Las claves visuales de… ‘Chemtrails Over The Country Club’

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Las claves visuales de… ‘Chemtrails Over The Country Club’

‘Mujeres que corren con los lobos’ de la psicoanalista Clarissa Pinkola Estés, es uno de los grandes iconos de la literatura feminista, un longseller sobre la “feminidad salvaje” que se lleva reeditando de forma ininterrumpida desde los años noventa (la última edición en España es de este mismo mes, en Ediciones B). ‘Chemtrails Over The Country Club’ parece rodado bajo el influjo de ese libro.

El videoclip comienza como la típica fantasía pija-retro de la cantante neoyorquina: una señorona conduciendo un Mercedes descapotable y haciendo cosas de rica –ir a la compra como quien va a una boda, pintar oleos enjoyada y vestida de blanco, acariciar pavos reales, conducir sin manos-, situada en un ambiente de estética cuqui-vintage y enmarcada por un formato 4:3 que refuerza aún más su discurso nostálgico.

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Pero algo parece agitar ese relato de texturas oníricas, como un ensueño filmado en Super 8. Son una serie de insertos visuales y sonoros, entre ellos un tornado que recuerda al de ‘El mago de Oz’, que anuncian la ruptura de la narración: el encuadre se abre a 16:9 (un recurso que empieza a estar un poco manoseado) y el relato se convierte en una alegoría mágico-feminista, en un aquelarre liberador, como una mujer-loba transformándose en una noche de luna llena. Más críticas «Estética de videoclip», aquí.

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