Durante casi dos décadas, CocoRosie se han mantenido fieles a su fusión imposible de rap, ópera, pop, blues, hip-hop, electrónica, sonidos de juguete y pianos decimonónicos, entre otras muchísimas cosas; y en el camino han explorado un sonido que el público ha amado y odiado a partes iguales. Surgidas al mismo tiempo que Joanna Newsom, Devendra Banhart y Antony and the Johnsons, las hermanas Casady han radicalizado públicos como ninguno de los artistas mencionados.
En el nuevo disco de CocoRosie, esa fusión es imposible de verdad… en el peor de los sentidos. Las canciones son enclenques y sus desarrollos pobres, Bianca (la que rapea) suena más insoportable que nunca, las voces de las hermanas empastan peor que Metallica y Lou Reed, la mezcla de géneros y elementos sonoros es llevada cabo sin ningún sentido de la coherencia, intuición natural o buen gusto, y encima ahora les ha dado por el nu-metal. Lo mejor de ‘Put the Shine On’ son las letras, que nos hablan de traumas familiares, niñas que corren por el bosque, episodios turbios y tenebrosos… es decir, afortunadamente sobre cosas no tan habituales en el pop, pero desgraciadamente no estamos hablando de un poemario sino de un disco.
Nadie cuestiona ya que CocoRosie tienen derecho a ser extrañas, como venidas de otro mundo: vivieron su infancia con un padre chamán aficionado a los alucinógenos y una madre (a quien dedican un tema en este disco tras fallecer) que les animaba a no ir a clase y les prohibía ver la televisión y tener ídolos. Hablaban más con animales que con personas. Pasaron su adolescencia separadas viviendo en diferentes países hasta que años después se reencontraron y empezaron a grabar su primer disco en un lavabo. La música de CocoRosie no puede sonar más libre y desinhibida en ese sentido, y así trabajos como ‘Le Maison de Mon Rêve’ o ‘Tales of a GrassWidow‘ se cuentan entre los más interesantes e idiosincráticos que ha producido el denominado freak-folk americano.
Otros han sido más cuestionados, y ‘Put the Shine On’ puede ser el peor de todos. Al margen de su portada tipo «graphic design is my passion» que ya es marca de la casa, pero con la que se han superado, y que por otro lado nos muestra claramente el choque de elementos que caracteriza su música, al nuevo disco de las hermanas Casady le falta buenas canciones y le sobra pretensión. Es rescatable la melodía dramática de ‘Mercy’ y su mezcla de guitarras nu-metal, cuerdas desafinadas y teclados polvorientos no está mal. Su descripción de un abuso sexual («un chamán sospechoso en el césped, estudia ovnis y seduce a ya sabéis quién») es impactante. ‘Restless’, que incorpora un pianito doo-wop y el cacareo de un gallo, es lo más cercano a un hit en este disco. Y el álbum presenta una atmósfera macabra que funciona (más o menos) en temas como ‘Burning Down the House’, el cual menciona «porno, sangre, pis y césped» antes de rimar «kiss» con «miss» y «heart» con «hand».
El resto de ‘Put the Shine On’ es un pulso para los sentidos. Nadie se explica cómo una canción con un desarrollo tan sumamente plano y repetitivo como ‘Smash My Head’ puede haber sido un single, pero más inexplicable es la torpeza con la que se incorporan los diferentes elementos de ‘Hells’ Gate’; que una canción con una composición tan amateur, en definitiva tan mala, como ‘Did Me Wrong’ simplemente exista o que en general las melodías vocales sean tan paupérrimas a lo largo de una hora de trabajo discográfico que parecen dos. La canción probablemente más representativa del descalabro musical que es ‘Put the Shine On’ es ‘Lamb and the Wolf’: contiene todos los elementos que esperas de CocoRosie, una referencia a Britney Spears que convierte su nombre en verbo y habla de amenazas, el FBI y «conspiraciones, conspiraciones, conspiraciones»: por lo loco y absurdo es interesante en papel, pero el resultado musical es atroz. Solo para fans.
Calificación: 3/10
Lo mejor: ‘Restless’
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Youtbue: vídeo de ‘Restless’