El pasado 13 de junio se cumplían 25 años desde el lanzamiento de ‘Post’, el segundo álbum en solitario de Björk. Considerado uno de los mejores discos de la década de los 90, ‘Post’ es uno de los pilares fundamentales en la discografía de la cantante islandesa por su espíritu aventurero y experimental, que Björk adopta con el propósito de reflejar en él el cruce de sonidos y culturas que experimenta de primera mano en los modernos clubes underground de Londres, ciudad donde ya había gestado su celebrado debut. En ‘Post’, la otrora integrante de los Sugarcubes absorbe estilos como el acid house, el tecno, la electrónica industrial, la música neoclásica o los ritmos latinos a través de una perspectiva que reconoce busca ser pop ante todo, pues desea que su música llegue a la mayor cantidad de gente posible. Una ambición que la artista no ha seguido persiguiendo con el paso de los años.
En declaraciones a un programa de televisión, Björk afirma que su intención con ‘Post’ es crear una obra tan variada y ecléctica como la propia condición humana, y lo hace explicando una historia totalmente marca de la casa: «En ‘Post’ he intentado plasmar lo que en una semana le puede pasar a una persona que vive en la ciudad: una mañana te despiertas súper feliz y al rato abres la puerta de tu casa y descubres que alguien ha atropellado a tus gatos y estos están muertos, y te pones triste de repente. Luego vas a trabajar, subes al autobús y te encuentras con tu mejor amigo, al que no ves desde hace cinco años. Y después de un mal día de trabajo te vas a emborrachar y a bailar a la discoteca, para salir después cuando ya ha amanecido y ha salido el sol de nuevo». De manera memorable, Björk llama a ‘Post’ un disco «musicalmente promiscuo» por la variedad de estilos que contiene, y explica que la protagonista del álbum es la típica «muchacha espabilada de pueblo que lleva un tiempo viviendo en la ciudad», hasta el punto que «ella está consumiendo la ciudad y la ciudad la está consumiendo a ella». Después de ‘Debut’, un disco de descubrimiento valiente pero reservado, ‘Post’ llega para mostrar a una Björk más que asimilada en el entorno urbano, dispuesta a fagocitar y transformar todo sonido que se le cruce por el camino, pero también a una persona aún naíf y liberada de la carga emocional que caracterizaría a ‘Homogenic’, después de que la cantante agrediera a una periodista en un aeropuerto de Bangkok y, de manera dramática, sufriera un intento de asesinato frustrado.
La grabación de ‘Post’ tiene lugar originalmente en los míticos estudios Compass Point de las Bahamas, donde la artista trabaja absorbida por la naturaleza, hasta el punto que -se dice- llega a grabar unas tomas vocales delante del mar, gracias a un cable de micrófono alargado, y una primera versión de ‘Cover Me’ dentro de una cueva llena de murciélagos. Antes, la cantante teme producirlo sola debido a la falta de experiencia, y vuelve a contactar a Nellee Hopper -quien se encarga de la mayor parte de ‘Debut’- para co-producirlo. Él se niega en primera instancia -animándola a producirlo ella sola- para después aceptar con la condición de que Björk colabore con otros artistas para mantener «fresca» su propuesta. Entre los colaboradores de ‘Post’ encontramos a su entonces pareja, Tricky, en cuyo álbum de 1996 la islandesa participa a su vez; a Graham Massey de 808 State, a Howie B o a The Black Dog. El resultado es un disco de pop experimental y totalmente suis géneris en sus aproximaciones melódicas e instrumentales que en 1995 representa el epítome de lo moderno. La apisonadora industrial de ‘Army of Me’ vuela cabezas desde el segundo cero, la similar ‘Enjoy’ es hábilmente sampleada por Arca en ‘Immortal’ pocos años antes de que ambas inicien una colaboración musical que culminaría en dos álbumes y una extraña adaptación de un poema de Antonio Machado; y ‘Headphones’ es una delicada miniatura ambient-techno dedicada al hecho de quedarse dormido escuchando mixtapes.
Pero, sobre todo, son las producciones más hibridizadas con diferentes estilos las que se encargan de que ‘Post’ envejezca mucho mejor que ‘Debut’. ‘Hyper-ballad’, eterna candidata a ser considerada la mejor canción de su carrera, prácticamente un género en sí mismo por su mezcla de acid house, tecno y pop, cuenta con una producción espectacular aún a día de hoy y una melodía capaz de abrir cielos y mares. ‘The Modern Things’ es una especie de acid jazz electro que sigue sonando único 25 años después; ‘Isobel’, con letra poética de Sjón, es una bestia tribal que avanza hacia adelante con la contundencia de un tren en marcha; ‘I Miss You’ es completamente delirante en su tesis «Björk hace música latina», y la delicatessen
trip-hop de ‘Possibly Maybe’ es posiblemente la canción más sexy de su carrera.Irónicamente, Björk consigue el mayor éxito comercial de su vida con una versión de ‘It’s Oh So Quiet’, una canción de musicales de 1949 popularizada por Betty Hutton en 1951, que la cantante adapta a su particular poderío vocal pero no pervierte de ninguna otra manera. Que una artista que admira a Stockhausen, John Cage y Arvo Pärt desde niña, que se deja remezclar por la «crème de la crème» de los productores de electrónica del momento en todas sus etapas, y que básicamente ha trazado una trayectoria mirando hacia adelante y hacia todas partes, lograra su mayor hit con una versión de un musical de los años 40, puede ser uno de los acontecimientos más extraños de la historia del pop, pero Björk ha salido airosa de este hito todas formas, pues la canción es ya absolutamente indisociable de ella. Es como si fuera propia. Recientemente, Lola Indigo imitaba a Björk con una actuación de ‘It’s Oh So Quiet’ en ‘Tu cara me suena’.
A mediados de los 90, escuchar a Björk es sinónimo de ser una persona «cool» y aunque a España, sin internet, el disco llega más tarde, gracias al boca oreja, el tiempo ha sentado muy bien a este disco a pesar de que su elemento chocante se haya diluido con el paso de los años. De hecho, así lo recuerda Agustín Gómez Cascales de Shangay: «Recuerdo como si fuera hoy el día que compré ‘Post’. No es algo que me suceda con muchos discos, pero aquella fue de esas veces en que las expectativas eran tan altas que llevé fatal la espera previa al lanzamiento. Y me enamoré a la primera escucha del disco. Lo vi como un ‘Debut’ perfeccionado, pop electrónico absolutamente accesible de primer nivel. Recientemente, durante el confinamiento, volví a él. No era consciente de que estaba a punto de cumplir 25 años. Ahora que lo sé, celebro lo estupendamente bien que ha «envejecido». Es un disco poderoso a la par que sensible, extremadamente variado, y Björk se confirmaba como una genia poco antes de lanzar una de sus cumbres, ‘Homogenic’. Si su tercer álbum supondría una reacción a la variedad de estilos e influencias que fue capaz de hacer propias en ‘Post’, lo cierto es que no tenía nada de qué arrepentirse».
Comparte un recuerdo similar Carolina Velasco de Playground, El Salto y Rockdelux: «Aunque en la época en que salió el ‘Post’ me tenía que pensar mucho en qué discos gastarme el dinero, con Björk no lo dudé: exactamente igual que me pasó con ‘Debut’, me pareció que estaba a años luz de lo que hacía el resto del mundo, y con ‘Post’ volví a sentir lo mismo: ni siquiera puedo elegir una canción favorita porque todas me parecen hits. Lo mismo me pasa con los vídeos, que entonces eran un acontecimiento. Aún hoy es raro que pase un año sin que me escuche la discografía completa (o casi completa) de Björk, y ‘Post’ sigue siendo uno de mis favoritos, y canciones como ‘Hyper-Ballad’, ‘Army of Me’ o ‘Headphones’ aguantan el tipo muy bien, que es algo que no se puede decir de muchos de los discos que recibieron atención ese mismo año». Por su parte, Joan Luna de MondoSonoro va más lejos al considerar ‘Post’ el primer trabajo realmente ambicioso de Björk: «Para mí ‘Debut’ era un disco fantástico, con una capacidad de reflejar su tiempo y hacer bailar impresionante, pero creo que la Björk que conocemos a posteriori se subraya en ‘Post’. Aunque antes había trabajado con Nellee Hopper, en ‘Post’ trabaja con mucha más gente y sobre todo empieza a experimentar muchísimo. ‘Post’ es el principio de la vocación de experimentar y de ampliar miras de Björk, aunque en el fondo ella, como demuestra en su carrera desde joven, en realidad siempre ha experimentado».
En su directo sobre la primera etapa de Björk, Cascales no desaprovecha la oportunidad de recordar las caras b de ‘Post’. Todo seguidor de la islandesa conoce su universo inabarcable de caras b, remixes, tomas vocales alternativas que terminan en dichos remixes, «bootlegs» infinitos… y el periodista destaca entre las mejores canciones de esta etapa la semi desconocida ‘I Go Humble’, así como una «experimental» ‘Sweet Intuition’ que Björk compone a partir de una canción inédita que cede previamente a Madonna (‘Let’s Get Unconscious’ se transforma en ‘Bedtime Story’). La burbujeante ‘Charlene’ es otra de esas composiciones desconocidas de Björk que fascinan a sus fans, y ‘Karvel’ una de sus caras b más contundentes. Con todo, lo dicho, un universo el de ‘Post’ que sigue valiendo la pena descubrir 25 años después: un disco que es ejemplo de lo que la música pop puede llegar a ser.