Érase una vez una pista de baile en la que no había móviles, en la que los remixes no eran un añadido de la voz de Justin Bieber y no estaban ideados para los 15 segundos del Stories o el TikTok. Érase una vez en la que antes de salir, mientras te arreglabas y te tomabas la primera, lo que escuchabas era un «radio show» o un «mezcladito» con música dance a todo volumen. El segundo disco de Dua Lipa, ‘Future Nostalgia‘, que compite por ser el mejor del año, reconocido incluso entre los nominados del poco popero (salvo olvidadas excepciones) Mercury Prize, se mira en la música de baile de otras décadas, como el disco-funk de Chic de finales de los 70, el HI-NRG de mediados de los 80 y el dance de los 90.
‘Club Future Nostalgia’ es un complemento perfecto para el mismo, en tanto que completamente ajeno al sentido actual de «remezcla», ha huido aquí de «hacer el Kygo», últimamente de moda por sus remixes tipo «sota, caballo y rey» para Whitney Houston y Tina Turner; y también de recurrir a las voces de gente tan de moda como Khalid, Ed Sheeran o Halsey. Ella ofrece otra cosa, muy años 2000, un dj set de remezclas de su álbum con algunos de sus referentes sampleados o, en el mejor de los casos, como invitados. Ha confiado la transición de las canciones y algunas mezclas a The Blessed Madonna, una DJ que todos los asistentes del Sónar, por ejemplo, conocen por sus sesiones (antes era The Black Madonna), y la inspiración de esta a los mandos ha sido opuesta a lo que la gente esperaba.
Entre los nombres que salen de su boca está ‘Confessions on a Dancefloor’ sí, para Dua el mejor álbum de Madonna, quien a los fans de Lipa suena de algo para bien o para mal. El problema ha venido cuando las referencias expresas han pasado a ser Larry Heard, Metro Area (el grupo de Morgan Geist responsable de ‘Miura’), el imprescindible Frankie Knuckles y Arthur Baker, conocido en los 80 por sus remixes para artistas de pop como Cyndi Lauper o después por su trabajo con New Order.
Desde el estreno del primer single de ‘Club Future Nostalgia’, el remix de ‘Levitating’ con Madonna y Missy Elliott, ha estado claro que este álbum no venía para petarlo en ninguna lista, sino para dar otra visión sobre Dua Lipa. The Blessed Madonna ha tenido que enfrentarse a muchas críticas, no de la prensa musical, que esas están siendo muy buenas, sino de lo que en algunos círculos se llama los «stans del Twitter», que ya tienen su Wikipedia, y han sido objeto hasta de reportajes de The Guardian por su toxicidad. «No hago música para la sección de comentarios», les ha respondido la DJ y productora en un amplio reportaje para la revista The Face.
Que el concepto sea original, paradójicamente, en su revivalismo, no significa que funcione siempre. Como era de prever, ‘Good In Bed’, incluso remezclada por Zach Witness y Gen Honoshino, es un bajón como pista 3. No es que sea una decepción que Neneh Cherry aparezca en ella solo a modo de sample, sino que no se hace nada de justicia a la magistral ‘Buffalo Stance’. La excusa de que sea una petición de Mark Ronson al teléfono, en homenaje a los citados shows radiofónicos, mola incluso recurrente, pero aquí justo es un buen pegote cortarrollos. No sé si merece la pena siquiera mencionar lo de Stevie Nicks como parte de ‘That Kind of Woman’, pero es una pena que Gwen Stefani despunte más sampleada (‘Hollaback Girl’ es parte de ‘Hallucinate’) que cuando canta en una revisión ralentizada de ‘Physical’ que cuesta creer que Ronson haya estado «medio confinamiento» preparando, como ha asegurado.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, ‘Club Future Nostalgia’ es la prometida fiesta, con momentos en los que es muy difícil que no se te vayan los pies. La cosa no puede empezar mejor con Joe Goddard de los geniales Hot Chip, cuando parece que cada pista aparecerá solo un par de minutos para dar paso a la siguiente, aunque a veces sea incluso la misma composición, recurso que funciona perfectamente con las 2 versiones seguidas de ‘Pretty Please’ y ‘Hallucinate’ (atención a la parte piano house). ‘Boys Will Be Boys’ mejora la original tirando de ‘Think (About It)‘, una canción escrita y producida por James Brown, pero popularizada por Lyn Collins, que ha sido sampleada literalmente 2.500 veces, pero seguro que pocas tan animadas como esta especie de samba ideada por Zach Witness. ‘Love Again’ está llena de funky hasta parecer una canción de Chromeo (o de Jellybean Benitez) en manos de Horse Meat Disco. Y ‘Love Is Religion’, que permanecía inédita, suplica ser editada como single, aunque no se entiende que Dua no haya conseguido que Madonna le haga la locución final, con lo que a Madonna le gusta una locución. ‘Levitating’, un trallazo en mi impopular opinión, habría encajado mejor después de ella que del mash-up entre ‘Cosmic Girl’ de Jamiroquai y ‘Break My Heart’, con la que no tiene nada que ver.
Con altibajos, el álbum es un cúmulo de referencias inesperadas, como la recuperación de Art of Noise, Cajmere, el acid house y otras sorpresas por desvelar o cuyos derechos no se han conseguido (¿de verdad no es de Portishead la base reptante del último ‘Break My Heart’?). En el peor de los casos, si no te gusta el resultado, con el paso de los años ‘Club Future Nostalgia’ será una obra que contemplar asombrados, como ahora podemos recordar incrédulos que The Horrors, Metronomy, Hurts, Twin Shadow, The Weeknd, Wild Beasts, Foster the People, Goldfrapp y Röyksopp decidieron pasarse un buen día por un disco de remezclas de Lady Gaga. En el mejor, Dua Lipa se ha aproximado con ‘Club Future Nostalgia’ a un público más adulto, ha pasado de las listas de éxito y además ha removido la patata a todos aquellos que bailamos discos como ‘As Heard on Radio Soulwax Pt. 2’. No recordaba este álbum de 2 Many Dj’s ya, con todo lo que lo quemé. Qué gracioso resulta ahora que la primera frase del disco original de Dua fuera «Quieres una canción atemporal / y yo cambiar el juego». ¿No dicen que todo vuelve a los 20 años?