‘Shangri-La’ abre el disco sin dejar dudas: a O’Brien no le duelen prendas en que su sonido resulte reconocible como miembro de Radiohead. O, al menos, que recuerde a numerosas (y buenas) bandas que han bebido en mayor o menor medida de su sonido, como Foals, Elbow, Tunng, etcétera. Construida sobre un sencillo grillar de guitarra erigido en base al convertirlo en loop, resulta bastante atractiva, y sin duda ideal para abrir el álbum. Su desarrollo, en el que brilla el bajo de su propio compañero Colin –Ed ha contado en la grabación con una banda de campanillas en la que se han contado también Adrian Utley (Portishead), Glenn Kotche (Wilco), el percusionista de jazz Omar Hakim…–, puede remitir a la cara más amable de la era ‘Kid A’, como también sucede más tarde en una ‘Banksters’ más simplona y con ecos de bossa nova que cuestiona a las oligarquías financieras «¿dónde fue todo nuestro dinero?», aludiendo a la crisis de 2008… justo cuando estamos metidos en otra incluso más terrible.
Pese a que pensaba que «lo último que el mundo necesita es un disco de mierda mío», explica, estas canciones nacieron de un tirón cuando regresó a Inglaterra tras pasar una larga temporada en Brasil con su familia al finalizar la gira de ‘King of Limbs’. La experiencia le cambió y quedó impresionado por el país, especialmente por el carnaval de Río de Janeiro. «Una explosión de luz, melodía, ritmo y amor», dice, que le pareció «el mejor espectáculo del mundo». De ahí parecen nacer versos como «siento el amor cayendo» de ‘Brasil‘, otro de los singles del disco, quizá el más audaz e inspirado. Más de ocho minutos que van de la aflicción acústica de la primera parte a la euforia trance-rock –cercana a Four Tet– de su segunda parte, en la que percute el bajo de Greenwood y brilla la producción del veterano tándem Flood/Alan Moulder –asistidos también por la discípula del primero Catherine Marks–.
Pero, aunque EOB parezca por lo dicho un proyecto más accesible que los de sus compañeros de grupo, lo cierto es que ese perfil acústico de la primera parte de ‘Brazil’ copa buena parte de ‘Earth’, con suerte desigual. ‘Deep Days’ tiene cierta frescura gracias al empuje de la base rítmica y su hipnótica melodía, mientras que ‘Long Time Coming‘ y ‘Cloak of the Night’ –con coros de Laura Marling– sorprenden con una tesitura reminiscente de Nick Drake, sin duda muy bonita, pero que no emociona especialmente.
Esa inconcreción perjudica a ‘Earth’ en su conjunto, en tanto que nada en él vuelve a enganchar tanto como sus primeros temas. Incluso hay cortes harto prescindibles como la inane ‘Mass’ o una electrorockera ‘Olympik‘ que pasaría por un descarte –de casi 9 larguísimos minutos, eso sí– de los U2 de la era ‘No Line On the Horizon’. Y eso es tan poco decir… Así, ‘Earth’ pasa de ser la gran esperanza para los fans del lado más ortodoxo de Radiohead a poco más que una anécdota que nos lleva a pensar en 2021 como una fecha perfecta para la continuación de ‘A Moon Shaped Pool‘.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Shangri-La’, ‘Brasil’, ‘Long Time Coming’
Te gustará si: adoras a los Radiohead pre-‘In Rainbows’, o grupos herederos de su sonido como Foals, Elbow…
Youtube: ‘Shangri-La’ en Youtube