La primera canción de ‘Tragedia Española’, el primer disco largo de Confeti de Odio, habla de una «epidemia universal», profetiza que «morirán todos los americanos» y que «no habrá nada en televisión» y declara que «hay sold-out en el hospital». Escuchada en plena pandemia, ‘Todo muere’ plantea una de esas coincidencias escalofriantes capaces de producir un ataque de risa… que puede convertirse en llanto en cualquier momento. Reír por no llorar. Toda la filosofía de Confeti de Odio resumida en una expresión.
Desde su mismo título, ‘Tragedia Española’ plantea un escenario de desolación absoluta ante el hostil mundo que rodea a su autor, y los títulos de las mismas canciones incluyen palabras como «ansiedad», «guillotinas» u «hospital», cuando no imaginan directamente el «funeral» propio. Sin embargo, y como ya sucedía en ‘Llorar de fiesta‘ o en singles recientes de Lucas de Laiglesia como ‘Si me quiero’ (posiblemente su mejor canción), la desgracia siempre va ligada al humor en su imaginario. Solo con humor, ironía y con mucha conciencia propia puede elevarse un drama personal a la categoría de «tragedia española». Cuando en ‘Todo muere’ el artista va tan lejos de adivinar que padecerá «cáncer, sida y depresión», todo a la vez, uno no sabe si ofenderse o soltar una carcajada. Y en ‘Ansiedad (has vuelto a mí)‘ la reprenda a uno mismo es tal que Lucas se supera cantando «salgo por la noche medio arreglado, en el cuerpo raro que me ha tocado» antes de concluir patéticamente: “y el problema aquí soy yo, que no tengo solución, ¿dónde me devuelvo?, mándame la ubicación”.
Las historias de desconsuelo de Confeti de Odio suenan en ‘Tragedia Española’ decididas a la afición del artista por el noise-pop de los años 90, como demuestran abiertamente las guitarras del single ‘Muchísimo‘, que habla sobre una noche de fiesta después de la cual solo puedes pensar en esa persona con la que has compartido noche, o ‘Todas las guillotinas van al cielo’, otra de esas canciones de Confeti de Odio marcadas por el desprecio a uno mismo («yo vendo mi alma por ti»). Sí hay sutiles novedades en el sonido del también integrante de Axolotes Mexicanos en cuanto a ciertos estilos explorados, ninguna de las cuales tiene que ver con el reggaetón de ‘Hasta romper el móvil‘. Las guitarras eléctricas priman en un trabajo que alterna temas enérgicos con baladas de manera recurrente y que, cuando no incorpora pianos muy Brill Building en temas como ‘Todo muere’ o ‘Minuto de ruido’, se atreve con unas palmas muy girl-group en ‘Dale una oportunidad al amor’ o con el doo-wop en una ‘Triste de verdad’ que suena inspirada en ‘Tears On My Pillow’ de Little Anthony & the Imperials. El hallazgo más emocionante pueden ser los fantasmagóricos teclados de ‘Ansiedad (has vuelto a mí’), que por momentos funcionan como la sombra de la voz de Lucas, como esa ansiedad que parece acompañarle a todas partes.
Las letras siguen siendo el punto fuerte de Confeti de Odio y las canciones de ‘Tragedia Española’ vuelven a versar sobre existir con la angustia por las nubes, el autoestima por los suelos y una sensación de abatimiento constante ante el desamor, la tristeza y la inseguridad, todo ello expresado desde una honestidad madura y otras veces brutal, pero que nunca admite filtros ni artificios ni ocasiones para edulcorar lo vivido. Sin embargo, Lucas siempre encuentra en ellas ese pequeño rayo de luz en la oscuridad que le permite salir adelante. ‘Triste de verdad’ parece hablar en pasado de una depresión, y la importancia del amor en la vida de Confeti de Odio es subrayada en ‘Ansiedad (has vuelto a mí)’ o ‘Minuto de ruido’, en las que la angustia siempre deja paso a la esperanza: “si no hay nada feliz en tu mundo, podemos ser infelices los dos juntos» es el lema con el que termina la primera, y la segunda se supera con un subidón escalofriante que sirve al artista para clamar que no le importa «ni el arte, ni los discos ni la ropa», solo la compañía de esa persona amada.
‘Tragedia Española’ se quita de terminar con una balada con ‘Mi funeral’, la pizpireta canción que ha sido seleccionada para representar al disco en las novedades de Spotify de hoy, pero antes este nos presenta una historia en la que Lucas solo es un personaje secundario. Nunca es desvelado quién es la persona ingresada en ‘Última visita al hospital’, pero la ternura expresada en este corte no puede ser más propia de su autor: «todo sabe mal en la cafetería y contamos tus historias, las malas se obvian, pero las que existen se te han perdonado porque este castigo es desmesurado». Como todo el álbum, la canción es amor puro, ese tipo de amor que se impone a cualquier tragedia.