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MGMT: «‘Saltburn’ cruza líneas, pero es un tormento de ver»

MGMT ha vivido mil vidas. De firmar tres de los mayores himnos indie del siglo, ‘Time to Pretend’, ‘Kids’ y ‘Electric Feel’, el dúo de Andrew VanWyngarden y Benjamin Goldwasser ha seguido su propio camino cada vez más alejado de la comercialidad de aquellos singles. Complaciéndose a sí mismo en el épico ‘Congratulations‘ (2010), en el difícil ‘MGMT‘ (2013) y también en su regreso al pop en ‘Little Dark Age‘ (2018), MGMT se ha convertido en un grupo mucho más excitante y divertido de lo que su primer disco, ‘Oracular Spectacular‘ (2007), hizo presagiar.

Por el camino, MGMT ha sumado un macrohit totalmente inesperado a su carrera, el corte titular de ‘Little Dark Age’: la varita mágica de TikTok también les ha tocado a ellos. Hoy, ‘Little Dark Age’ prácticamente dobla las escuchas de ‘Time to Pretend’ en Spotify. Aunque esta segunda canción ha vivido un nuevo momento de gloria en los últimos meses sonando en una escena de la polémica ‘Saltburn‘. Ahora, MGMT vuelve con nuevo disco, ‘Loss of Life’, igual de libre que los anteriores. O más: el grupo lo edita en un sello independiente, Mom+Pop, por primera vez en su carrera. Andrew y Ben, simpáticos y cercanos, nos atienden vía Zoom para hablar de todos y cada uno de estos temas.

El disco se llama ‘Loss of Life’ pero he leído que el disco habla en realidad de volver a descubrir la vida. ¿Es un título irónico?
Andrew: No diría que es irónico, sino que tiene capas. Una pérdida también puede ser el inicio de algo. El título es introspectivo. Hace alusión a un momento en la vida en que te enfrentas a ciertos aspectos de tu vida o de tu personalidad de los que te ha sido fácil huir hasta ese momento. Es un duelo de esa persona que fuiste en el pasado, y con ese duelo llega también una aceptación y un perdón. Es un contraste de luz y oscuridad. El título no alude solo a la muerte humana, también apunta a un nacer.

¿Qué habéis perdido a lo largo de vuestra carrera y que habéis ganado, en términos creativos, hasta llegar a este disco?
Andrew: Hemos pasado por todas las fases posibles. Después de nuestro primer disco, en 2008, cuando terminamos de girar, nos sentimos forzados a abandonar gran parte de la ironía que nos había definido hasta ese momento. Tuvimos que averiguar la manera de retener nuestro sentido del humor absurdo -que había sido gran parte de nuestra amistad y de nuestra música- y al mismo tiempo aceptar que, eso que habíamos estado haciendo en el campus de la universidad, ya no podíamos hacerlo en una escala tan mainstream como la que estábamos ocupando. Así que tuvimos que pensar nuevas maneras de seguir transgrediendo las expectativas de la gente satisfaciendo a la vez nuestros propios objetivos artísticos.

La nota de prensa de ‘Mother Nature’ recalca su parecido con Oasis. ¿Han sido una gran influencia para vosotros, no solo en este single, sino en vuestra vida?
Ben: Yo nunca pasé por una gran fase de ser súper fan de Oasis, pero vimos el documental de Oasis cuando trabajábamos en ‘Little Dark Age’ y me gustó mucho ver el empeño que (Noel y Liam) le ponían en lo que estaban haciendo siendo tan jóvenes y viniendo de donde venían. Para ellos la música realmente era la cosa más importante del mundo.
Andrew: Yo tampoco fui un gran fan de Oasis en absoluto, escuché sus canciones en la radio en Estados Unidos, pero poco más. Me deja perplejo la obsesión que generan en sus fans. Nuestro ingeniero, Miles, es uno de esos fans de Oasis obsesionados. Si Liam lleva una parka, él se compra exactamente la misma. Cuando trabajamos en ‘Mother Nature’ nos hizo gracia consentir un poco a Miles en este sentido. Él sabía cómo obtener el tono de guitarra exacto para que la canción sonara a Oasis y a nosotros nos pareció genial la idea. Nos divertimos experimentando.

¿Habéis sido fans obsesos con algún artista o grupo?
Ben: Yo estaba obsesionado con King Crimson.

Me cuadra, fíjate.
Ben: Los escuchaba sin parar en el instituto y aún los adoro. El documental que ha salido hace poco sobre ellos (NdE: ‘In the Court of the Crimson King: King Crimson at 50’, de 2022) es uno de los mejores documentales musicales que he visto en mi vida.
Andrew: En el instituto me encantaban Phish. Estaba obsesionado. Leía libros sobre sus letras, miraba todos sus setlists. Estaba completamente metido en toda su mitología. Cuando empecé el instituto me dejaron de interesar y solo me codeaba con la gente que escuchaba música “cool” (ríe). Otro artista que me ha gustado hasta la obsesión es Neil Young. De manera intermitente, pero siempre me ha gustado mucho.

¿Cómo dos personas obsesionadas con King Crimson y Phish terminan escribiendo ‘Time to Pretend’?
Andrew: Claro, en realidad, a Ben y a mí siempre nos han gustado muchas otras cosas. Nos encantaban Suicide, Royal Trucks, Hall and Oates, Talking Heads… Nos gustaba la cultura del pop de los 80, que, cuando empezamos a escribir canciones en la época de ‘Kids’, se estaba poniendo de moda otra vez. Todo esto influyó el sonido nuestras primeras canciones.

En realidad el prog-rock está muy presente en toda vuestra discografía, especialmente en ‘Congratulations’ (2010) y en este nuevo disco. ¿Qué parte del disco esperáis que conecte más con la gente?
Ben: No tengo ni idea, intento no pensar demasiado en las expectativas que los demás tienen de nosotros porque suelo equivocarme. Sería un A&R terrible para un sello discográfico. Lo que tengo claro es que hemos publicado cuatro álbumes muy diferentes entre sí. Se nos conoce por cambiar nuestro sonido constantemente. No creo que a nadie le suponga un shock el sonido de este disco. Para mí, lo bueno de ‘Loss of Life’ es que, aún navegando por diferentes estilos, suena cohesivo.
Andrew: Creo que es importante que la gente escuche el disco de principio a fin. No es un disco conceptual, pero sí es una especie de “suite” de canciones, en la que una canción necesita necesariamente a la otra. Escuchando los singles sueltos puede confundir pero cuando oyes el disco entero todo cobra sentido.

¿Cómo obtenéis esa unidad? Por ejemplo, ¿incluís un mismo instrumento en diferentes canciones?
Andrew: Es divertido porque ha habido épocas en la que esa unidad nos ha preocupado muchísimo. Este disco lo hemos grabado en diferentes localizaciones. Hemos hecho sesiones en diferentes estudios. Y creo que el disco suena a MGMT simplemente porque lo hemos hecho nosotros. Al final da igual dónde lo hayamos grabado o con quién.
Ben: En ‘Congratulations’ había ideas musicales que repetíamos en diferentes canciones. En casi todas las pistas incluíamos una escala descendiente. El nuevo disco suena cohesivo, pero no nos lo parecía hasta después de haberlo terminado. El productor Dave (Fridmann) es un factor importante. Estamos muy cómodos trabajando con él. Dave es quien se asegura de que todo esté bien atado.

¿Ha habido algo del proceso creativo que a vosotros mismos os haya sorprendido?
Andrew: No hemos tenido momentos de bloqueo creativo. En las primeras sesiones, cuando el disco solo era una idea, nos costó un poco más entender lo que estábamos haciendo o hacia dónde íbamos, pero, cuando encontramos el camino, todo empezó a fluir de manera fácil. No sé si es porque ya no estamos en el sello de antes o porque no estamos girando, pero el proceso ha sido bastante relajado, nos ha costado menos admitir ideas de otra gente o invitar a gente a tocar con nosotros en el estudio. El proceso ha sido más fácil que el de los discos anteriores.

¿Os habéis bloqueado en el pasado?
Andrew: Sí, sobre todo con las letras. Me he obsesionado mucho, he escrito miles de borradores y los he tirado a la basura. Esta vez me lo he tomado de otra manera. Hemos podido tener una canción lista para mezclar, toda instrumentada, y yo he escrito la letra el mismo día en que grababa voces, después de levantarme. Y eso es lo que hemos grabado. Cuando escribes así, de manera rápida y espontánea, el sentido de la canción lo descubres después. Me parece una manera divertida de trabajar.
Ben: En general el enfoque del disco ha sido el de aceptar que todo saldrá bien. Nos hemos estrenado lo menos posible por las decisiones creativas que hemos tomado.

«Ben: Cuando trabajas para multis no puedes evitar pensar en que la música es un producto»

Ya no estáis en Columbia Records, sino en un sello independiente. Eso os ha dado libertad creativa, entiendo. ¿Qué cosas de este disco no existirían si hubiera salido en una multinacional?
Ben: No es tanto que el sello no lo hubiera publicado, yo creo que lo habría publicado sin problema. Pero nuestra mentalidad escribiendo el disco habría sido diferente si hubiéramos seguido en una multinacional. No tenemos nada en contra de las multinacionales. Nuestra relación con nuestro sello ha sido relativamente buena durante todos estos años. Pero cuando trabajas para este tipo de sellos no puedes evitar crear música pensando en que la música es un producto. Aunque intentes abstraerte de esta idea, no puedes, porque el sistema es el que es.
Andrew: Cuando trabajas en una multi, eres más protector de tu arte, y te lo piensas todo mucho más.

¿De qué va ‘People in the Streets’? ¿De qué está “harta y cansada” toda esa gente?
Andrew: Está inspirada en todas esas canciones sociales de los 80. ¿Cómo era esa de Phil Collins? (Canta: “Oh, think twice, ‘cause it’s another day for you and me in paradise”). Es un recuerdo de todas esas canciones supuestamente sociales, pero que en realidad eran bastante ambiguas. En la letra de ‘People in the Streets’ describo mis sensaciones durante la pandemia. Hablo de las ganas que tenía de salir a manifestarme como toda esa gente que llenaba las calles, pero también del miedo a exponerme viviendo en una posición bastante cómoda. Son dos sentimientos conflictivos.

¿El pop, y las redes sociales, crean una ilusión de activismo?
Andrew: Las canciones que tienen mayor impacto social y político no suelen estar diseñadas con ese objetivo. John Lennon tenía muchas canciones que hablaban de la guerra y de salir a manifestarse, pero las canciones que más han calado en la gente, como ‘Imagine’, no eran tan directas al respecto. Escribir canciones de este tipo puede ser una forma de activismo.

¿De qué habla ‘Nothing to Declare’? Es muy bonita.
Andrew: Viene de una idea de canción que conservamos desde 2010. En algún punto decidimos dejar que fuera solo una broma y convertirla en canción. Es representativa del disco. No es densa, pero a la vez en ella ocurren muchas cosas. La letra habla de los beneficios de estar en una relación amorosa estable. A veces conoces a una persona, te alejas de ella y, después de un tiempo, vuelves a ella y te reconforta.

¿Dónde está Oneohtrix Point Never en el disco? No termino de ubicarle. ¿Y Danger Mouse?
Ben: Con Daniel Lopatin (Oneohtrix Point Never) nos llevamos muy bien desde siempre. Andrew y él se conocieron en una fiesta y cuando nos juntamos descubrimos que compartimos muchas referencias musicales. Daniel está presente en muchas canciones dándoles una pátina electrónica. Danger Mouse trabajó con Andrew en ‘Mother Nature’.
Andrew: Brian ha aportado ideas al disco pero más desde la periferia, no ha estado tan involucrado como Daniel.

«Andrew: De ‘Saltburn’ me ha gustado que cruza líneas, pero es un tormento de ver»

‘Time to Pretend’ suena en una escena de ‘Saltburn’. Tiene sentido: la peli se ambienta en 2006, en la época del indie sleaze. ¿La directora, Emerald Fennell, os contactó? ¿Habéis visto la película?
Ben: Yo no he visto la peli todavía. No sé si nos contactó la directora o el supervisor musical de la película. El caso es que yo ya había visto ‘Una mujer prometedora’ y me pareció guay que quisieran incluir la canción en la siguiente película. De todas las veces que se ha usado ‘Time to Pretend’ en pelis y series, la de ‘Saltburn’ es la que más se acerca a la intención de la canción cuando la escribimos. No es solo una canción fiestera, no habla solo de pasarlo bien, el mensaje es cínico, y en el contexto de esa escena, tiene sentido.
Andrew: Vi la película justo anoche. El uso de ‘Time to Pretend’ me pareció genial. Toda la música me parece que está usada con mucha sensibilidad. Hay muchas cosas de la película que me han gustado. Me gusta que la película cruza líneas y resulta provocadora. La ves y piensas: “Ah, vale, realmente va a sorber semen del desagüe de una bañera”. “Ah, vale, realmente va a tener sexo con una montaña de tierra”. “Ah, vale, realmente se va a atrever a hacer eso”. No se ven muchas películas hoy en día que se atrevan a ir tan lejos como lo hace esta. Pero, al mismo tiempo, me costó disfrutar la película, no me pareció agradable de ver. Al contrario, me pareció un tormento. Pero ‘Saltburn’ tiene otra cosa buena, y es que retrata muy bien lo que era la élite inglesa de la época y sus fiestas. Verla me ha dado una sensación extraña, porque nosotros de alguna manera estuvimos allí en 2007-2008, aunque no a ese nivel social.

‘Little Dark Age’ ha sido un viral monstruoso en TikTok. Si tuvierais que escoger otra canción de vuestro repertorio que se hiciera viral, ¿cuál sería?
Ben: En realidad creo que ‘Little Dark Age’ es el mejor viral que hemos podido tener porque la canción, todo lo que insinúa, representa muchas cosas hoy en día.
Andrew: Yo elegiría una canción del nuevo disco, claro (ríe) Quizá ‘Dancing in Babylon’, porque es pop pero extraña a la vez. Tiene diferentes secciones. A lo mejor alguien puede usar una de esas secciones y, pum, hit.
Ben: ¡Nunca se sabe!

¿Por qué Christine and the Queens era la persona adecuada para esta canción?
Andrew: La canción ha pasado por diferentes estilos. Finalmente, sonando tan ochentas, pedía un dueto. Su voz es una de las mejores que hay. Es poderosa, en el estilo de los ochenta, pero sin demasiadas florituras. Es pop, pero también sofisticada.

¿Habéis escuchando su disco? ¿Habéis tenido tiempo?
Andrew: Lo escuché con él en París, cuando le enseñé la idea de la canción que ahora hemos sacado juntos. Christine y yo hemos hecho cosas diferentes musicales, pero las letras tienen similitudes. Hablan del poder del amor y de las relaciones desde un ángulo espiritual, pero no religioso. Los dos intentamos hacer música pop que tenga una profundidad, pero que aún sea accesible, y no pretenciosa.

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: mgmt