Es el día de salida de ‘Tercer cielo’, y Rocío Márquez y Bronquio -el proyecto de Santiago Gonzalo- están exultantes. Bronquio está tan emocionado que se incorpora a la entrevista tarde porque está muy ocupado, a tan sólo unos metros de distancia… atendiendo a las redes sociales (tiene 5.100 followers en Instagram). El álbum, un encuentro entre folclore y electrónica, es muy bueno, sus caras denotan saberlo, y son muchos sus compromisos con la prensa, a lo largo de varios días, en Madrid. Su equipo arrastra unas maletas porque probablemente se va corriendo a otro lado.
La conversación en la cafetería del Círculo de Bellas Artes es agradable y calmada, en cualquier caso. Rocío Márquez es un encanto y siempre estará disponible para despejarte cualquier duda sobre su arte, ya desde antes de empezar a grabar, y también después de terminar. Al final bromeo con ellos sobre el hecho de que en tantísimas entrevistas les pregunten qué opinan de Rosalía («somos fans», repiten otra vez más). Márquez ya ha hablando tanto antes de ‘El mal querer’ y ahora de ‘MOTOMAMI’ que decido llevar la conversación por otro lado.
¿Qué diferencia vuestro proyecto de otros que están uniendo folclore y vanguardia?
Rocío: «Está siendo un momentazo de revisitar el folclore, hay muchos proyectos haciéndolo. Nosotros no tenemos expectativas, no hemos querido hacer nada nuevo. Teníamos ganas de juntarnos porque Santi (Bronquio) hizo un remix de la rondeña del disco anterior (‘Empezaron los cuarenta’). A partir de ahí quisimos hacer un encuentro para profundizar. No queríamos hacer ningún corta y pega porque no somos fans, aunque a veces por supervivencia hayamos hecho alguno, pero no en este caso que nos juntamos sin fechas ni plazos. Era un momento de postpandemia cuando no había bolos y casi no nos podíamos mover. Yo vivo en el campo, y él venía una semana, luego otra semana. Periodos largos. Íbamos probando. La sorpresa fue lo natural del encuentro. A los dos nos motivaba mucho, descubrimos partes de nosotros mismos que no tenemos tan exploradas».
¿Cómo es que no queríais hacer «nada nuevo»? Te tenía por una artista inquieta que busca evolucionar…
Rocío: «La motivación no ha sido explícitamente hacer nada diferente, sino redescubrirnos porque el primer encuentro había ido bien. Yo tengo muchas crisis de todo tipo. Cada equis tiempo toco fondo y dejo de verle sentido a las cosas. Tengo que dejarme morir y volver a nacer. Con todos los miedos, las historias de cada uno en la cabeza. El hecho de encontrar un elemento nuevo como la electrónica, que él juguetee con mi voz y me ofrezca colores en los que yo nunca me había escuchado a mí misma me motiva. Las posibilidades de explorar y también ver adónde me puedo llevar yo todo eso a nivel vocal. Lo que me tiene tan viva, con estos nervios tan bonitos, es que estoy experimentando nuevas maneras. Yo ya escuchaba a Diamanda Galás o hacía cursos con Fátima Miranda, pero estos nuevos efectos me lo multiplican por nosecuántos».
He visto que las has mencionado en otras entrevistas, ¿a qué nivel te han influido?
Rocío: «La técnica vocal siempre me ha interesado mucho, pero no por el perfeccionismo, sino para aumentar las posibilidades y que la paleta sea lo más variada posible. Canto a la libertad y me gusta tenerlo como recurso. No ha habido una sola metodología ni a la hora de hacer música ni a la hora de producir, sino que se ha ido dando todo. También con un equipazo de músicos que lo ha redondeado».
¿Qué has querido decir con lo de que no te gusta el cortapega, pero a veces recurres por supervivencia? El sampleo está ya aceptado como forma de producción, ¿no?
Rocío: «En este disco no hay cortapega en ningún caso. No queríamos caer ahí. Es que a veces tienes una fecha de salida desde antes incluso de terminar el proyecto. Cuando hablo de cortapega no hablo de este proyecto sino a lo mejor de proyectos que no eran ni discográficos. Te piden una actuación con una temática, te interesa, pero de tiempo va muy justo, tienes más proyectos… y terminas tirando de recursos anteriores que ya tenías. Pero la profundidad no es la misma».
Los palos flamencos, que algunos descubrimos por Los Planetas…
Bronquio: «¡Yo también! ‘La leyenda del espacio'».
… vienen entre paréntesis, menos mal. ¿Pero cuáles han sido los referentes electrónicos? De los verdiales de ‘Niña de sangre’ habéis comentado que por BPM’s eran altísimos. Me ha hecho pensar en algo tan acelerado como Dan Deacon.
Bronquio: «No teníamos referentes de electrónica durante la producción. Salen porque es algo que tienes dentro. Pero un referente en esos verdiales son Niño de Elche y Los Voluble, que presentaron un proyecto en el Sónar y luego en el Cartuja Center y en ambos flipé. Es un concepto interesante, en cuanto a producción nos dimos cuenta de que el techno de Berghain y los verdiales con guitarra y sombrero de flores en la montaña no están tan lejos. Son momentos de comunión, trance y fiesta. Puedes hacer un mash up de un verdial con techno, por velocidad y por el tipo de transiciones. Salió muy fácil por las similitudes».
Rocío: «Cada equis tiempo toco fondo y dejo de verle sentido a las cosas. Tengo que dejarme morir y volver a nacer»
El disco me parecía como bastante británico, por el rollo rave, drum&bass… ‘Mmmm’ me ha recordado a Jamie xx.
Bronquio: «Total, total, total… ‘Mmmm’ y Jamie xx tienen bastante vínculo. ‘Gosh’ tiene una influencia muy clara en mí. Algo que he descubierto es que mis referencias de electrónica son alemanas, gente como Modeselektor, o como UK garage, Skream… Los recursos del flamenco son muy primitivos: cajones, taconeos, golpes en la mesa… hay similitudes entre eso, el UK garage, Jamie xx, el techno más alemán. La crudeza a nivel de tímbrica es muy similar. Ahora me parece muy evidente, pero en su momento me sorprendió mucho».
¿Tú, Rocío, estabas también curtida en esta parte?
Rocío: «He aprendido mucho con Santi. A veces con el micro apagado y con el ordenador ya cerrado, nos poníamos a ver un documental de Youtube, a sumergirnos, a descubrir nuevas sonoridades, nuevas maneras…»
A veces los artistas nos decís que todo ha sido más mezclado de lo que parece, pero en este caso tú has aportado el flamenco y Santi la electrónica.
Bronquio: «Cada uno venimos de donde venimos, la aportación de ella es más el flamenco, pero como hemos estado 2 años juntándonos, al final nos hemos estado poniendo muchas músicas. Ella escuchaba Arca y FKA twigs y yo Fosforito (risas)».
Rocío: «Ha sido divertido por eso. Normalmente cada uno en su coche escuchaba la música del otro: hemos hecho un camino de ida y vuelta».
‘El corte más limpio’ es el tema del «taconeo berlinés», ¿cómo lo habéis trabajado? ¿Son samples de Youtube u os habéis puesto a taconear?
Bronquio: «Era de Youtube, hemos tirado de Youtube a tope. Seguro que Jamie xx también tira de Youtube (risas)».
Esta canción es la que más aúna techno y folclore, ¿no? No sé si para vosotros hay otra más señera.
Bronquio: «Pienso que en este tema hay más un ejercicio de estilo de techno, en estructura y dinámica, pero la voz de Rocío y los recursos flamencos casaban increíble desde nuestro punto de vista. En otros temas los límites son más difusos».
Rocío: «Es el único tema en que no hemos puesto palos».
¿Qué queréis decir en la nota de prensa con que el disco tiene «tres transiciones que definen capas de la experiencia»? ¿Hay un concepto o una historia?
Rocío: «En este disco queríamos probar con espacios de improvisación, otras sonoridades. Estamos preparando un proyecto escenográfico, que es el mismo repertorio pero tratado de otra manera. El disco tiene un hilo conductor, pero no hemos necesitado hacerlo tan explícito. Es una serpiente con cabeza, cola, y tres transiciones que van mudando…»
Que son las tres partes de ‘La Piel’, la seguiriya.
Rocío: «Era un guiño por la estructura de los cantes en el flamenco. Si cantas por tangos o bulerías, son letras inconexas a nivel temática, una es de «he perdido a mi padre» y otra «me voy de fiesta, lereleré». En el disco hay un mismo poema de Luis García Montero que está dividido en 3 pistas distintas, muy cortitas, más de lo habitual… Es decir, en vez de coger letras inconexas, he cogido una letra y la he dividido en distintos palos. Con las distintas campos, va hilando el viaje que se va haciendo».
¿Hay una temática concreta en el álbum?
Rocío: «Es un canto a la libertad permanente, como eje que vertebra todo. Se ve en «Voy a parirme a mí misma» del aguinaldo. «Somos un viejo río (…) y nadie nos podrá cruzar». Habla del renacer, de la búsqueda… También de las tinieblas que hay que pasar para llegar ahí».
«Siempre he cuestionado si somos libres y hasta qué punto somos conscientes de la poca libertad que podemos tener»
¿Por qué este tema? ¿Consideras que la libertad está en peligro?
Rocío: «(largo silencio) Es un tema que siempre tengo presente, siempre he cuestionado si somos libres y hasta qué punto podemos estar tan perdidos que no somos conscientes de la poca libertad que podemos tener».
Bronquio: «Muchas veces hablamos de la libertad con uno mismo, de los condicionamientos que nos ponemos cada uno, y en el flamenco es evidente».
Rocío: «Por eso hablamos del autoconocimiento, está muy conectado con la libertad».
Bronquio: «Yo he estado en discursos de si el flamenco es más o menos permisivo y al final te das cuenta de que eres tú quien no te permites algo».
Hablando del aguinaldo, hay un recorrido por el folclore de toda España, ¿no? No solo Andalucía.
Rocío: «En producción está Inglaterra, Alemania… A nivel palos está muy presente Andalucía, pero hay una parte más folclórica, como el aguinaldo que es de Murcia, porque fui allí a grabar un proyecto de unos amigos. Es un disco que nace de la experiencia. El aguinaldo vino porque la fiesta más gorda que me he pegado en mi vida ha sido en Murcia, en Navidad, cogiéndonos una mortal (risas) Casas en el campo donde no molestas a nadie. La huerta murciana. Pero está tan conectado a nivel literario con fragmentos de letras populares, también con una letra actual de Carmen Camacho y de Macky Chuca, que no se puede hablar de una geografía exacta: lleva muchas capas. Por eso queríamos que en la portada y en la contra se vieran texturas y capas.
¿Es como esa fiesta en Málaga que es una rave?
Los verdiales son como una rave, está todo conectado (risas)
Vais a flipar, pero en ‘Prefiero la muerte’ pensé que entraba otra voz, y en concreto era la de Ana Torroja.
Bronquio: (risas) «El tratamiento que se da a la música en general es muy de peli de Carlos Saura, con los melotrones. Ella es anti-reverb, pero le hemos puesto un reverb como de Julio Iglesias. Puede ser como pop de los 80, pero lo de Ana Torroja no lo había oído…»
Rocío: «Me encanta escucharme en distintos registros. Soy más anti-reverb en mi escucha. Para sentirme libre, para poder jugar mejor, necesito sonido limpio. En actuaciones pido mi voz limpia en mi canal. Se tira al público con efectos pero ese juego lo hace él, yo necesito oír mi voz limpia».
¿En la producción hay mucho de improvisación o está todo bastante atado?
Bronquio: «Durante la producción que hemos hecho en casa íbamos de la mano, si algo nos chirriaba, lo quitábamos. A veces los dos nos veníamos demasiado arriba, pero a la mínima que había una proposición, la otra persona le encontraba una coherencia».
Rocío: «A los dos nos gusta probar».
Bronquio: «Hay mucho de libre albedrío. Voz y recursos musicales, íbamos soltando y lanzando. Después, ya empezamos a ponerlo en su sitio».
Habladme del desenlace del disco. ¿Qué aporta ‘La mercancía’? ¿Por qué ‘La marca’ sale después de la tralla de ‘El corte más limpio’?
Bronquio: «Nosotros el final lo percibimos como traca final. Y después, el amanecer fumando el porrillo y te vas a tu casa (risas) Cierras el círculo».
Rocío: «Es una letra popular del disco, de las pocas, de Antonio Mairena: «el que se va, va diciendo en el silencio qué grande es la libertad». Esta letra está escrita en la Peña Flamenca de Mairena, por dentro, antes de irte la ves. Es un guiño. Incluso en los discursos más ortodoxos ya estaba esa necesidad».
Unamuno, Lorca aparecen en los créditos como co-autores, abriendo y cerrando el disco. Qué pasada, ¿no?
Bronquio: «Cuando pasan 80 años, los puedes usar».
Rocío: «Lo de Lorca era porque en 2022 es el centenario del festival de flamenco que organizaron Lorca, Falla… marcó muchísimo este arte. Al escuchar el discurso que él dio, queríamos hacer una adaptación porque era muy potente. Juan Diego nos mandó la información y cuando nos pusimos a verla… era oro molido. Buscamos la adaptación a nivel de métrica. Ha habido momentos caóticos, con información de muchos sitios. Estábamos los dos abiertos y permeables. Había huecos que no sabíamos ni que teníamos. Ha sido muy interesante y muy intuitivo».