Dani Fernández ha recorrido un largo camino desde su etapa como miembro de Auryn, de la cual habla sin reservas. El cantante y compositor de Ciudad Real es uno de los artistas con más éxito comercial de nuestro país. ‘La Jauría’, su último disco, entró fuerte en las listas, apostando por una mezcla de pop y rock clásico, y llegó al número 1 de la tabla. Después de Charli xcx, Coldplay y Dua Lipa, es el artista de Warner que más triunfa en España, según el último informe de Promusicae.
Con motivo de la celebración de SanSan Festival los próximos 17, 18 y 19 de abril, del cual JENESAISPOP es medio oficial, hablamos con el artista de 33 años sobre su relación con el odio en redes sociales, la gestión del éxito, lo difícil de reinventarse y su contrato con Warner. Además, en Instagram nos cuenta cuáles son sus artistas favoritos del cartel, desde Alcalá Norte a Zahara.
La conversación empieza desde que entra en la habitación de las oficinas de Warner, en The Music Station, con una actitud más que cercana. «A Auryn nos queríais muchísimo en JENESAISPOP. Os sigo desde hace muchos años y me mola mucho lo que transmitís, la verdad», comenta.
Han pasado algunos meses desde el lanzamiento de ‘La Jauría’, y ya se puede ver con algo de perspectiva. ¿Qué significa para ti este disco?
Pues un crecimiento musical bastante grande. A nivel conceptual, representa cómo se siente un artista cuando se expone a nivel musical. Al hacer este disco era: qué es lo que tengo que hacer, qué es lo que voy a hacer, hacia qué público voy, cómo voy a gestionar mi futuro a partir de este tercer disco… Y me di cuenta de que yo mismo tenía más prejuicios e inseguridades que la gente de fuera al escuchar una canción. Muchas veces estaba rayado por cosas externas que no venían a cuento. Llegó un momento en el que me empecé a sentir más a gusto con las canciones que estaba creando y me olvidé de esas inseguridades. En este disco toco los dos palos que más sé hacer: el rock y el pop. Unas tiran más al rock y otras al pop, intentando olvidarme del qué dirán. Como artista, uno no olvida que esto también es un trabajo y ese equilibrio entre profesión y persona es el que tienes que nivelar en tu cabeza, que es lo más difícil.
«En este disco he intentado olvidarme del qué dirán»
Puede que estemos en el momento en el que más difícil es hacer eso, porque con las redes sociales…
Pues sí, tío. Las redes sociales siempre han sido muy negativas para mi salud mental. Creo que me han dado muchas cosas positivas, porque he llegado a mucha gente a través de ellas, pero me afectaba mucho cuando alguien opinaba sin saber. Yo sé que hay otros artistas que cuanto más hate reciben, más ego tienen y más arriba se vienen. Yo, sin embargo, me venía más abajo y me sentía más pequeño. Ahora estoy intentando equilibrar esa parte de sentirme músico, porque al final he estudiado música muchos años, y no sentirme peor artista por la música que hago, o por si sueno o no en la radio.
¿Tienes algún truco o regla que sigas para que no te afecte tanto? No sé si sigues leyendo ese tipo de comentarios o si intentas evitarlos.
A mí me gusta que me digan la verdad. Me gusta que me digan con objetividad lo que piensan, pero con respeto. Sí me gusta leer críticas constructivas y con respeto sobre mi disco, la portada o una canción. Lo hago con mis amigos. Un día, le enseñé una canción a mi amigo Guille y me dijo: “Tío, esta canción es una mierda”. Eso a mí me hace crecer como artista. También me gusta leer si a mis seguidores no les ha llegado tanto un tema. Estamos para mejorar. Lo que no sé llevar y no creo que sepa llevar nunca es la gente que viene a hacer daño gratuitamente. Es como que además les gusta el hecho de que tú te sientas mal. Se nos llena la boca con hablar de salud mental y de que tenemos que ir al psicólogo y somos los primeros que intentamos joder al que tenemos al lado.
«Hay artistas que se vienen arriba con el hate; yo me venía más abajo»
Imagínate que haces un tema y crees que es la mejor canción que has hecho, pero no le gusta ni a tus fans ni a tus amigos. ¿Cómo gestionas eso? ¿Te has visto en esa situación?
Me ha pasado y me siento orgulloso de ello. En el disco hay una canción que se llama ‘La trama principal’, que tira al blues. Cuando se la enseñé al equipo, todos me dijeron que se iba un poco. A mí me parecía buena canción y que tenía un mensaje muy bueno. Hablé con la compañía y dije que la quería sacar, que me gustaba y que habría mucha gente que dirá que le gusta todo menos esta canción. Si me gusta a mí, tengo que seguir adelante con ello. El problema es cuando no me gusta a mí, que también me ha pasado.
Cuando no te gusta, pero al resto del mundo sí.
Exactamente, ese es el problema. Ahora me pasa que hay canciones con las que no conecto y no las quiero hacer en conciertos, pero yo sé que a mi público sí le gustan, entonces tengo ese debate interno de decir: ¿Qué hago? Siento que no voy a ser fiel conmigo mismo, pero también sé que mi público está esperando esta canción.
Tu equipo en Warner, ¿suele tirar por lo que puede ser más comercial?
Al principio, es verdad que Warner me intentaba tirar más a lo comercial. Por ejemplo, me decían que no saliese fumando en los videoclips, que no saliera alcohol, intentando que sea todo lo más blanco posible. Luego ya entendí que yo quiero ser natural y que si me tengo que beber una cerveza en algún momento, pues me la voy a beber. No soy ejemplo de nada. Soy una persona absolutamente normal y sigo viviendo exactamente igual que antes. Lo han ido entendido y cada vez me dejan más hacer mis discos.
Me alegro, porque además ‘La Jauría’ ha sido un éxito gordísimo. No sé si lo esperabas o no.
Nunca te esperas nada. Nos pasó con la gira. Mucha gente no está echando la bronca porque se nos han quedado pequeños los recintos. “Tú podías haber llenado el Palau”. Claro, pero no lo sabía. Tampoco me gusta adelantarme y creerme más de lo que soy. Tomamos nota para lo siguiente. Con las canciones me pasa lo mismo. Me gusta ser lo que soy y no creerme más músico que nadie. Que haya vendido los discos que he vendido, pues yo que sé. Me hizo mucha gracia una publicación que hizo Carolina Durante porque fui número 1 en ventas y ellos fueron segundos: “Vamos a por ti, Dani”. No soy mejor artista por ser el número 1. Debes tener eso en la cabeza y no decirlo con falsa modestia.
¿Pensar eso te ayuda a mantener los pies en el suelo? Es fácil creérselo estando en tu situación.
Me ayuda la gente que tengo a mi alrededor. Me he dado muchas hostias y cuando estaba en mi banda, podía creerme más de lo que soy ahora. Haber estado a punto de arruinarme cuando lo dejé con ellos y volver a empezar haciendo salas de 60 y 100 personas me ha hecho ver que mañana se puede acabar todo esto. En vez de ser número 1, mañana puedo estar en el top 500. Esto puede pasar. Hay muchos artistas y mucha gente, no solo ya en la música, que te dice esto de boquilla, pero yo soy consciente porque me pasó. Dejé de importarle a muchas personas. Gente conocida que me dejaba de seguir en redes porque ya no estaba en lo alto. Estoy intentando disfrutar de esto de una forma natural. A ver qué me depara la vida, ¿sabes?
«En vez de ser número 1, mañana puedo estar en el top 500. Soy consciente porque ya me pasó»
¿Qué es lo que más te costó al reinventarte?
Superar los prejuicios que tenía. No creía que tuviera una propuesta musical interesante. Pensaba que era un estafador. Eso fue lo que más me costó, poder olvidarme de mi etapa en Auryn y poder decir que tengo una propuesta, una banda, un productor, un equipo que me va a ayudar… Muchas veces me olvido de que soy afortunado por dedicarme a lo que me gusta porque esos prejuicios e inseguridades hacen que no disfrutes del momento en el que estás. Hace poco estaba con una chica que está empezando y le dije que tenía envidia sana por poder volver otra vez a crear mi primer disco, porque lo haría de una forma tan diferente… Con los conocimientos que tengo ahora. Hice lo que pude con lo que tenía y eso que yo viví, que también fueron muchas cosas negativas, hay veces que lo echo de menos.
Has conseguido un gran éxito comercial sin buscar el hit. ¿Tú crees que la gente nota eso?
¿Sabes qué pasa? Que para mucha gente parecerá que sí busco el hit. Como sueno en la radio, parece que estoy buscando esa comercialidad. Por ejemplo. Vetusta Morla eran los reyes del indie y llenaban estadios de 40.000 personas. Lo más complicado es gustarse a sí mismo y eso es lo que busco, sobre todo con las rayadas que puedes tener en la cabeza. Cuando vengo a Warner me llaman el antiartista, porque les digo que no quiero ser número 1. Y esto te lo digo con total sinceridad: no quiero ser número 1, no quiero ser una estrella. Yo quiero ser una persona absolutamente normal que hace su trabajo, lo que más le gusta, y que llega a casa y tiene una vida normal con su hija. Con la vida que tuve en su día con mi banda, cuando empecé en solitario me di cuenta de que la felicidad está en otro sitio. Está en poder dedicarte a lo que quieres y luego tener una vida normal.
«Cuando firmé con Warner, yo quería saber cuánto perdían y cuánto ganaban. Me dijeron «no puede ser, eso no se hace». No sé si otros artistas lo harán pero yo, cuando pido un adelanto, yo sé lo que genero»
Si te llaman el antiartista por no querer ser número 1. ¿Qué es para ellos ser artista?
Aquí en Warner se topan con, no sé cuántos artistas tendrán firmados, pero todos vienen a decirles que quieren estar en la radio, que quieren llenar el Wizink (Movistar Arena)… Cuando hicimos la primera vez el Wizink me vinieron y me dijeron: “Tío, que se ha liberado una fecha, que si quieres hacer el Wizink el 29 de diciembre”. Y yo les dije que no, porque no sabía si estaba preparado. No sabía si mi música estaba todavía para ir al Wizink. Le deje a mi representante la responsabilidad, porque confío en él muchísimo. Al final, metimos 12.000 personas y me demostraron que hay veces que yo no sueño alto. Nosotros ya estamos planificando para 2026 y ya tenemos cosas hasta en 2027. A mí, hay veces que me da vértigo. Entonces, es lo que te digo, me llaman cariñosamente el antiartista. Hay una cosa muy interesante y es que, cuando firmé con Warner, les pedí transparencia. Quería saber cuánto se gastaban en mí, porque soy consciente de que esto es un negocio y que están poniendo dinero para que vuelva después. Claro, ellos me dicen que no puede ser, que eso no se hace… Yo quería saber cuánto perdían y cuánto ganaban. No sé si otros artistas lo harán pero yo, cuando pido un adelanto, yo sé lo que genero. Entonces, necesito saber lo que te genero a ti, cuánto estás ganando y cuánto estás apostando, porque a lo mejor estoy haciendo el tonto. O al revés.
Es una petición que no haría un artista novel. Creo que está claro que todo lo malo que te ha pasado también te ha dado mucha experiencia y tablas.
Muchísima. De hecho, muchas veces le he dado alguna chapa a algún compañero más jovencito. En el mundo de la música se mueve mucho dinero y el foco va para los artistas. He visto chavales, sobre todo ahora en lo urbano, que se gana mucho dinero con el streaming, siendo engañados. Ellos sueñan con dedicarse a esto y no se dan cuenta de que a lo mejor la están cagando. No quiero ir de Robin Hood, pero no me gusta ver cómo un chaval que está soñando con eso se pega una hostia, porque yo ya me la di en su día. Así que imagínate, soy un chapas que flipas.
Sabemos que eres muy fan de Supersubmarina. Te vimos sacar a Jaime en el Sonorama del año pasado. No me puedo imaginar lo que significó eso para ti. Cuéntanos cómo se dio y cómo lo recuerdas.
Pues mira, solo pude verles una vez en Cartagena. De esto que vas a ver qué tal el directo, porque hay veces que se te baja un poco, pero me flipó. Cuando tuvieron el accidente, como fan absoluto de Supersubmarina, me llevé un palo. No les conocía de nada, pero yo creo que a su público, lo que le daba Supersubmarina era humanidad. Eran unos chavales normales de Baeza que se subían al escenario y luego se quedaban con la gente de birras. Cuando decidí hacer la versión de Supersubmarina me vinieron a la mente todos los talibanes del indie: “Qué hace este haciendo una versión”. Me armé de valor y justamente el día que saqué el disco murió mi abuelo. Chino y Juanca me mandaron un mensaje diciendo que habían escuchado la versión y que gracias por el cariño y la honestidad y, tío, me levantaron de un momento muy duro. El día del Sonorama, sabía que Jaime había vuelto a tocar la guitarra y se lo pedí, pero nunca pensé que se iba a montar la que se montó. Y surgió ese mismo día. Cuando vi a Jaime pisar las tablas del Sonorama y cómo la gente le aplaudía… No puedo explicar con palabras lo que yo sentí en ese momento.
Estuve ahí y creo que fue uno de los momentos más emocionantes que he vivido en un concierto. La energía era contagiosa.
La música es eso, tío. Vosotros también en JENESAISPOP, que apoyáis todo tipo de artistas, porque es muy fácil apoyar lo que ya está arriba. Y lo que tiene la música es que, cuando hay un momento mágico, da igual si eres fan o si no lo eres. Yo eso lo siento y estoy adicto a ello. Esos momentos previos de salir a tocar, el murmullo de la gente… A veces, voy a ver artistas que no me gustan y digo: «Hostia, qué guapo». Yo no soy fan de C. Tangana, pero la primera vez que fui a verle dije: «¡Guau!». Eso lo tiene solo la música. No hay nada que sea parecido.