En ‘Plastic Hearts’, Miley no ha tenido miedo de dejar bien claras sus influencias, hasta el punto de que, en el disco, aparecen dos de sus mayores ídolos, Joan Jett y Billy Idol. ‘Midnight Sky’ se nutría tanto de Stevie Nicks que la propia vocalista de Fleetwood Mac aparecía más adelante en un remix de la canción con la que Miley buscaba alcanzar el número 1 de singles en Reino Unido (sin conseguirlo). ‘Prisoner‘ con Dua Lipa sonaba a un cruce improbable entre Kiss y Olivia Newton-John. Y ‘Gimme What I Want’ fusiona directamente el sonido de otros dos artistas que han marcado profundamente a Miley: por un lado, Nine Inch Nails y, por el otro, Britney Spears. Dos mundos aparentemente opuestos que en ‘Gimme What I Want’ colisionan sin que nadie salga herido. Al contrario: el pepinazo es evidente desde el segundo cero.
En las entrevistas promocionales, Miley no se ha cansado de repetir
el mismo discurso sobre este cruce de inspiraciones que tanto la representa como artista pop del siglo XXI: «‘Gimme What I Want’ suena como si Nine Inch Nails y Britney hubieran tenido un bebé. La canción, de alguna manera, resume quién soy como artista. En ‘Plastic Hearts’ he creado un cóctel caótico de todas mis influencias sin tener miedo a la posibilidad de que no tengan sentido juntas unas con otras. Pienso que, si el sonido es auténtico, entonces va a funcionar».La influencia más evidente de ‘Gimme What I Want’ es la de las bases electrónicas industriales de Trent Reznor, especialmente las más sintetizadas y abrasivas, las de ‘The Downward Spiral‘ o las de la última etapa. En cuanto a Britney, existen conexiones con las melodías pop azucaradas en las que hemos solido escuchar su voz, pero también con el universo decadente y alucinado de ‘Blackout‘ en cuanto a producción. Este contraste sirve a Miley para dedicarse, en la letra, a hablarnos de un deseo urgente, irrefrenable, en el que cierta violencia está presente: «ten cuidado, el placer da lugar al dolor, para mí son lo mismo», canta Miley antes de sentenciar en el estribillo: «no necesito un futuro, no necesito tu pasado, solo necesito an un amante, así que dame lo que quiero o me entregaré a la tortura auto-inflingida». Probablemente la canción más agresiva jamás firmada por Miley.
Por supuesto, es imposible obviar que el trabajo de Miley ya estaba vinculado a estos dos artistas previamente al lanzamiento de esta canción: Britney apareció como artista invitada en ‘Bangerz‘ y, el año pasado, la autora de ‘Malibu’ interpretaba varios temas de Nine Inch Nails adaptados en el capítulo de ‘Black Mirror‘ que protagonizaba, ese que hemos preferido olvidar.