“Todo lo que saco es un temazo” no es una declaración que ha hecho Kim Petras, es una frase que canta en su nuevo disco. Es difícil no darle la razón: desde 2017, la alemana ha construido un repertorio de hits de pop estelar, capaz en algunos casos de igualarse en calidad al de las grandes superestrellas internacionales cuando ella apenas estaba empezando. ‘Heart to Break’, ‘I Don’t Want it At All’, ‘Faded’ y ‘Future Starts Now’, tan arriesgada en sus casi cinco minutos de duración, son canciones de 10 sobre 10 que deberían haber arrasado.
Porque ese es otro tema: Kim Petras tiene el arsenal de hits, pero no ha sido fácil para ella colarse en las listas de éxitos. Ni su debut ‘Clarity’, ni su viral ‘Can’t Do Better’, ni los dos volúmenes de su mixtape de Halloween, ni su EP sex-positive han logrado grandes cifras pese a su elaboración abiertamente híper-comercial. Seguro que su estrecha vinculación profesional con el denostado Dr. Luke ha tenido algo que ver. Tuvieron que llegar Sam Smith y su ‘Unholy’, una canción horrorosa, para llevar a Kim a la siguiente liga.
De ahí que ‘Feed the Beast’, el disco que al industria quiere que consideremos el debut verdadero de Kim Petras, salga ahora. Antes, un disco filtrado, ‘Problématique’ (el que iba a incluir ‘Future Starts Now’), que quedará inédito, trastocó sus planes. No es ninguna exageración afirmar que ‘Unholy’ ha salvado la carrera de Petras -hasta un Grammy le ha dado- y no extraña que el tema, que ha superado los mill millones de reproducciones en Spotify, aparezca insertado al final de la secuencia de ‘Feed the Beast’ en concepto de “bonus track”, pintando lo mismo que en el disco de Sam: nada.
Porque ‘Feed the Beast’ ofrece otra cosa, un repertorio de canciones de pop bailables y, sí, divertidas-y-desenfadadas. A veces para bien y otras para no tan bien. Para bien porque ‘Alone’, el single principal, hace un uso estupendo y nada obvio de Alice Deejay y porque Nicki Minaj vuelve a dejar en él un verso formidable que apetece imitar en el espejo con cara de loca asesina; porque la pista titular es un auténtico hit que no me saco de la cabeza, porque las canciones antes inéditas recuperadas de ‘Problématique’, ‘Revelations’ y ‘Hit it From the Back’, son 100% disfrutonas y porque ‘Coconuts
’ es icónica y divertidísima en toda la tontería que lleva encima.Y para mal porque la personalidad de Kim, muy presente en esos primeros singles en los que jugaba a ser Paris Hilton, se desdibuja en algunos puntos de ’Feed the Beast’ en que puedes visualizar su cara directamente transformándose en la de Ava Max, a la que recuerda demasiado en algunas de las canciones destacadas del disco, como el dance-pop de ‘King of Hearts’, producida por Cirkut, mano derecha de Ava. Está claro que Kim va aquí sobre seguro y prueba una fórmula que ya funciona.
Otras veces simplemente el repertorio no está a la altura de esos “bangers” que dice Kim siempre saca. No cuando ‘Thousand Pieces’ (con Max Martin en los créditos) parece un descarte de ‘Clarity’, no cuando SOPHIE bajaría la cabeza abochornada escuchando ‘brrr’, no cuando BANKS aparece en el disco para colaborar en una canción de relleno tan evidente como ‘Bait’, con lo que ella es capaz de hacer; no cuando la producción es, en general, tan formulaica y blanda.
‘uhoh’, la canción en la que Kim canta eso de los “bangers”, está bien, y hay que destacar la enjoyada ‘Sex Talk’, que no habría desentonado en el debut de Gwen Stefani. Kim Petras no solo es una estudiosa del pop, también es una compositora excelente que debería estar cosechando éxito tras éxito. Sin embargo, su primera etapa deja la sensación de que la industria, con ella, ha empezado la casa por el tejado, y que ‘Feed the Beast’ -por entretenido que sea- es un trámite para aprovechar el tirón de ‘Unholy’, una canción que en absoluto debería estar en este disco, por mucho que infle streamings.