Javiera Mena presenta este sábado 15 de octubre su nuevo disco ‘Nocturna’ en el OchoyMedio de Madrid (entradas, aquí). Después vendrán unas cuantas fechas en Latinoamérica antes de volver a nuestro país para actuar en Alicante (18 de noviembre), Sevilla (19 de noviembre), Granada (24 de noviembre) o Málaga (25 de noviembre).
Me reúno con la cantante en un bar de Lavapiés para hablar del proceso artístico de este nuevo álbum (sigue sacando cada 4 añazos), sobre cómo ha cambiado su visión del activismo LGTB+ o el tan traído y llevado Benidorm Fest. Javiera, que se mueve en bici por Madrid camuflada debajo de una sudadera, parece más tranquila y segura de lo que se trae bajo el brazo, que en toda su carrera.
¿Qué significa este disco en tu carrera?
La libertad. Habla de ser libre, de habitar el cuerpo. Han pasado cosas fuertes como la pandemia, el estallido social… No es que hable de eso exactamente el disco, pero sí hay relación. Me carga la palabra «empoderamiento» (risas), está demasiado manoseada, pero sí que habla del poder, de cómo agarrar las riendas.
‘Culpa’ habla del rechazo de la gente LGTB+, de la presión de la religión… y primero pensé que no me podía creer que esto siga siendo un topic, pero con el auge de la ultraderecha… ¿En realidad sigue habiendo mogollón de «culpa», ¿no?
Son muchos años de cargar con estas convenciones sociales, no se van a ir de un día para otro. La derecha mala habla del lobby LGTB+, pero al final no está tan arraigado, no hay una aceptación más allá del mes del Pride, donde obviamente hay un interés económico también. Pero creo que todavía hay mucha homofobia, y lo peor es que es una homofobia invisible, porque está muy mal visto decir que eres homofóbico, pero está muy presente.
¿Tú crees que más que antes? Tú decías que estabas harta de que en todas las entrevistas te hablaran de ser lesbiana.
He cambiado, igual. Han cambiado las cosas y también ha pasado más tiempo desde que ya se puede decir. Yo también tengo más tiempo habitando mi lugar, que ya he asumido que es un lugar activista. La gente sí necesita un referente, y sí me tocó ser uno de ellos.
«He asumido que mi lugar es el de activista. La gente sí necesita un referente»
¿Cómo te has dado cuenta?
Fue algo gradual. Se me ha acercado gente mayor en Chile para darme las gracias. Gente de 50 o 60 años que me ha dicho que ha tenido que vivir encerrada. «Y ahora te veo a ti, tan abierta con esto…». Gente más transversal, de pueblo… Y todavía hay crímenes de odio. Hace dos meses mataron a una chica en Chile. Si puedo decirlo, y que la gente vea que hay una persona que haces cosas constructivas y que es lesbiana, me parece provechoso para la sociedad también.
También supongo que eres un referente para gente joven, ¿no?
Tengo un hermano de 15 años y él no es gay, pero se junta con chicos gays, lleva una pulserita gay. Es como otra generación. Pero son como un poco outsiders también. Porque todavía existe esta imagen de un chico hetero perfecto, y eso es como el bien. Lo otro es una cosa freaky.
Se dice mucho que las nuevas generaciones vienen avanzadas y abiertas, pero también ves que la ultraderecha tiene mucho voto de gente joven. Se ha visto en el Colegio Mayor en el que han gritado «putas». Hay de las dos cosas.
Es lo que te digo, el movimiento LGTB+ es muy outsider. Mi hermano porque me tiene a mí. Mis primos, también. Pero en otros colegios es de otra manera. En otro contexto hay esta cosa todavía reaccionaria. Son como dos fuerzas que yo creo que siempre van a estar ahí.
«El movimiento LGTB+ todavía es muy outsider»
Hace 12 años que salió ‘Espada’, un himno lésbico instantáneo. ¿Hemos vuelto a dar un paso atrás? Creía que tú y yo en 2022 no tendríamos que hablar de todo esto. O de ‘La isla de Lesbos’. Yo pensé que esto no sería necesario. Desde luego, creo que vivo en un mundo paralelo…
Porque supongo que te juntas con gente gay. A mí me gusta conocer a gente en un pueblo y ver cómo más o menos ven esas realidades y disociarme un poco de mí. Yo quería hacer una canción que fuera sobre la Isla de Lesbos, que fuera como ‘La Isla Bonita’, pero que fuera ‘La Isla de Lesbos’. Era una fantasía. Era obvio y lo hice obvio. Las lesbianas, más que los gays, necesitamos lugares expositivos y de buen rollo, también.
Busqué si había canciones sobre la Isla de Lesbos, y me sorprendió que esto no se había hecho todavía.
¡Yo también lo busqué, no existe! (risas) Es un italo disco, un medio tiempo. ¡Como anillo al dedo!
«Las lesbianas, más que los gays, necesitamos lugares expositivos y de buen rollo, también»
En el disco hay funky, el house con Chico Blanco… ¿Cómo has trabajado el sonido? ¿Cómo has pensado la línea artística? No sé si te ha influido haber hecho alguna cosa latina que no ha calado mucho.
Pensé también en lo que te decía de la libertad. Pensé en qué es lo que me gusta a mí. A mí me gusta la música de los 80. Es mi zona de confort, ¿y qué tiene de malo ir a tu zona de confort y evolucionar dentro de lo posible en eso? Es el disco que a mí me gusta escuchar. Yo escucho mucho midtempo, mucho funky, con bajos editados… Es donde me siento cómoda y donde quise ir. Es full 80’s, con algo de house también, que también es de los 80.
Háblame de este conflicto que tenéis los artistas entre evolucionar y renovarte, pero ser fiel a ti misma. ¿Alguna vez lo has pasado mal?
Sí, todo el tiempo. Componer y hacer música es súper neurótico. Por eso me gusta trabajar con productores, porque con ellos vas conversando, es como ir al psicólogo. Con Pablo (Chico Blanco) fue súper bueno, porque él también era admirador de mi trabajo, del ‘Mena’, de los primeros discos… Era muy fan y me ayudó a encontrar mi lugar de libertad, también sonora, que es con lo que voy a continuar ahora. Cuando llegó toda la movida de la industria más despiadada, de los grandes números, que es cuando estuve también con Sony… hubo un momento en que muchas voces te hablan y pierdes lo esencial, que es la música. También te puede pasar que tengas tantas ganas de evolucionar que te pierdes un poco de lo que realmente te gusta. Y eso se nota, yo creo. La gente lo empieza a notar. Esa ansiedad la tuve, pero en este disco la perdí. Me he dado cuenta del tipo de artista que soy y hacia dónde voy, lo que quiero hacer, lo que me da placer. Eso es lo que tú tienes que hacer como artista, la música que te da placer, y en base a ese placer, llegarás a casa de los demás.
«Me he dado cuenta de que tienes que hacer la música que te da placer, y en base a ese placer, llegarás a casa de los demás»
¿De qué te arrepientes? ¿Qué has hecho que no te representa?
El disco de ‘Espejos’, por tener la presión de Sony, lo hice muy rápido. Y tenía una narrativa potente, pero a nivel sonoro, se hizo muy rápido. Es como raro, lo encontré rarísimo al volver a escucharlo. Me presionaron a la rapidez y yo no funciono bien así. A nivel lírico me siento bastante orgullosa porque quería hablar de la espiritualidad, pero a nivel sonoro no lo veo tanto.
Es fascinante oírte hablar de lo que te parece raro. En este disco, ‘Sombras’ termina con rugidos como de un león.
La imagen de la pantera es muy ochentera también. Es como una pelea entre una guitarrista y una pantera.
¿Es el momento más loco del disco?
Me gusta ‘Eclipse total’. Es muy sexy, parece tradicional pero la siento muy loca. Hubo un eclipse en Chile y la completamos ahí. Veías la sombra de un árbol como con pequeñas lunitas, fue bien místico, porque imagínate, la canción ya existía, pero ahí la empezamos a completar. Pero a nivel producción, el disco me parece más tradicional que loco.
«‘Older’ de George Michael me parece maravilloso»
La nota habla de un disco adulto, ¿eso es bueno?
Tengo unos años ya y por ejemplo el disco ‘Older’ de George Michael me parece maravilloso. Él, con dignidad, dice «soy más viejo». A las mujeres nos cuesta más llevar la vejez con dignidad.
Ese disco me gusta más ahora que con 15 años, cuando solo me gustaban los singles. Ahora me ha gustado mucho más.
Yo también, pensaba que era como para mi papá (risas) Es el mejor y él estaba pasándolo súper mal porque se había muerto su pareja.
¿Te ves haciendo algo más jazz?
Sí, puede ser. No sé si jazz, pero como dice una amiga, con acordes caros (risas)
No instrumentos caros, sino acordes caros.
Tiene que ver más con la armonía. En la música de adolescentes o de pop, son 3 acordes que se repiten. Y la música electrónica también es así porque viene de las cajas de ritmos, que son repeticiones. Me gusta ir a propósito hacia donde no se tiene que ir. Hoy en día hacer una canción con muchos acordes es ir en contra de eso. Este disco es un punto medio y sí me gustaría hacer cosas más jazz.
¿Sabes que George Michael solo tenía 32 años cuando decidió hacer una cosa llamada ‘Older’?
No era tan viejo, era muy joven, pero estaba hecho mierda ya, con ese nivel de giras.
¿Sientes la presión de decir «este disco es adulto»? Eres joven, pero no sé si sientes un conflicto. Hay cosas que están desapareciendo, nadie llamó «vieja» a Jennifer Lopez en la Super Bowl.
Al contrario, era un meme: «Jennifer Lopez, con 50». «Yo, con 23» (risas). Me gusta jugar con esto de «adulto», porque es más elegante y para mí es nuevo. Pero soy una persona jovial, tengo energía siempre, eso me hace sentirme joven.
Es que parece obligatorio para los artistas hablar de sonar «adulto» cuando llevan 4 o 5 discos.
Energéticamente me siento más joven ahora que a los 20. Uno aprende a alimentarse mejor. Yo estaba hecha mierda a los 20, no tenía ganas de nada. Uno se va liberando y sacando peso, y eso es lo más.
En el disco están Chico Blanco y Myriam Hernández, hay un contraste en ellos. ¿Qué representa cada uno? ¿Tradición y modernidad?
Nos juntamos con Pablo porque le encanta la rave. Yo alcancé a vivir eso, con 13 años estaba metida en una rave, era muy precoz. La canción habla de la noche que nos conocimos en la casa de María, una amiga, y conectamos un montón. Nos gustan los mismos referentes. Me encanta lo que hace, lo voy a ver en directo, en primera fila… Y Myriam Hernández es lo opuesto, la balada romántica clásica chilena de Latinoamérica. Y él es como un pasota. Representan quién soy yo y el conflicto que tengo a la hora de invitar a gente a mi disco.
«Siento que estoy aprendiendo a cantar en vivo ahora»
¿Qué podemos esperar de tu directo ahora? ¿Qué ha mejorado?
Es difícil hacer un directo cuando tus discos están tan editados. Asumo que son dos cosas distintas. He pasado el verano en España y no he tenido un día de vacaciones. Pasé todo el verano programando el show. Es partir de cero y pensar que va a ser escuchado por altavoces a todo volumen. Hay que resumir los elementos. Todo es a merced del show en vivo. Y por fin estoy disfrutando de cantar. Una cosa es cantar en el estudio y editarte, y otra cosa es cantar en vivo. Ahora con mi maestra, que es Paloma, la misma que la de Amaral, siento que estoy aprendiendo a cantar en vivo y siento placer al cantar.
Fangoria han tenido muchos altibajos en directo, es fascinante que ahora sea cuando mejor están. ¿Qué vamos a ver en tu show?
Es volver al origen, a la banda. Mi objetivo principal es que la batería no suene rock. Estoy a punto de sacarle los platos (risas) La caja es electrónica. Hay tecladista, guitarra y una chica con saxo, travesera y coros. Es más musical. El show es ochentero, como el disco. No quiero parafernalia, no quiero visuales… y sí meter toda mi obra dentro del contexto ‘Nocturna’, que es fácil, porque hay canciones de ‘Mena’ que son también funky.
¿Consideras el disco conceptual?
Sí, de la noche, tiene esa onda de un Martini, la playa en la noche, las estrellas…
La flauta está en ‘Me gustas tú’, el tema que has hecho con Cupido.
Con Luigi y Toni. Quería darle más calidez. Decidimos meterle esa cosa nocturna. Un poco brasilera. El saxo es puro 80’s. Igual la canción es un poco 70’s, me encanta que sea cortita, también porque la hice con ellos. Yo soy DJ Ansiedad, porque pincho estrofa, coro y la cambio. Para mí la canción perfecta era de 3 minutos y medio y ahora es de 2 minutos y medio. Como ya todo es industria, también se piensa en los visuales y cada segundo audiovisual es dinero. Me gusta que sea cortita como las canciones de Supremes. Por ahí va la canción, más que por el trap.
¿Por qué dejaste ‘Culpa’ para el final del disco, a lo ‘Espada’?
Me lo preguntó mucha gente, también lo leí en JENESAISPOP (risas) Es narrativo. Me demoro mucho en elegir el orden, luego me arrepiento, quería haber metido 12 canciones, pero me parecía demasiado largo. ‘Culpa’ narrativamente me parecía como un mensaje potente para cerrar el disco. Es como los créditos de la película. Era para cerrar en grande, como lo hice con ‘Espada’. Para que no parezca que las últimas son las que quedaron para el final. Darle el lugar que merece, cerrar arriba.
¿Qué pasa a «la hora 5»?
Es el momento de «o me voy para mi casa o sigo forever». Es la hora del demonio.
A las 6 cierran.
Dice «agarra mi mano» porque también es la hora de llevarte a una persona para tu casa (risas)
Lorca tenía un poema que hablaba de las 5, pero eran de la tarde y habla de la muerte en una plaza de toros.
No sabía, amo a Federico García Lorca. Lo amo.
Has hecho una canción para unas ‘Dunas’ que a mí me parece un tema súper marica, y hay cada frase ahí…
¿Qué pasa en el mundo marica con las Dunas?
En Canarias son muy famosas, por ser un sitio de cruising.
En Chile igual. Esta canción es de sexo, con gemidos y todo. Es de deseo, pero el imaginario es muy de cruising, en Chile se producen como unos cerritos que te tapan.
¿Pero las lesbianas también hacéis cruising?
Sí, no es que haya lugares de cruising pero una lo puede hacer si está ahí con una amiga o lo que sea. En las dunas se da un ambiente muy erótico, con el calor. Siempre había querido hacer una canción sobre dunas. También habla de un espejismo, de sequía de sexo (risas).
¿Qué te dijo Myriam Hernández de participar en esta canción?
Me encantó porque ella está casada, fue con el marido. Hizo una pista de gemidos y nos hicimos amigas. Ella está feliz de salir de su zona de canciones tradicionales. Le encanta la música electrónica. Mónica Naranjo le escribió una canción hermosa, llamada ‘Deseo’. Es una cantante muy grande en Colombia, Venezuela, en el eje andino, pero en Chile no le hemos dado el lugar que se merece por esta cosa de no engrandecer a los artistas de Chile. Creo que fue medio político. Quiero enaltecerla como chilena, la amo, lo hago desde la admiración.
He visto que casi te presentas de nuevo al Benidorm Fest, pero que al final no.
Tengo a mi alrededor el fandom eurovisivo. Uno de mis asesores más cercanos, Marcos Dosantos, es muy fan de Eurovisión y me hizo ver lo grande que es ese mundo. Me decían mucho que me presentara, pero es mucho tiempo, mucha dedicación. Me gusta el Benidorm Fest más que Eurovisión. Tiene que ser más potente, creo que los artistas de aquí tienen que ir más y aprovechar ese espacio que es mainstream para que la escena crezca, para que la gente vaya más a los conciertos. Hay que aprovecharlo más.
«Los artistas de aquí tienen que ir más a Benidorm Fest y aprovechar ese espacio que es mainstream para que la escena crezca»
¿Tú crees que lo aprovechaste bien?
Sí, pero lo hubiera aprovechado más aún. Yo no tengo mucho contacto con la televisión. Me hubiera gustado invertir quizá más. La realización es lo más importante. Cuando en Rigoberta una cámara se va hacia arriba, un equipo de Rigoberta está encima de las cámaras de TVE. Tenés que estar ahí. Hablamos con ellos y estaban con mil cosas. Ahora estaría más encima con mi equipo de la realización.
La canción me sugería «Drácula» por los teclados tipo peli de terror, y también acid, colores de neón. Me sugería a la vez luz y oscuridad. Lo que hiciste estuvo guay, pero la canción me pedía más.
Aprendí un montón, siento que hay cosas que podía haber mejorado. La gente no tiene por qué entender esto, pero fue todo muy rápido. Yo estaba en Chile, en gira, llegué aquí, tuve 3 semanas y fue una locura. Las mejores cosas salen cuando se reposa, le preguntas a más gente, por eso me dan ganas de presentarme de nuevo porque aprendí, lo haría de otra manera y me quedé con una deuda: hacer algo realmente a la altura. Fue más ensalada, tirando de por aquí y por allá. Y la dificultad de bajar una escalera cantando. La canción es muy difícil de cantar también. Es grave y tiene intervalos raros. Ahora con mi profesora de canto nos estamos dando cuenta de que escribo canciones difíciles de cantar. Y no sé por qué. No todas, pero algunas me salen difíciles.
¿Y eso ha condicionado este disco? ¿O ya para el siguiente, en 2026?
Todavía no me ha dado tiempo. Para el próximo, para el otro Mundial.