Todavía no ha llegado el momento en que me toque entrevistar a alguien a quien doble la edad, pero con Bel Bee Bee siento que el momento se acerca. Pero no es precisamente un disgusto: durante años hemos lloriqueado porque nuestro país no daba tantos artistas noveles jóvenes como Reino Unido o Estados Unidos y la artista canaria, de 18 años (cumple 19 en agosto), es uno de los claros talentos emergentes en España. Esta semana se publica la edición digital de su debut ‘Still Unstirred’, con referentes como S O H N, James Blake, Warpaint o Boat Beam, y producido por Suso y Emilio Sáiz. Hablamos con ella tras un pequeño concierto en el Café Comercial a principios de esta semana.

Tenías muchas canciones colgadas en Soundcloud y en el disco hay 10 solo. ¿Ha sido difícil escoger?
Fue complicado porque dentro de todos esos temas había variedad, pero una vez me senté con Suso y Emilio, pensábamos en la homogeneidad, en la continuidad y fue relativamente fácil encontrar una dirección, escogiendo los diez temas adecuados.

¿Hay alguna canción en concreto que dejaras fuera por estilo que te ha dado pena o tus primeros fans echarán de menos?
Quizá algunas más frescas o más electrónicas, como ‘Desire‘, otra más acústica que se llama ‘Dallol‘… gustaba bastante entre el público por el que me movía en Canarias, pero la tuvimos que dejar porque no encajaba. Aunque está ‘Balai Lama’, que es distinta… pero sí, tuvimos la dificultad de dejar canciones fuera por estilo y por razones personales, por lo que significaban para mí.

¿Crees que podrías recuperarlas en un lanzamiento futuro?
Ya al salir el disco, me parece que forman parte del pasado. Quizá les daría un juego, una serie de acústicos o algo así, para que no cayeran en el olvido.

¿Ahora vives en Madrid?
No, me volví en marzo. De julio a marzo estuve aquí. El disco lo grabamos hasta septiembre.

¿Por qué ha tardado tanto en salir entonces?
Pues no sé, los movimientos de discográficas… (risas) El disco iba a salir con una discográfica que al final no…. Entonces lo han cogido en el sello The Note Company, por eso se ha ido retrasando.

¿Estás contenta en un sello pequeño o preferías haber fichado por otro más grande?
No, yo soy anti-prisa. Me gusta lo pequeñito y lo despacito. Estoy contenta, hay muchas ganas. El movimiento no es grandísimo pero no estamos parados. Me gusta el trato humano y cercano, creo que lo prefiero.

¿Qué pasó con las sesiones con Raúl Santos (Najwa), que no llegaron a buen puerto? ¿Fue una cuestión de sonido o qué pasó?
Fue una cuestión de sonido y una cuestión de elaboración. El proceso creativo era ejecución, él sabe lo que tiene en mente y dónde quiere ir. Entonces, o coincides con él en ese sitio al que va o no. Yo no coincidí. Era un sonido más electrónico y buscaba menos texturas, colores, movimiento… que es algo que a mí me gusta mucho.

¿Cómo han sido después las sesiones definitivas con Suso?
Haber trabajado con ellos es lo mejor del disco. Lo que suena es lo que yo aprendí. Suso y Emilio trabajan en pequeñito y desde abajo y te vas dando cuenta de que lo que puedes hacer es muchísimo más amplio que lo que ves cuando vas rápido. Es lento pero no en plan mal, sino que es como cocinar a fuego lento. Con ellos aprendí a ver con gran angular, algo que no tenía antes.

¿Qué te decían de tus canciones?
Son canciones que yo reconozco que eran inmaduras en temática, pero sobre todo a la hora de elaborarlas. Me lo hicieron ver, pero no diciéndomelo sino de otra manera.

¿Y de tu sonido, con referencias tan modernas y complejas como S O H N, James Blake…?
Los he citado porque pillan esos dos, pero escucho de todo. Estoy con Avishai Cohen, no solo cosas actuales. Pero todo lo que escucho influye, también me gustan cosas más jazzistas.

¿Y de tu voz? Porque lo raro en el underground español es grabar con gente que no suele cantar muy bien…
(risas) No sé, con ellos trabajé con total normalidad, yo creo que eso es lo bueno. Sobre todo porque su talento está tan por encima del mío…

¿Qué canción le gustaba más a Suso?
Yo creo que la que más le gustaba era ‘I’ll Stop this Roll Playing’. En cuanto la cogimos la hizo crecer mucho. Esa y la última que llevé, que es la única reciente, ‘Emptiness’.

¿Qué tema ha dado más vueltas en el estudio?
‘Roll Rolling’, porque yo estaba muy cansada de la original, pero tenía ese conflicto para encontrar un punto intermedio: me salía llevarla a otro extremo pero había que encontrar un punto intermedio por el propio bien de la canción.

Los títulos que das no es que sean muy fáciles de recordar. El disco se llama ‘Still Unstirred’ y el single ‘Astrays Sculpture’…
Es que se me va la pelota… Hasta a mí me cuesta recordarlos (risas). Pero no puedo pensar de otra manera… Me gustaba el significado y el nombre del disco tiene armonía escrito. ‘Astrays’ yo no quería que fuera el primer single, aquí en petit comité. Yo habría apostado por algo cañero como ‘Emptiness’.

Tu concepto de «cañero» es bastante particular…
(risas) Es lo más distinto, y de lo más fácil aunque creo que todo el disco es bastante facilón…

¿Habéis intentado hacer el disco ambiental, buscado algo homogéneo o eran más importantes las canciones por separado?
Creo que primero era importante elegir las canciones pensando en el todo y luego nos centramos en qué pedía cada canción. Lo de buscar que fuera homogéneo fue el primer y el último paso, pero luego cada elemento era el que pedía cada tema.

¿Por qué la voz no está en primer plano como es habitual en los cantantes con un tipo de voz como la tuya?
Yo creo que la voz no debería ser el elemento principal. Es un elemento más integrado en esa música. Por eso odio tocar sola. Es una desnudez… Mi voz se recrea más cuanto más integrada está con los demás elementos. ¿Te parece negativo?

No, solo digo que es curioso, que es como si buscaráis una ambientación más global con elementos orgánicos o electrónicos…
Gracias por hacerme pensar en eso. Este disco no ha sido crear 10 canciones para hacer un disco, sino recopilar canciones que pudieran ser hermanitas en un único disco. No podía ser ni más electrónico ni más acústico. Aunque creo que prima lo electrónico.

En ‘Balai Lama’, ¿crees que hay un elemento más latino?
(risas) ¿Te suena latino? ¡Me parece buenísimo! Música latina es de lo poco que no escucho, o que escucho muy poco. La de ‘Balai Lama’ es una rallada, tiene ese punto más experimental. ¿Pecó de latino? Me encanta… Intenté hacer un tema loopeando, y salió este. Acababa de tener una conversación sobre ese «balai», un chico al que a los 3 años le decían que tenía que ser un Lama y al cabo del tiempo se dio cuenta de que no era lo que quería. No rechazaba lo anterior sino que intentaba extraer algo de ello. Me sentí un poco identificada con eso y se mezcló con que quería hacer algo loopeando.

¿Hay un concepto temático en el resto del disco?
Sí, gira en torno a historias que había tenido. Es todo súper teenager. Son todo historias personales. La única que tiene un concepto más ajeno es ‘Balai Lama’ y también «Astrays», que no va al pixel de mi movida sino que va fuera y habla de cosas más generales. Lo demás es todo más chiquitito.

Hay dos temas con una frase en español. ¿Cómo encajas así el castellano?
Me sale más natural escribir en inglés porque siempre he escuchado música en inglés. Tiene fluidez y sonoridades muy bonitas y es de rima fácil. En castellano pienso frases pero me da vergüenza porque pronuncio como pronuncio en canario y no queda bonito. Me refiero en mí, en otra gente queda de maravilla. Esos momentos eran especiales y merecían el castellano que para mí implica una mayor desnudez.

¿Qué vocalistas te han influido?
(largo silencio) Me parece que James Blake tiene vozarrón, Bon Iver con el falsete… Pero no sé, no me inspiro en nadie en particular.

Supongo que Sinéad O’Connor no por edad…
Conozco ‘Nothing Compares’, claro. La gente me dice que Russian Red, yo no me veo ahí, pero lo entiendo…

¿La imagen es importante para ti?
No.

Bueno, hoy has venido a tocar con una imagen en particular: un calcetín de cada color, eso es un estilo también…
Qué vergüenza me da de repente. ¡Por favor, espérate! Me visto como puedo. No me gusta que me toquen mucho, hoy me han pintado y no me gusta.

¿Hiciste tú misma el vídeo porque te gusta o por necesidad?
Tenía dos noches para hacer un vídeo y tenía que hacerlo yo. Había hecho alguna chapucilla y esta fue otra. Me gusta mucho pensar en vídeos, dar imágenes a música, y me gusta el momento del montaje, me parece precioso.

Eso también es imagen, como la portada del disco, que es chula.
Tuve muchos conflictos conmigo misma. Tenía una original pero perdí el archivo porque me pasan muchas catástrofes con los ordenadores. Intenté emularla y nunca me salió. Se jugaba con el simbolito que es como mi símbolo (risas). Acabó siendo un iconito. Te contaría todo pero me da vergüenza. Es un tatuaje personal…

¿Cómo han sido estos últimos meses? ¿Has seguido componiendo?
Tengo bastantes cosas nuevas y ya en cuanto a temática y estructuras y sonoridades es muy distinto a esto. Puede que sea más electrónico pero hay más uso de elementos acústicos. Lo siento distinto. Me parece más honesto en cierto modo por no recurrir a una fórmula de estrofa-estribillo, «aquí siempre queda bien un bombo»… Creo que es lo que he aprendido de Suso, qué te pide la canción, adónde quieres llegar, es casi como una postura de pescador…

¿Por qué este primer disco te parece menos honesto?
Yo no miento, pero puedo tener más barreras y en el primero tengo más. No sé si es menos honesto porque yo creo que no tenía fuerzas para llegar al fondo de ciertas cosas y omitía cosas en lo musical y en letras. Y creo que esas barreras las he ido superando, no todas, pero sí me veo más capaz de superar el pudor, la inhibición y de ser el núcleo.

¿Qué te espera los próximos meses?
Ahora nos han cerrado para el Tomavistas y otra cosa. Lo que hay que hacer es trabajar toda la banda, hemos tenido muchos cambios. Tengo que trabajar todas las canciones del disco con ellos y sacar todas las nuevas que pueda.

¿Seguirás estudiando?
Yo estudio, estoy en el Conservatorio, hago Percusión, y la Universidad. Bueno, a ver cómo sale…