Unos cuantos sueños (Chimamanda Ngozi Adichie)
‘Unos cuantos sueños’ (Random House), su esperada nueva novela tras más de una década sin publicar ficción, no decepciona. Adichie narra la historia de tres pijas nigerianas y de la criada de una de ellas (personaje inspirado en la limpiadora de hotel que denunció la violación por parte de Dominique Strauss-Kahn), quienes cuentan en primera persona “unos cuantos sueños”: sus relaciones con los hombres, la maternidad, el poder económico, el colonialismo, la identidad africana y las contradicciones de una élite femenina atrapada entre el privilegio, las heridas que han dejado abiertas sus exparejas y el deseo de emancipación. Chimamanda se compra bebés como buena señorona rica, pero… qué bien escribe: qué manera de articular temas, hilvanar ideas y elaborar reflexiones. 8
El asesinato de los Aosawa (Riku Onda)
‘El asesinato de los Aosawa’ (Salamandra) es un absorbente thriller que destaca por su atractiva y poco convencional estructura narrativa. Todo comienza en una fiesta de cumpleaños celebrada en un sofocante día de verano (el ambiente caluroso y húmedo impregna toda la novela): diecisiete personas, entre ellas seis niños, mueren envenenadas. A partir de ese suceso, la historia se abre a múltiples perspectivas, distintas líneas temporales y diversos puntos de vista, como si se tratara de un rompecabezas metaficcional: una joven interesada en el caso contacta con una escritora que escribió sobre ese caso que a su vez fue testigo de la masacre. Y eso solo es el principio… 8’1
El director (Daniel Kehlmann)
Kehlmann dibuja a Pabst como un hombre inseguro y conformista, que antepuso el compromiso con el arte y el interés personal al deber moral. ‘El director’ (Random House) explora ese pacto fáustico con el nazismo a través de una prosa ágil y cargada de tensión dramática, poniendo el acento en el conflicto interior de un artista atrapado entre la ambición, el temor y la necesidad de reconocimiento. 8’7
Las lunas antes del aterrizaje (Clemens J. Setz)
En ‘Las lunas antes del aterrizaje’, Setz reconstruye la vida de uno de esos personajes “más extraños que la ficción”: Peter Bender, aviador que combatió en la Primera Guerra Mundial y que más tarde se convertiría en uno de los más fervientes defensores del terrahuequismo, una teoría desarrollada en el siglo XIX que sostiene que la Tierra está completamente hueca y que su interior es habitable. A través de la visión distorsionada de la realidad de este personaje, Setz recrea, en forma de ingeniosa sátira, los acontecimientos más significativos de la Alemania de la primera mitad del siglo XX y traza un paralelismo con las teorías conspirativas actuales, desde el aparentemente inofensivo terraplanismo hasta el peligroso “gran reemplazo” supremacista. 7’7
Los ojos son la mejor parte (Monika Kim)
“¿Quién quiere el ojo?”. El título de la novela (fabuloso) remite a la costumbre coreana de comerse los ojos de los pescados: “son la mejor parte”. A partir de este detalle costumbrista, la autora construye un relato en primera persona (narrado por la asesina protagonista) sobre familias rotas, racismo y machismo cotidianos y furia reprimida, que avanza con la intensidad dramática de una psicópata que prueba por primera vez la sangre. El resultado es una exploración de los límites entre cordura y locura tan perturbadora y repulsiva como afilada y divertida. Como era de esperar, ya está en marcha la adaptación cinematográfica. La dirigirá la actriz Greta Lee (‘Vidas pasadas
’, ‘TRON: Ares’), en la que será su debut como realizadora. 7’8El asedio (Ben Macintyre)
El asedio reconstruye la operación de rescate organizada por las fuerzas especiales británicas en 1980 para liberar a los veintiséis rehenes retenidos en la embajada iraní de Londres. Con el apoyo de un completo apartado gráfico -mapas, planos del edificio, fotografías y esquemas de la intervención-, Macintyre desgrana los hechos desde múltiples ángulos (asaltantes, rehenes, fuerzas de seguridad, periodistas y responsables políticos) y perspectivas -geopolítica, psicológica, logística y humana-. El resultado es un relato extraordinariamente vívido, tenso y emocionante sobre un episodio clave del terrorismo internacional y del prestigio del SAS. 8
Golpe de luz (Rita Bullwinkel)
El caso es que Obama tiene muy buen gusto (King no tanto): ‘Golpe de luz’ (Sexto Piso), perdón por el chiste fácil, es la hostia. Bullwinkel narra las vidas -pasadas, futuras e imaginadas- de ocho boxeadoras adolescentes durante un campeonato que se celebra en Reno, la versión barata y sórdida de la ya de por si decadente Las Vegas. La novela se abre con el cuadro de los enfrentamientos y cada capítulo está dedicado a un combate. Es en ese espacio, dentro del cuadrilátero, donde la autora explora las interioridades de unos personajes extraordinariamente bien perfilados. El ring no es solo un escenario deportivo y de violencia física, sino también un espacio de revelación íntima donde, golpe a golpe, se condensan miedos, deseos y futuros posibles. 8’4
El accidente (Blanca Lacasa)
La prosa de Lacasa va como un pepino. ‘El accidente’ narra el vértigo del inicio de una relación romántica, el torbellino emocional que supone un enamoramiento y la irrupción de lo imprevisto, “el accidente”, con una precisión estilística asombrosa. A través de un uso muy creativo y poético de la tercera persona, de las metáforas y de las repeticiones, la autora consigue transmitir la intensidad obsesiva de los primeros días, esa mezcla de euforia, ansiedad y fragilidad en la que todo parece decisivo y provisional al mismo tiempo. El resultado es una novela que, en apenas 80 páginas, captura con exactitud casi física ese estado mental en el que amar es, sobre todo, perder el control. 7’7
Calabobos (Luis Mario)
La excelente novela del cántabro Luis Mario destaca por su estilo: está escrita de forma oral, como “falan” los paisanos de los pueblos cántabros. Esa oralidad no es solo un recurso formal, sino la clave de la mirada del autor: contar la ruralidad desde dentro, con sus propias palabras, con sus mitos, cuentos, fantasías, costumbres y tradiciones. La metáfora es clara: las violencias que atraviesan el libro –contra los “maricones” y los “subnormales”- no siempre se presentan como estallidos, sino como una presión constante, asumida y normalizada. Al igual que la lluvia fina que da título al libro, empapan poco a poco, hasta que terminan calando. 7’9
Matate, amor (Ariana Harwicz)
Definido como un “thriller campestre”, el libro está protagonizado por una mujer que vive en una casa de campo, cerca de un bosque, junto a su marido y su hijo recién nacido. A través de un intenso monólogo interior, construido con frases cortas en las que cada punto parece la marca de un disparo, el lector se adentra en la mente convulsa de una mujer acorralada: presa de un deseo insatisfecho, atenazada por un entorno opresivo, un marido anodino y un bebé vivido como una carga. Aunque al principio cuesta adaptarse a su ritmo y a ciertos modismos argentinos, pronto resulta fácil dejarse arrastrar por su intensidad lírica y desgarradora. Una novela breve para leer de un tirón, como un poema. 7’6