St Vincent, Sevdaliza, Villano Antillano… las mujeres brillan el sábado en Primavera Sound

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St Vincent, Sevdaliza, Villano Antillano… las mujeres brillan el sábado en Primavera Sound

El viaje de ida a la Ciudad del Rock en la jornada del sábado fue más llevadero que el viernes, con menos tráfico y mejor preparación para recibir a los asistentes (el verdadero infierno sería la vuelta a casa). Fue más sencillo llegar a un concierto de la tarde que el día anterior, así que se agradeció no ver a Arlo Parks con la lengua fuera.

La cantante británica, que recientemente ha publicado su último disco ‘My Soft Machine’, convence con su dulce indie-rock y su humilde presencia en el escenario. Vestida con una camiseta ancha de Rage Against the Machine y sin ningún aire de grandeza, brilla por su bonita voz y su conexión con la banda que la acompaña. En alguna ocasión las notas más graves retumbaban demasiado y ensuciaban ligeramente el sonido, pero por lo general, todo el espectáculo fue agradable y bonito. Canciones como ‘Eugene’ o ‘Caroline’ (donde Parks incitaba al público a cantar con ella), crecen en directo y atrapan con sus melodías delicadas y sofisticadas. Merece mención el pasaje guitarrero con el que termina ‘Devotion’ antes de dar paso a ‘Softly’, cerrando con honores un más que digno concierto.

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Poco después, en el escenario Estrella Damm, Sevdaliza atraía a un número considerable de personas teniendo en cuenta que aún era bastante pronto (las 20:05h), entre ellas, Samantha Hudson. Tras una introducción instrumental con dj, violonchelo y batería, aparecía en el escenario la cantante iraní-holandesa y abría con ‘Darkest Hour’, una canción misteriosa que paulatinamente va creando su momentum. “It’s a perfect world / I’m the perfect girl / I am the dream” repite constantemente sobre una base electrónica guiada por la melodía del chelo mientras va de un lado al otro moviendo su larguísima melena.

Le lleva un par de minutos sentirse plenamente cómoda en el escenario, pero para cuando termina el primer tema, ella ya está totalmente concentrada y el público absorto. Siguen las pistas atmosféricas con ‘Human’ y ‘Human Nature’, asegurando la potente presencia de la artista en el escenario y mostrando su buen hacer como vocalista. ‘Oh My God’ vira progresivamente el ambiente hacia algo más discotequero. La canción se cierra con unos minutos de electrónica ravera mientras se proyectan frases como “Nothing is special. Everything is important. Reduce work. Refuse work”. De repente, el show de Sevdaliza ha mutado en algo totalmente distinto, pero lo mejor de todo es que más sorpresas aguardan pronto. Presenta su nuevo sencillo, que saldrá en un par de semanas con Villano Antillano, que es una mezcla de su característico r&b experimental con reggaeton. Poco más tarde, anuncia que ha colaborado con Grimes en una nueva canción y procede a mostrarnos cómo esta aúna los estilos de ambas de forma efectiva.

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Cuando aún quedan aproximadamente 20 minutos para que termine, la banda y Sevdaliza abandonan el escenario sin avisar. Los técnicos colocan rápidamente una mesa de mezclas y la cantante vuelve a aparecer en el escenario y ofrece un improbable y excelente DJ Set. El público sorprendido y encantado lo da todo y ella, por supuesto, también. Una vez termina, reaparecen los músicos y cierra la faena por todo lo alto cantando ‘Rhode’. Fernando García.

Un terremoto llamado Villano Antillano

Villano Antillano es otra de las grandes sorpresas que nos deja Primavera Sound, tras haber derrochado carisma frente a un Escenario Amazon Music completamente abarrotado. Es una alegría que el festival haya evolucionado hacia el apoyo a artistas LTGB+ con discursos tan potentes, y tanto brillaron sus hits con y sin Bizarrap (‘Kaleidoscópica’ tiene por ejemplo poco que envidiar a la famosa Session 51, que cierra el set); como su discurso.

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Villano Antillano presenta canciones que critican la transfobia y los feminicidios, grita «¡vivan las lesbianas!» y es dura con los comentarios racistas que ha tenido que sufrir Vini Jr, del Real Madrid, recientemente. «Las personas racistas me parecen mierda. ¡Basurísima!», chilla. Y va más allá aún: «El racismo es algo que nos enseñan, y luego hay que deconstruirse». La cantante mandó por tanto al futbolista «todo su amor» y su apoyo en un set tan desmelenado en lo bailable como político.

Maggie Rogers es capaz de sobrevivir al hecho de competir con grandes nombres del cartel desde el coqueto Escenario Cupra, al final uno de los más cómodos y recogidos del festival. Conquista a su séquito de fieles con un buen sonido, un buen repertorio en cuyo primer cuarto de hora suenan ya temas con la pegada de ‘Want Want’ y ‘Give a Little’ y con su actitud. Al mismo tiempo, The Voidz se asoman por el Escenario Brugal sin advertir en los titulares que lo que allí está sucediendo es que estamos viendo al líder de los Strokes. Julian Casablancas luce de día tan ido como siempre, oculto tras sus gafas de sol mientras las canciones pululan libremente y sin guías entre el rock velvetiano, los ritmos jamaicanos, los sintetizadores… Sebas E. Alonso.

Dos gigantes bien dispares: de St Vincent a Kelela

En los primeros compases del concierto de St. Vincent ya queda clara una cosa: Annie Clark es una profesional y ha nacido para esto. Qué presencia en el escenario, qué carisma y qué gran repertorio de canciones memorables. Con una puesta en escena minimalista pero bastante lucida y con inclinación teatral (muy pensada para las pantallas), la artista salió al escenario acompañada de su banda y una corista. El inicio estuvo marcado por su álbum homónimo y su trabajo más reciente, ‘Daddy’s Home’. Daba rabia observar que no había demasiada gente viéndola, al menos no de cerca, y tampoco es que el recinto fuese poco a poco llenándose, pero la hora a la que estaba programada coincidía con varios artistas jugosos.

No pude ver el set completo por esto mismo, pero al menos la primera mitad ofreció algunos de los momentos más especiales del festival, como la preciosa ‘New York’, donde Clark se bajó a interactuar con el público e hizo un amago de hacer crowdsurfing. La voz de la cantante brilló en todo momento, así como su talento como guitarrista. Tras las excelentes interpretaciones de ‘Los Ageless’ -con su intenso juego de luces-, ‘Sugarboy’ y ‘Fast Slow Disco’, me alejé del escenario con el corazón dividido mientras oía de fondo ‘Pay Your Way In Pain’. Quería estar ahí pero tampoco quería perderme ni un minuto de Kelela, que presentaba uno los mejores discos de lo que va de año.

En el Plenitude, un escenario más pequeño y apartado de los principales, Kelela apareció sola, con una pantalla de colores detrás. Muy emocionada con el cariño con el que la recibieron los fans madrileños, la cantante, que empezaba con la ambient ‘Washed Away’, dejó claro nada más terminarla que estábamos asistiendo a un espectáculo dance y que, por ello, quería ver a todo el mundo bailar. Lo consigue la mayor parte del tiempo, pese a tener algún percance con sus auriculares in-ears y tener que ausentarse unos segundos entre canción y canción.

Principalmente sonaron temas de ‘Raven’, como el corte homónimo junto a ‘Bruises’ -un excelente combo de r&b electrónico-, ‘Happy Ending’, ‘Contact’ o ‘Enough for Love’. De ‘Take Me Apart’ únicamente hubo espacio para ‘Bluff’ y ‘Waiting (sorprendiendo la ausencia de ‘LMK’, su canción más pop). Kelela hizo gala de su fuerza como vocalista, aunque quizá faltó algo de gancho en la puesta en escena para poder lucirse más. El show terminó con la fantástica ‘All the Way Down’, coreada por el público. Fernando García.

Calvin Harris arrasa sin merecerlo; Bad Gyal cumple

Calvin Harris empezaba puntual a las 00:20 en el escenario Santander ante miles y miles de personas. Desde el primer instante de su set, el productor escocés dejó clarísimo -si es que alguien aún no se había dado cuenta- que es una fábrica de hits. Asistir a uno de sus conciertos es inmediatamente una experiencia familiar: te sabes la gran mayoría de las canciones porque han sonado hasta la saciedad allá por dónde hayas ido. Sorprende que un festival como Primavera Sound lo haya elegido su cabeza de cartel, ya que dista bastante de su habitual línea editorial, poblada de propuestas a menudo más cerebrales y menos mainstream. Pero lo cierto es que, incluso desde lejos de las primeras filas, el público cantaba todas las canciones con entusiasmo y grababa con sus móviles sin cesar. A veces es agradable simplemente dejarse llevar por la música que conoces y no darle mucha importancia a nada más.

Harris no ofrecía nada que fuese imprescindible ver en el escenario, oculto entre varios proyectores gigantes (uno delante de él, otro detrás y dos a los lados) que mostraban imágenes abstractas de diferentes colores. De vez en cuando salían ráfagas de humo y usaba juegos de luces genéricos que no conseguían calar al público con su personalidad. Todo el rato sonó correcto pero monótono, más cercano a un DJ set que a un directo como tal. En ocasiones se creaban momentos bonitos entre los asistentes cuando llegaban las canciones más famosas (dentro de que todas lo son) como ‘We Found Love’, ‘One Kiss’ o ‘How Deep Is Your Love’, ya que todo el mundo las coreaba a voz en grito y generaban esa sensación de unidad que puede llegar a ser tan poderosa.

Desgraciadamente, en lo musical no hay demasiado que rascar. Hay varios temas buenos, aunque podrían haber puesto una lista de grandes éxitos de los 2010s en los altavoces y el resultado hubiera sido el mismo o muy parecido. Sin carisma ni alma, lo mejor que se puede decir es que fue una hora y cuarto entretenida. Y ya.

Calvin Harris (Clara Orozco)

Nada más terminar el concierto de Rosalía, a las 3.20 horas Bad Gyal daba comienzo a su esperado bolo multitudinario en el escenario Amazon Music. Con el recinto a reventar, la catalana ofreció exactamente lo que uno esperaría de ella: un buen puñado de hits con los que bailar y pasárselo bien. Con aires de diva inalcanzable, Alba Farelo y sus bailarines daban al público un recital de autotune, perreo y movimientos sexys con el que cerrar la noche. Con gran ayuda del playback, la artista defendía sus temas a veces de forma solvente, otras algo desganada. ‘44’, ‘Santa María’ o ‘Nueva Tork (Tot*)’ fueron grandes momentos de euforia colectiva, mientras que ‘Zorra’ y ‘Flow 2000’ quedaron bastante deslucidas en sus muy inferiores respectivas versiones remezcladas. La única explicación a esta elección es que la cantante así podía coger aire mientras el verso del artista invitado sonaba.

Nunca nadie va a un concierto de Bad Gyal esperando ver grandes interpretaciones vocales, pero al menos sí un poco más de interacción con el público, menos seriedad y algo de humor. Incluso la invitación a Tokischa al escenario para el inminente remix de ‘Chulo’ fue algo extraña, por breve y poco entusiasta. Pese a todo, viendo el resultado, no se puede negar que la cantante ha trabajado duro para conseguir confianza y seguridad en el escenario. El show es irregular y va algo a trompicones, pues hay demasiado tiempo entre canción y canción y no se entiende muy bien por qué todo el escenario se funde en negro entre pista y pista, pero en sus puntos más álgidos proporciona la diversión que promete. Fernando García.

Épico cierre con DJ Coco

Si entre las decepciones de la jornada, además de a Calvin Harris, podemos añadir a la misma Tokischa (con un abuso del playback con el que era muy difícil meterse en su set, por muchas bailarinas y almohadas que portasen); entre las alegrías, el cierre con DJ Coco. Es absolutamente historia de Primavera Sound que la última jornada los trabajadores se suban al escenario junto al co-director, y ahora acompaña ya todo tipo de parafernalia. Confeti, cañonazos pirotécnicos, pompas de jabón… convivieron en el Escenario Ron Brugal mientras sonaban temas de Daft Punk, Caribou, Kate Bush, Jessie Ware (en una remezcla muy adecuada), coronando una gran jornada en lo artístico, a destacar la apuesta por las cabezas femeninas: Rosalía y Caroline Polachek. De hecho, la sesión de DJ Coco se había abierto con ‘Antihero’ de Taylor Swift y ‘CUFF IT’ de Beyoncé. Sebas E. Alonso.

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