Como nos contaba días atrás, Soleá buscó intencionadamente a su amigo David Rodríguez, que ya había participado en su debut ‘Tendrá que haber un camino‘, para producir este disco, con la idea de hacer un disco noise rock. Al final la cosa derivó hacia una lectura flamenca del ruido, pero lo cierto es que el carácter insólito del de Sant Feliu de Llobregat está ahí, en sus arreglos e ideas locas que, contra todo pronóstico, funcionan. De entre sus discos post-Beef, sin duda cabe señalar ‘Consagración‘, su álbum de 2018, como un imperdible referente de ‘Lo que te falta’. Y no solo porque se abra con una eufórica aproximación rumbera a ‘Cariño‘, uno de sus singles más célebres. Porque por ejemplo hay unas palmas (y un espíritu) sandunguero en ‘Aceite’, mientras que ‘La canción protesta’ tomaba un cariz próximo a Las Grecas, que ya trabajara Morente en ‘Ole Lorelei’.
En nuestra charla, Morente nos explicaba que su manera de imaginar el espíritu de tablao, de fiesta flamenca sin demasiados filtros, que pretendía plasmar Rodríguez en ‘Lo que te falta’, ella pensó en un disco bastante poco predecible. Hablaba muy concretamente de ‘Like Flies On Sherbert‘, disco que Alex Chilton publicó en 1979, en mitad de uno de los lapsos que Big Star se tomaron en su inestable pero gloriosa carrera. «La producción es como superloca, tocan los músicos todos a la vez según lo van sintiendo, se hablan, se equivocan… Me pareció un concepto superguay, muy interesante», decía Soleá sobre este disco de versiones de The Carter Family o KC and the Sunshine Band aderezadas con temas propios que, efectivamente, no podía ser más deslavazado e impreciso. Pero, precisamente ahí, en su imprevisibilidad mezclada con inspiración reside su encanto y, en fin, resume bastante bien la esencia del genio de Memphis.
Pero «más que por Alex Chilton terminamos por Bambino. (Risas) Que no está mal, tienen su conexión también. Porque la música de Bambino es muy de directo, muy pasional, muy del primer impulso… Y eso es lo que queríamos transmitir en ‘Lo que te falta’». Tal cual lo contaba nuestra protagonista en la citada entrevista, y así es. Más allá de que este trabajo de Soleá se detenga con profusión en la rumba, la bulería y otros palos luminosos asociadas a un festejo, efectivamente emerge su aura en las grabaciones de Miguel Vargas Jiménez, Bambino. Especialmente en las que apostaban por capturar la pasión y la visceralidad de sus interpretaciones (y las de su cuadro) en directo, más que revestirlas de elegantes y cuidados arreglos, como sucedía en el popular ‘Soy lo prohibido‘ de 1985, bajo la dirección del crucial Gonzalo García Pachecho. Por eso optamos por esta generosa compilación publicada poco antes de la muerte del de Utrera, que recoge en un doble CD muchas de esas grabaciones de los 60 y 70, ya muy difíciles de encontrar, en las que emergía toda la abrumadora pureza de su cante, siempre a tumba abierta.
Y sin salir de Sevilla, nos vamos a otro referente evidente de ‘Lo que te falta’. La gran María Jiménez, felizmente rehabilitada tras diversos y graves problemas de salud que nos hicieron esperar lo peor meses atrás, contribuyó como pocas a popularizar la rumba y la canción flamenca en los años 70 y 80, explotando su sensualidad de forma explícita y verbalizando la figura de una mujer inusitadamente fuerte en una España que se desperezaba de años de letargo ultraconservador. Musicalmente, sería interesante reivindicar los primeros trabajos de Jiménez, aquellos ‘Se acabó
‘ (1978), ‘Resurrección de la alegría‘ (1979) o ‘Seguir viviendo‘ (1986), permanentemente asistida por las guitarras flamencas de eminencias como Paco Cepero y Enrique de Melchor. Sin embargo nos inclinamos por su gloriosa resurrección artística del siglo XX, con este ‘Donde más duele‘. Porque, más allá de su acertado secuestro (esto no son simples versiones) de versiones de Sabina y de sus desgarradas interpretaciones, el tratamiento que dan los hermanos García Pacheco –volvía así a trabajar con Gonzalo, artífice de sus primeros discos– a los arreglos rockeros y la vivacidad de los jaleos también tienen mucho que ver con ‘Lo que te falta’. El tocado que luce Soleá en su foto de portada, no puede ser sino un guiño a la imagen de vedette que lucía María en aquella portada, además.Ya desde aquel proyecto-homenaje a Enrique Morente llamado Los Evangelistas con el que Soleá se estrenaba de forma oficial como intérprete, J de Los Planetas ha estado muy presente en su carrera como co-autor de varias de las canciones de ‘Tendrá que haber un camino’ y también de ‘Lo que te falta’. Concretamente colaboró con ella en la composición de ‘Ducati‘, un divertido tema en el que las Cariño entonan unos versos de un tema de Somadamantina y Yung Beef, y el oscuro ‘Condiciones de luna’ que cierra el álbum. Un tema surgido de un curioso método de escritura, basado en mezclar un lenguaje contemporáneo con versos extraídos de un cancionero del siglo XVIII que usaba a menudo Morente padre. Aunque también se inspira en un tema de La Zowi, y quizá por eso su manera de cantar los versos nos recordaba a la de J en ‘Islamabad‘, el tema que abría el último disco de Los Planetas, ‘Zona temporalmente autónoma‘, basado en aquel caso en la melodía de ‘Ready pa morir’ de, otra vez, Yung Beef. Un álbum aquel en el que el grupo granadino alcanzaba un nuevo nivel de perfeccionamiento en su peculiar fusión de flamenco e indie rock, con el que tanto sintoniza la filosofía artística de Soleá. No en vano, hay que recordar que prestaba su voz en ‘Una cruz a cuestas’, el segundo tema de aquel álbum.
Y, cerrando un triángulo de influencias y paralelismos que van y vienen, otra de las autoras presentes en ‘Lo que te falta’ ha venido contando profusamente en sus discos con J de Los Planetas como invitado estrella y David Rodríguez como productor, también. Hablamos lógicamente de Ana Fernández-Villaverde, La Bien Querida, amiga de una Soleá que la venera como artista y le pide canciones «de sobra» para sus trabajos. A ella le debe algunos de sus primeros éxitos, como ‘Todavía’, ‘Nochecita sanjuanera’ o ‘Vampiro’, y en este último disco vuelve a prestarle alguno de sus momentos culminantes, como la propia ‘Lo que te falta’, ‘Cosas buenas‘ u ‘Olvidarme de ti‘. Es por eso que la reconocible esencia compositiva de Labienque está muy presente en el tercer disco de Soleá y se impone, quizá, como su referente más próximo en la escena independiente española. Pero es que además, hasta el gran ‘Brujería’, David había sido también el productor de todos los discos de Ana, dejando su particular impronta en arreglos insólitos e imaginativos. Sirva de ejemplo el último disco que, hasta hoy, habían hecho juntos: ‘Fuego‘ es, en muchos sentidos, la culminación de muchos años de trabajo juntos que han hecho de La Bien Querida una artista imprescindible en el indie nacional. Y, para colmo, contiene una ‘Recompensarte’ que parece un prototipo de las rumbas en las que aquí se explayan Soleá y David. Y que para colmo cuenta con la voz de J y las percusiones de Muchachito Bombo Infierno, también presente en la grabación del disco de Soleá.
Y en este listado no podía faltar la influencia artística y personal más importante para Soleá Morente: su padre Enrique. Como reconoce, la sombra de su padre la persigue y perseguirá en cada una de sus obras y, aunque sea una responsabilidad enorme ser medida por su exigente vara, es también una felicidad y un privilegio para ella ser parte de la escuela morentiana en lo artístico. En la amplia obra de su padre, escogemos el que quizá sea su disco más luminoso y heterodoxo en su aproximación musical al rock (aunque nada que ver con ‘Omega’, ojo): me refiero a ‘Sacromonte’, el disco que el Maestro publicara en 1982. Un trabajo copado de palos eminentemente alegres como tangos, bulerías, rumbas, colombianas y fandangos, que además se aproximan a un sonido casi pop (no sé de qué otra forma se podría calificar ‘Sembré una esperanza’, con letra de Manuel Machado y quizá un precedente de El Último de la Fila) al acompañar las guitarras de Tomatito e Isidro Sanlúcar del bajo de Manolo Aguilar, baterías de Carlos Carli y percusiones de Rubem Dantas. Su atractivo e inmediatez es evidente, y en su día supondría la eclosión a nivel comercial de Enrique, por lo que supone una inmejorable puerta de entrada a su discografía para un público no especialmente aficionado al flamenco. Su peso en la carrera de Morente es grande, y canciones que canciones como ‘Tienes la cara’, ‘Mi pena’ o ‘Tiro tiré’ formaron parte de su repertorio incluso en su última etapa.