“I feel the rush / addicted to your touch” es una lección de eficiencia pop. Instantáneo como un chute de “popper”, cantado por un coro masculino que remite al homoerotismo kitsch de YMCA, es probablemente el mejor estribillo de 2023. ‘Rush’ es el gran single hedonista de un disco que se deja llevar por ese mismo espíritu, pero que, como todo disco de Troye Sivan, no renuncia a la melancolía.
Sexualidad, hedonismo, amor (correspondido o no) trazan la senda de ‘Something to Give Each Other’, un disco, en palabras del australiano, que versa “sobre dejarte llevar” y que celebra “la comunidad”. El segundo single, ‘Got Me Started’, es otra joya de producción de Ian Kirkpatrick, capaz de dar valor a un improbable sample de ‘Shooting Stars’ de Big Raiders que simboliza un elemento clave del disco: su capacidad de sonar elegante y de sorprender a cada paso.
Ahí está el aún más extraño sample de Jessica Pratt en ‘Can’t Go Back Baby’, que incorpora la plañidera melodía de Pratt a un relajado beat de deep-house en el que ni en sueños habríamos imaginado a la cantautora estadounidense. O la colaboración de Guitarricadelafuente, una de las grandes promesas del pop español, aportando al “late nite disco» de ‘In My Room’ sus habituales líneas de cariz lorquiano: canta sobre unir “tus espuelas con las mía”, sobre el “pelo enredado” de su amante, sobre que la “carne fría, es peletería”.
Sivan, poseedor de una voz bonita, cálida, pero -la verdad- algo floja y limitada, ha hallado un sonido propio cuidando la sofisticación. Los sintetizadores y vocoders de ‘One of Your Girls’, el tercer single, remiten a los últimos Daft Punk mientras Sivan canta sobre la atracción que ha sentido hacia los chicos heterosexuales que han mostrado interés por él. El garage-pop de ‘Got Me Started’ hace que el pitido de ‘Shooting Stars’ suene bien. En ‘Something to Give Each Other’ Sivan encuentra un agradecido equilibrio entre accesibilidad y elegancia, dejando entrar luz donde en ‘In a Dream’, su excelente EP de 2020, solo había oscuridad.
Después, las canciones funcionan mejores unas que otras. Quizás más en conjunto que por separado, sobre todo en la segunda mitad. Los singles son estelares. El tema número 2, ‘What’s the Time Where You Are’, oposita para cuarto sencillo, muy evidentemente, gracias al gracioso sample “esta noche, una puta locura” (Troye tiene algo con España), realmente arriesgado, mientras la base de tecno-house elegantote le sienta de miedo.
Pero son apenas 10 canciones las que ofrece ‘Something to Give Each Other’ y la mayoría no alcanza el nivel de los singles. Algunas tienen potencial, como la tontorrona ‘Silly’, que con unos simples “la la las” es capaz de incrustarse en tu cerebro. O la citada ‘In My Room’, donde la calentura de Sivan, que no puede parar de pensar en el chico que le gusta, se relaja en un sonido más plácido.
Por eso los momentos que funcionan un poco menos, se hacen notar más. ‘Still Got It’ ofrece un necesario respiro del baile, optando por un sonido de piano y órgano, pero, aunque es bonita, da la sensación de que llega demasiado pronto. ‘Silly’ es -repito- mona, divertida, pero evidentemente es una canción menor dentro del conjunto, que termina con dos composiciones poco inspiradas, la bailable y redundante ‘Honey’, y ‘How to Stay with You’, que, dentro de su sonido de synth-pop ochentero, suena demasiado deudora de su influencia.
Un disco que empieza con ‘Rush’ y termina con ‘How to Stay with You’ es un disco que empieza muy, muy arriba… pero que no termina tan, tan arriba. ‘Something to Give Each Other’ funciona porque es un trabajo de pop que suena a su tiempo, que además sabe ser sofisticado sin pasarse y que representa a su autor como nunca. Pero demasiado pronto sabe a poco, porque los singles están muy marcados y el resto de canciones van un poco a la zaga de ellos, con resultados desiguales aunque dignos. Troye, en su mejor momento de popularidad, entrega un buen disco y sigue su propio camino.