Después de experimentar con dos EPs, Natalia Lacunza presenta su debut oficial con ‘Tiene que ser para mí’, su primer disco largo, nuestro «Disco de la Semana». Ya nadie se acuerda de su paso por la Academia de OT: la artista navarra ha logrado consolidar en estos tres años una carrera muy digna que tan solo acaba de empezar.
Con muchas influencias en su cabeza que van desde el pop alternativo a la electrónica más ambiental, el sonido de Lacunza la ha llevado a ser considerada la madre del bedroom pop nacional. Tan pronto te hace un hit ochentero radiofriendly (‘Cuestión de Suerte’), como un drum’n’bass más experimental (‘Todo va a cambiar’) o un bolero (‘Tiempo atrás’). Hablamos con ella largo y tendido sobre este disco, su larga búsqueda hasta encontrar su sonido y la sensación de autocuidado que desprenden las nuevas canciones. Esta noche de viernes 24 de junio, podéis verla en Tomavistas Extra.
Cuando salió tu primer EP, ‘Otras Alas’ (2019), mucha gente te observó con lupa y decía que te parecías a Billie Eilish. Incluso me lo parecía a mí en temas como ‘tarántula’. Pero después, entre ‘ep2’ (2020) y ahora con ‘Tiene que ser para mí’, por fin digo: “Esto ya suena a Natalia”. ¿Es difícil encontrar el sonido propio de una misma y quedarse satisfecha?
Claro, es que eso es normal. Yo venía de solo hacer canciones en mi casa y nunca había trabajado con productores ni había tenido la oportunidad de hacer algo más profesional. Entonces, es lo que tú dices: sales de OT, todo el mundo te tiene el ojo puesto y tú acabas de nacer y no tienes ni idea de nada. Aunque yo sí tenía muchas referencias y una idea de por dónde quería ir. Estoy muy contenta de mis trabajos previos: ‘Otras alas’ y ‘ep2’. Pero ‘Tiene que ser para mí’ es el padre de estos dos, es la edad adulta.
Tiene todo el sentido porque en estos tres años yo también he cambiado mucho a nivel personal y he vivido muchas cosas. Básicamente ha sido hacerme mayor, tener una responsabilidad gigante en todos los sentidos y adaptarme un poco a todo esto. Han sido tres años de búsqueda constante, de tener miedo a hacer ciertas cosas y romper con eso para estar más contenta. Además, lo que dije después de hacer los dos primeros EPs fue: “Quiero dejar de trabajar con ochenta productores para un solo proyecto”. En esos trabajos sí hay cierto hilo conductor en cuanto a melodías o letras, pero en este disco dije: “Voy a formar un equipo sólido de gente con el que voy a hacerlo entero”. Al final, hacer un disco es una cosa muy seria y yo siempre he tenido claro que no es una tontería. No estaba nada preparada para hacerlo desde el principio.
Y por eso tomaste la decisión de trabajar codo con codo con Pau Riutort para producir ‘Tiene que ser para mí’.
Sí, hemos estado trabajando todo el rato con Pau, el productor, que ahora es uno de mis mejores amigos también. El hacer todo el proyecto con él ha sido mucho tiempo juntos. Yo escribo mucho desde la emoción de las cosas reales, y él ha estado ahí poco a poco conociéndome y aguantándome en mis días malos. Sobre todo, escuchándome un montón. Este disco lo hemos co-producido totalmente y estoy muy contenta con ello; no siempre te sientes 100% libre, escuchada o reflejada con los productores. Yo le explicaba todo, he trabajado mucho la comunicación y ha sido muy divertido porque he podido hacer lo que me ha dado la gana. Él sabía de todas mis referencias y hemos llevado todas mis ideas a cabo, las ha hecho brillar.
Se nota que es un disco muy compacto y orgánico. ¿Era vuestra intención?
Ha sido muy guay porque yo tenía en mente la idea de hacer un disco que fuera muy llevable al directo. Después de empezar la gira con los dos EPs anteriores, me di cuenta de que había estado componiendo pensando en la escucha con cascos, más íntima. Y no sabía cómo iba a llevar eso al directo, así que tuvimos que hacer un remake de todas las canciones para llevarlas al mood orgánico. Fue un curro.
Venía de haber hecho mucha música intimista, atmosférica y de viaje sonoro. Pero luego, yendo a conciertos y tocando yo misma, me di cuenta de que no solo quería transmitir esa profundidad; quería llevármela a otro mood y partir de un punto más orgánico, a pesar de que tenga cosas programadas. Quería que esta vez la gente moviera la cabeza y saltara. Pau venía mucho del directo y ha tocado un montón, así que me ha ayudado en eso para esta gira. De hecho a veces toca también en la banda. Al final, el proyecto también es suyo.
«Había sacado tantas colaboraciones el año anterior que tenía ganas de pegar un puñetazo en la mesa»
Viniendo de colaborar con gente que le está yendo bastante bien a nivel mediático o streams como Leiva, Guitarrica, Cariño, Aitana, los franceses Videoclub… has preferido hacer un disco largo casi todo sola. ¿Intencionado o salió así?
Todas las colaboraciones las hago de manera intuitiva. La más mainstream que he hecho ha sido con Aitana, que me vino una propuesta desde fuera. Dije que sí porque me pareció muy guay que diera ese giro con ‘11 Razones’ y al final es una artista con la que comparto A&R y me hizo ilusión que me dijera de colaborar con ella. Lo mismo con Leiva, me preguntaron ellos. Pero las que yo decido voluntariamente en mis proyectos las hago porque hay conexión genuina y porque tenemos mucho en común. También me baso mucho en la amistad, sinceramente.
Con este disco mandé bastantes propuestas pero eran todo artistas de fuera. Creo que ‘Tiene que ser para mí’ tiene un punto bastante europeo. Pero al final no surgió ninguna y dije: “Mira, mejor”. Había sacado tantas colaboraciones el año anterior que tenía ganas de pegar un puñetazo en la mesa y decir: “Este es mi repertorio, estas son mis canciones y no necesito que nadie se suba en ellas porque están genial”.
Tal es la rareza en el plano de las colaboraciones que, en el último tema titulado ‘Cartas de Amor’, cantas junto a RUPTURA, el proyecto de una amiga tuya que justo está despegando. Tuve que hacer un buen research para saber sobre ella…
Normal, porque no tiene nada más aún (risas). Es su primera canción, está empezando. De hecho, ella fue la que tuvo la idea de esta versión de Los Moles, la tenía guardada. Ella tenía una demo con la que yo estaba obsesionada. No la quería sacar porque estaba insegura, pero llegó un día, después de muchos meses, que le dije: “Tía, me gusta tanto que te diría de sacarla en mi disco en plan colaboración”. Lo dije un poco de coña porque no quería acaparar su canción, pero al final ha quedado súper bonito y es una de mis favoritas del disco. Somos muy amigas, surgió súper natural.
«El mood ochentas está súper trillado. Todos los artistas de pop latino lo hacen»
En cuanto a la otra colaboración, con Karma C interpretas quizá la canción que más se sale del sonido habitual de este disco: “Todo va a cambiar”, un drum&bass peculiar. ¿Tuvo otro proceso de composición distinto?
Creo que es porque no tiene ninguna intención pop. Algo puede tener porque la base al principio era mucho más ochentera. Entonces yo puse encima la melodía y la letra, pero me rayé un montón porque no me quería repetir: ya tenía ‘Cuestión de suerte’, que es muy evidentemente ochentera. Me parecía un poco redundante y además ya no me interesa tanto porque el mood ochentas está súper trillado. Todos los artistas de pop latino lo hacen. Estaba un poco aburrida con eso. Así que estuvimos dándole muchas vueltas.
He estado escuchando muchísimo drum&bass últimamente y me flipan los artistas que lo incluyen pero que no es evidente. Tenía la espinita del drum&bass, y un día, en Mallorca, estábamos Pau, Tere de Ganges y yo buscando loops por probar y dijimos: “¡Dios! Ya está”. Es la más hyperpop. Me gusta porque le da un punto más arriesgado al disco y le da un final bastante apoteósico.
Esa canción me ha llevado a tu etapa más anterior, cuando colaborabas con artistas más experimentales como mori o Bronquio. ¿Cuáles son tus influencias más underground de ese rollo ahora mismo?
Mis artistas favoritos de España son los del sello Rusia IDK: mori, rusowsky, Ralphie Choo, DRUMMIE… Tienen una propuesta súper interesante. De hecho, vamos a currar juntos y me apetece un montón. Es divertido y arriesgado. Están haciéndose su hueco, siento que las propuestas alternativas están haciendo todo con fuerza. Ya llevan haciéndolo desde hace unos años pero ahora se está llevando a la realidad. El concierto de rusowsky en la Shoko estaba petado, todo el mundo bailando muchísimo. Fue como: “Aquí está pasando algo”.
Sí, yo también noto que antes era la ola del trap o lo urbano, y ahora hay una nueva en torno a todo eso. ¿Cómo la llamarías?
Ya. Yo creo que todavía no tiene una definición, tiene que pasar un poco más de tiempo. Es toda esta influencia que viene del garage, la evolución de la electrónica… Creo que hemos pasado a que nos guste algo más sugerente, en vez de un trap evidente. Queda mucho por explorar todavía en ese sentido, sobre todo en España. Por eso me parece muy interesante que esté pasando esto. Creo que empezó en 2019 o algo así, pero un montón de artistas alternativos sin sello ni nada fueron creciendo en streamings y gracias a las redes sociales. Es súper guay.
Antes solo podías crecer en la música gracias a las playlists de Spoti o la radio, y ahora hay más cabida para mucha más gente. Que eso también lo hace más complicado al mismo tiempo, pero bueno. Producirte a ti sigue siendo caro, pero puedes hacer cosas humildes. Y aunque sea humilde, puedes plasmar tu idea aunque no sea 100% el sonido que necesitas o el master y la mezcla súper pro. Da igual. mori, por ejemplo, empezó así; o Guitarricadelafuente, se grababa a sí mismo. Tenía canciones súper virales y era un master pochísimo, ¿sabes? Te das cuenta de que da un poco igual, a la gente le llega. Da igual que la mezcla sea la polla y te haya costado cinco mil pavos o que no te hayas gastado nada.
«Mis artistas favoritos de España son los del sello Rusia IDK: mori, rusowsky, Ralphie Choo, DRUMMIE…»
Pero volviendo a tu disco, ¿qué influencias sonoras has tenido en mente para ‘TQSPM’?
He escuchado mucho de este tipo de pop alternativo en plan ambiental que juega con ritmillos de trap. Joji es como una referencia que tengo desde hace mil años y que me ha seguido influyendo a día de hoy. BENEE también me petó la cabeza cuando la conocí. De repente ha pegado un boom, me ha inspirado muchísimo. Ella también hace estas mezclas de dreampop, metiéndole de todo, y es una genia mezclando conceptos y melodías. The Neighbourhood también, PinkPantheress…
Qué pena que cancelara en el Primavera a última hora…
¡Ya! Qué rabia. Estaba ahí casi solamente por ella (risas). También me dio rabia que cancelaran Holly Humberstone, Clairo… A mí porque me invitaron, pero no hubiera pagado dinero por ir. Aunque me lo pasé muy bien igualmente. Vi a Fred Again, que es uno de mis artistas favoritos también. Ahí tienes otra influencia en el disco (risas).
Hay que hablar también de la aportación de Silvana Estrada en el bolero ‘Tiempo atrás’. ¿Qué tal componer con ella en México?
Fue súper, súper bien. Ella es una tía increíble, conectamos un montón muy rápido. Estuvimos toda una tarde hablando de nuestras mierdas (risas), contándonos nuestras penas. Componiendo también fue súper rápido. Fue un gusto. De hecho, iba a ser una colaboración al principio, pero ella estaba muy liada por la gira y no le dio tiempo a grabar las voces definitivas. Yo tengo en mi móvil una demo con la voz de Silvana.
«Quise hacer el disco divertido y ameno, a pesar de que el contenido pueda ser intenso»
En cuanto a las letras, me gusta ponerme especialmente este disco porque me da paz escucharlo. Es como ponerse música de autocuidado o sentir un pequeño abrazo. Y puedes disfrutarlo estando en dos moods: o de subidón o de bajón. Cosa que no es fácil.
Sí, literal. Pero porque está jugando todo el rato con esa ambigüedad. Una canción puede estar contando algo que te pone muy triste o muy contento, y, aparte de eso, la música lo hace muy entretenido. Así yo tampoco renuncio a mi intensidad como artista (risas). Dije: “Quiero compensar esto con la instrumentación, con los BPMs de la canción, con el tipo de producción”…. Hacerlo divertido y ameno, a pesar de que el contenido pueda ser intenso.
Me da la sensación de que ahora hay muchas canciones dedicadas al empoderamiento extremo, que está genial, pero no todos somos Beyoncé 24/7. Aquí veo fuerza desde la honestidad y la vulnerabilidad.
¡Exacto, yo también lo pienso! Es que ‘MOTOMAMI’ es un sueño. Lo he hablado un montón de veces. Creo que, para llegar a ese estado de gracia, tienes que no ser humano. Hay un mood en la música mainstream en España que, en vez de abrazar la vulnerabilidad, es todo lo contrario: ser el más chulo, la más chula, no hay nada por encima de mí… Y, en realidad, eso es falso: nadie somos así. Es una expectativa falsa sobre la vida. Para ser la puta ama también hay que saber abrazar las cosas malas y curar heridas. A mí la música me ha servido siempre para sentirme acompañada y comprendida, para sanar X cosas… Entonces creo que yo estoy intentando hacer lo mismo con mi música, inconscientemente. Hacer canciones-tirita.
De hecho, ‘No me querías tanto’ apunta a ser el hit escondido del disco. ¿Por qué crees que está conectando tanto con la gente?
‘No me querías tanto’ está hecha desde el sentimiento colectivo. Precisamente, el estribillo dice: “Como tú, hay tantos, tantos, tantos”. Después de tres años viviendo en Madrid y conociendo la realidad de la industria, y todo lo que pasa por dentro, que nadie sabe… Es una canción que obviamente he escrito desde mi experiencia, pero a la vez pensando en esa sensación global. Es una cosa que pasa todo el rato. Si puedo ayudar a alguien a darse cuenta de que está metida en una mierda que no se la merece, pues genial. Ni siquiera lo he hecho egoístamente ni nada, sino desde el pensamiento de: “Si yo hubiera escuchado esta canción hace dos años, igual me habría planteado cosas”.
De hecho, la canción puede hablar no solo a nivel sentimental sino también laboral, por ejemplo.
Claro. Sobre cualquier abuso de poder. Al final, siempre se blanquean todos los comportamientos de este tipo. En todas las empresas hay esta gente y nunca nadie dice nada porque da miedo. Creo que está guay que la haya escrito porque es una realidad que nadie puede negar. No estoy diciendo nada explícito, habla de una dinámica.
«Cuando tú te sales de tu círculo de diez personas de confianza, te das cuenta de que la homofobia existe en cada familia, en cada espacio de trabajo, en la calle y en todo»
Estamos en pleno mes del Orgullo y hace justo un año del asesinato de Samuel, un hecho que está claro que no es aislado y que desafortunadamente es la punta del iceberg de mil agresiones que sufrimos desde el colectivo a diario. Mientras tanto, ves cómo las empresas ponen su bandera en el escaparate y después la quitan. ¿Qué opinas de todo este sinsentido cruel y absurdo?
Para empezar, creo que necesitamos una renovación generacional de la hostia. Porque cuando tú te sales de tu círculo de diez personas de confianza, te das cuenta de que la homofobia existe en cada familia, en cada espacio de trabajo, en la calle y en todo. Y eso es algo que es así. Yo tampoco estoy de acuerdo con el hecho de que ahora las empresas digan: “¡Mes del Orgullo!”. Es como, vale, pero lo que realmente deberías hacer es mirar si en tu plantilla hay algún homófobo que está tratando mal a alguien. Está bien visibilizar y está bien que esté todo lleno de gays por todos lados, pero no hay que perder el foco. No es una cosa de decoración, es una lucha constante y algo serio. No creo que se debiera comercializar tanto la causa. Y si la quieres comercializar, asegúrate de que tu empresa representa 100% los valores de lo que estás defendiendo.
Tienes una agenda llena de festivales para el verano. ¿Qué podemos esperar de este nuevo directo? ¿Seguirás con tu banda?
Voy a seguir con mi banda porque ahora mismo son lo mejor que tengo en mi vida. Somos unas amigas que flipas, somos como familia. Tocamos súper a gusto juntas y tenemos ya un montón de dinámica entre nosotras, es nuestro tercer año tocando juntas. Nos lo pasamos genial. Al final, lo más importante es estar rodeada de gente que aprecies y con la que estés a gusto. No me plantearía cambiar la banda porque estamos genial y mientras ellas puedan seguir tocando conmigo por disponibilidad… El día que se tenga que cambiar no pasará nada pero me dará mucha pena.
Tengo muchas ganas de los conciertos. Se agradece cambiar de repertorio, es muy agradecido el directo. Mucho más dinámico, yo me lo paso genial. Solamente he cantado las canciones nuevas en tres conciertos y ha sido como un soplo de aire fresco. Además, veo a la gente en los conciertos y veo que les gusta, ¿sabes? Y luego te vienen, incluso padres y madres, gente mucho más mayor que yo, que te dicen: “¡Me encanta!”. Recibo mensajes de madres diciéndome: “¿Cómo puede ser que estés escribiendo sobre algo que yo estoy sintiendo si tengo muchos más años que tú?”. Es súper fuerte.
«Tengo la música de club muy dentro en la cabeza, la electrónica pero sensible y emocional tipo Fred Again o The Blaze»
Y ahora que ya has dado a luz a tu hijo, ¿qué es lo próximo que te gustaría alcanzar en tu carrera? Dicen que el segundo álbum es incluso más difícil que el primero…
¿Sabes qué pasa? Que ahora tengo tantos frentes abiertos… Creo que el siguiente álbum va a ser un poco el mismo concepto a nivel pluralidad de géneros. Nunca me voy a poder ceñir a una sola cosa. Ahora tengo la música de club muy dentro en la cabeza, la electrónica pero sensible y emocional tipo Fred Again o The Blaze. Mira, se me ponen los pelos de punta (risas). Es música que a mí me ha encantado siempre, siempre he tenido muchas ganas de explorar y tengo ahí la espinita súper clavada. No sé si hacer un EP de ese tipo de música. Porque, por otro lado, también tengo una idea de hacer algo bastante más clásico en plan bossanovero o antiguo. Tengo muchas referencias de música francesa. Me apetece hacer mucho un disco de Navidad, también (risas). En plan Frank Sinatra, de los años 50.
Te quieres marcar un Lady Gaga, vamos.
¡Literal! Ella hace country, hace popazo, hace electrónica, hace jazz… Tiene mil caras. Esa tía es un referente desde que soy enana, precisamente por eso. Creo que yo tampoco me ciño a una sola cosa porque me parece que un artista que es capaz de renovarse y de cambiar a lo largo del tiempo es más interesante. Cuando vas pudiendo adoptar diferentes pieles y aun así todo el mundo te reconoce por lo que eres es muy guay. Así no vas a parar nunca de sorprender y te hace súper digno como artista. Está muy bien hacer siempre lo mismo pero a mí, poder ir cambiando de forma, me atrae mucho más.