a los noventeros Neutral Milk Hotel y además solo hay un grado de separación entre las dos artistas. Se llama Miqui Puig. Encontramos en el único disco de Pic-Nic, producido por el gran Rafael Trabucchelli, alguna versión (‘San Francisco Bay Blues’), tarareos tan pop como el del final de ‘Amanecer’ y composiciones más amargas como ‘Cállate Niña’, que habla de la muerte de una madre sobre unos acordes navideños; o ‘No volverá’, sobre la pérdida del primer amor, en todo caso imaginables en la voz de Amaia.
Amaia está contando en las entrevistas que descubrió a La Buena Vida a raíz de ser comparada con ellos después de sus primeras actuaciones en directo, en las que iba presentando nuevas canciones. Antes, apenas conocía una o dos de sus composiciones, y dudando de su autoría. Sin embargo, Amaia ha terminado escuchando al grupo «todos los días» y versionando en vivo ‘Qué nos va a pasar’. ¿Cuál es el disco de La Buena Vida que más se puede parecer al debut de Amaia? ‘Soidemersol’ es demasiado solemne, ‘Hallelujah‘ demasiado orquestado y ‘Panorama’ demasiado electrónico, por lo que optamos por uno de los dos primeros. ‘Los mejores momentos’ era menos popi que ‘La Buena Vida’ y contenía un buen equilibrio entre canciones de amor adolescente y momentos más complejos. De ‘Los mejores momentos’ a ‘Un vestido de tul’ pasando por la triste ‘Noviembre’ o el pop orquestado de ‘Cinco días en invierno’.
Las nuevas generaciones no tienen tiempo ni necesidad de pensar en prejuicios: Amaia es muy fan de La Oreja de Van Gogh, le pese lo que le pese a su oficina de management, El Segell del Primavera Sound, festival que el grupo donostiarra solo pisará comprándose el abono en Ticketmaster.es. Es, pues, el momento de recordar que el grupo de Donosti, con otra Amaia al frente, Amaia Montero, fue uno de los grupos más vendedores en el cambio de siglo. ‘El viaje de Copperpot’ superó el millón de copias vendidas en España, siendo 11 veces platino, y conteniendo hasta 8 singles encabezados por ‘Cuídate’, aquella canción que citaba a La Buena Vida (“sin ti ya no podré escuchar a La Buena Vida más”), la preciosa ‘París’ o ‘La playa’, que puede ser la mejor canción que compusieron LOVG jamás. Lo que más recuerda de Amaia a La Oreja de Van Gogh no son solo las canciones de amor directas y claras, sino el uso de los teclados y la electrónica: este álbum contenía la sintética ‘Pop’, y Amaia ha incluido en su disco unos sintes muy parecidos a los que se asoman en esta canción o ‘Los amantes del círculo polar’. Como curiosidad, Amaia Romero y Amaia Montero llegaron a posar juntas hace unos meses.
Amaia se ha inspirado en el pop de los 60 y los 70 en España, como pocos artistas en nuestro país, pues para el indie la canción melódica fue durante años una cosa de la que huir. ¿A quién se le habría ocurrido citar a Marisol como referencia? Una de las pocas bandas en reivindicar el sonido de aquellos años fue el dúo asentado en Madrid Corazón, que publicó dos álbumes en Elefant. ‘María del Mar’, sobre el bullying, sigue siendo un tema precioso que recordar y es fácil imaginar a Amaia versionando cosas como ‘Electrocardiograma’, ‘Padova’ o ‘Te buscaré’.
Santiago «Motorizado» ha producido el álbum de Amaia, por lo que la inclusión de este álbum era obligada. La propia cantante ha afirmado que escuchó ‘La síntesis O’Konor‘ para inspirarse y que ha querido llevar un sonido concreto de ‘El tesoro’ a ‘Quedará en nuestra mente’. La parte más kraut del álbum no pegaba en el álbum que nos ocupa, pero atentos a la letra de la balada de un minuto ‘Excálibur’: lo único que dice es «¿por qué tuviste que decirme eso?» sin que nadie acusara a Él Mató de ser naíf.
Aunque Carole King no es una referencia para Amaia Romero, recuerda mucho a ella cuando se sienta al piano. Por no volver a hablar otra vez de ‘Tapestry’ (1971), uno de los discos más vendidos de los años 70 y una influencia en gente tan relevante de nuestro siglo como Amy Winehouse o Adele; revisitemos el que fuera su último álbum en Ode Records en 1976. ¿No están cerca la Amaia de ‘Nadie podría hacerlo’ y temas olvidados como ‘So Many Ways’ o ‘I’d Like to Know You Better’?
Una de las primeras impresiones que dejó ‘Un nuevo lugar’, al margen de su inspiración en Sufjan Stevens o Portishead, es que parecía un «popema». El precioso disco de Nosoträsh se componía de una veintena de canciones, en general cortísimas, en el que a pesar de su brevedad, los textos y la producción calaban. En el álbum de Amaia finalmente hay un «popema» más, la canción de inicio, esa ‘Última vez’ que nos habla sobre el miedo a volar. ¿Puede haber algo más Nosoträsh? La idea nos deja la sensación de que Ibon Errazkin habría sido un gran productor para el disco de Amaia.
Algunos recordaréis el proyecto que Fernando Vacas (Russian Red, Flow) formó con 3 niñas. Prin’ La La (¿qué sería de ellas?) debutaron con un disco con ínfulas de pop de cámara, inspirado en Vainica Doble, que llegó a entrar en nuestra lista de los mejores discos de 2007. Allí -y no a través de Parade y La Prohibida- descubrimos aquella maravilla llamada ‘La tristeza de ser electrón’, una obra maestra perdida en un disco de los hijos de Rocío Durcal en los 70, y también notables temas propios como los conducidos por el piano ‘Naves que dan vueltas a un balón’ y ‘Con gotas de limón’, ambos con sus bonitos arreglos de cuerda. El tema más Amaia quizá pueda ser ‘Verano fatal’ (sí, como el disco de Nacho Vegas y Christina Rosenvinge que data exactamente del mismo año).