“La industria está pasándose al country” aseguraba Lana Del Rey en un evento previo a los Grammy, donde anunció que en su nuevo álbum también se acercaría a este estilo. No es solo que gente como Morgan Wallen o Zach Bryan copen las listas de éxitos, sino que en los últimos años, figuras pop como Lil Nas X, Chappell Roan o Beyoncé, entre muchísimas otras, han ofrecido sus propias versiones del género.
En el indie, cantautoras como Waxahatchee, Jess Williamson o Angel Olsen también han hecho lo propio. Las últimas en unirse a esta tendencia son Julien Baker y TORRES en el que es su primer álbum colaborativo, ‘Send A Prayer My Way’. La idea la propuso esta última en 2016, cuando tocaron juntas en el Lincoln Hall de Chicago, a lo que la autora de ‘Turn Out the Lights’ aceptó encantada. Nueve años más tarde, aquel comentario se ha materializado en doce canciones que transitan por los paisajes sureños en los que ambas crecieron. La idea es revertir un género habitualmente asociado a valores muy tradicionales y usarlo para dar voz a las experiencias queer que han marcado sus vidas.
‘Dirt’, la apertura del álbum, puede resultar engañosa, pues no sienta precedente de lo que escucharemos después. Es una apesadumbrada balada que versa sobre las adicciones y la depresión, un tema que ambas artistas han tratado en múltiples ocasiones en solitario. De hecho, pese a su clásica instrumentación country de guitarra y violín, no desentonaría demasiado en un disco de Julien Baker, de no ser por el último verso cantado por TORRES, que irrumpe con su voz grave y dulce. Su lugar en el proyecto resulta algo extraño, pero es indudablemente una de las mejores canciones que aquí se encuentran.
El resto del disco, pese a que no evita momentos oscuros, se sitúa en un espacio mucho más luminoso. ‘Sugar in the Tank’ es tanto un himno queer como un homenaje precioso al country, una celebración del amor a base de guitarra y banyo compuesta para ser cantada a pleno pulmón en un largo viaje en carretera. El folk-rock de ‘Bottom of the Bottle’ también posee un gran estribillo pop, impulsado por las bonitas armonías vocales de ambas cantantes.
Baker y TORRES, aunque en ocasiones traten temas solemnes, ofrecen un trabajo lleno de cortes ligeros y divertidos, como The Only Marble I Have Left’ que recuerda a clásicos country de mediados de siglo XX tipo Loretta Lynn; ‘Sylvia’, una canción donde TORRES le pide a su perra que no la olvide mientras está fuera de casa; o ‘Goodbye Baby’, que despide el proyecto con una simpática melodía folk. Añadir estos elementos más desenfadados resulta un arma de doble filo, aportando fluidez pero también dejando a las mejores canciones -las más profundas- algo abandonadas en la secuencia.
Julien Baker y TORRES proponen un buen y variado homenaje a la música con la que las dos crecieron, aunque a veces se hace evidente que no es el género con el que se sienten más cómodas, y a uno se le pasa por la cabeza la idea de que, varias de estas canciones serían mejores sin ese disfraz country. Con todo, ‘Send A Prayer My Way’ no deja de ser una curiosidad agradable en la discografía de ambas artistas.