Música

¿Bionic o chaotic?: Christina Aguilera da en Mallorca un show divertido pero desunido

Mallorca Live se ha apuntado uno de los tantazos festivaleros del verano al confirmar en su cartel de este año a Christina Aguilera. Hacía casi 2 décadas que la intérprete de ‘Beautiful’ no aterrizaba en España para actuar, y la sensación de encontrarse en una situación privilegiada por verla prácticamente antes que nadie se palpaba en el ambiente. Ya desde el jueves pululaban por el recinto fans de Christina que vestían la camiseta de ‘Stripped’. Otros optaban por la de ‘The X Tour’. Desde primera hora del viernes los seguidores más fieles de Christina aguardaban su llegada en las primeras filas del escenario. Había que asegurarse verla en condiciones por si tardaba otros 20 años en volver (aunque en España aún quedan dos oportunidades).

También se palpaba en el ambiente cierta inquietud durante los primeros 15 minutos… o 20 o 30 en los que Aguilera no salió al escenario. A la cantante le dio tiempo de ganarse tanto los vitoreos como los abucheos del público. Finalmente el show empezó con visuales que advertían de la llegada de Christina y de su canción más guarra: «are you ready to get dirrty?» Christina emergió en las tablas con un body rojo con transparencias, un abrigo y gafas de sol. ‘Can’t Hold Us Down’ llegó después, y nada preparaba a la audiencia para el extraño concierto que se avecinaba. Divertido, sí, pero extraño.

El show de Christina fueron varios en uno. En ningún momento pareció un concierto dedicado a sus epés en español, lo cual, quizá, tampoco nadie esperaba; sino que la cantante optó por realizar un repaso exhaustivo y atropellado de toda su carrera sin comerse demasiado la cabeza para dar algún tipo de unidad a las canciones. En algunos casos ni siquiera se encontraba en el escenario para interpretarlas, y en otros las acortaba sin ton ni son.

Tras los dos primeros singles de ‘Stripped’ sonaron ‘Bionic’ y ‘Vanity’, llevándonos de repente a 2010… o a las fiestas el Pride. A continuación pareció que el show volvía a empezar con una versión en reggaetón de ‘Genie in a Bottle‘ que sí nos llevó al breve acto latino… solo para dar paso a más decisiones erráticas que generaban desconcierto.

Andrés Iglesias

Una de ellas fue la introducción de Christina de ‘Pa Mis Muchachas‘. Parecía que iba a cantar una balada cuando, acompañada por unos acordes de guitarra, empezó a hablar sobre la ilusión que le hacía recibir el amor del público en un momento en que están sucediendo cosas especialmente negativas en el mundo (aludió indirectamente a la derogación de la ley del aborto). Pero no. Era el turno del single principal de ‘La Fuerza

’, el cual a Aguilera le gustó grabar porque lo hizo con Nathy Peluso, Nicki Nicole y Becky G y ella «siempre había querido sentirse parte de un grupo». Irónicamente, Christina solo se acordó de nombrar a Nathy y, además, la parte de ellas ni siquiera sonó. La canción se acortó de mala manera, robándole su clímax.

En un show en que no sabías dónde empezaban o acababan los diferentes actos, si es que los había, y en el que el cultivo de una atmósfera, de un ambiente cohesivo, era inexistente, Christina nos llevó de vuelta al Pride con ‘Feel this Moment’ y el primer tsunami de confeti salió disparado desde el escenario amenazando con sepultar a toda Mallorca. Pareció el final del show, que dio paso a un interludio en el que sonaron ‘Titi me preguntó’ de Bad Bunny y ‘Pepas’ de Farruko. Si ya nada parecía tener sentido, Aguilera volvió al escenario para cantar ‘Ain’t No Other Man’… y lo volvió a abandonar mientras los bailarines danzaban al ritmo de las canciones de ‘Burlesque’. ¿Bionic? Más bien chaotic.

Dentro de este caos hay que decir que hubo mucho hit, por lo que cualquiera que estuviera familiarizado con el repertorio de Christina se lo iba a pasar bien. ‘Lady Marmalade’ se hizo esperar y enloqueció al público con más toneladas de confeti disparados de la nada, y la interpretación de Christina de ‘Beautiful’, con variaciones de ritmo en la melodía, fue preciosa. ‘Fighter’ protagonizó el momento de euforia de la noche, y ‘Let There Be Love’ concluyó el espectáculo con un mensaje dedicado al amor y a la unión, en el que Christina sí hizo referencia explícita a la «libertad de decidir».

No me interesa lo más mínimo el debate sobre el playback en los conciertos de pop. Sí, Christina recurrió a él en varios puntos del espectáculo, hasta el punto que ni siquiera le preocupaba que fuera evidente, como cuando en ‘Santo‘ se ponía a hacer «adlibs» encima de su propio «lead vocal» pregrabado. Probablemente, hacer playback le permite preservar su voz para que pueda seguir con la gira. Especialmente en ‘Beautiful’ quedó claro que Christina sigue siendo una vocalista impresionante. Por desgracia no pareció demasiado interesada en ofrecer un espectáculo que tuviera sentido, que contara una historia o, simplemente, que tuviera un mínimo de unión.

Andrés Iglesias
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Publicado por
Jordi Bardají