yo fui a escolapios en EGB. Cuando acabé luché a brazo partido con mis padres para que me dejaran ir a un instituto público. Mi madre al final accedió con la condición de que eligiera religión, no ética. Un año después le dije que era ateo y no quería confirmarme. Para mi madre fue peor que cuando le dije que era gay.
Encima los de artes dábamos las clases de artes en otro edificio aparte, que le llamábamos el chalecito, tenías que salir a la calle y volver a entrar por otro lado. Imagina la de bajas que había en ese momento....
@corraluna me ha descrito tan bien que me da miedo. Otro delegado/loser. Un día abrí la puerta de la clase en el recreo y vi a un grupete jugando a la botella. Me pidieron que me fuera. El karma me devolvía lo de meterme siempre con el grupo de maricas.
A mí y a mis amigos nos llamaban "los pokemon". En mi cole, también de los 6 hasta la uni. Franquistas, machistas, maltratadores de niños... lo tenían todo!
Yo tampoco tengo malos recuerdos ni nada de eso. Mi clase era como muy pava y decente. Un año posterior y otro anterior eran súper chungos. Con los compañeros era más del grupo de los que se reían de él, pero nada exagerado. El que más me jodió fue un profesor de quinto de EGB, que cuando respondías bien a una pregunta en clase te ponía un bien en la última página del cuaderno. Luego cada mes o así hacia revisión. Pues una me dijo que no podía ser que tuviera tantos bienes (sí, debía ser repelente), que algunos no eran suyos (cuando los hacia de cualquier manera) y que no pasaba la revisión, que era un falsificador de bienes. Hijo de la gran puta. Me lo repitieron durante años. Cuestionar la honorabilidad de un niño sin tener ninguna razón para ello, qué gran profesor.
Yo viví a tres profesores que inflingían castigo físico. Uno, reglazos en los dedos. Otro te cogía de las patillas y te levantaba de la silla, este era el peor. Un tercero, un día que entró y nos pilló a toda la clase tirando tizas, puso a la mayoría de chavales en hilera y uno a uno, les iba soltando una hostia.
Y antes de que alguno diga algo: el castigo físico no es educativo ni ejemplarizante ni ayuda en nada a la formación. Si fuera que sí, lo aplicaríamos en adultos. Si lo hacemos a los niños es simplemente porque son débiles, les damos hostias porque no nos las pueden devolver, así de claro.
Pues yo creo que una hostia a tiempo sí que sirve en un niño. A mi me las daban y no he salido traumatizado ni nada (si acaso con alguna filia de más... Ooops). Pero creo que eso lo tienen que hacer los padres más que los profesores. Los segundos, nunca, no sé, no los veo con autoridad moral.
No, pero mi personalidad ya está formada. No se puede comparar. Y No es cuestión de estar pegando todo el tiempo, o de hacerlo fuerte, es cuestión de enseñar que se están sobrepasando ciertos limites, en momentos concretos. (ay, @cornyhorny, no empieces el día diciéndome esas cosas que ya me pongo malo de buena mañana).
Yo estuve en un concertado de monjas, desde p5 hasta bachillerato. Y de pequeños nos hacían rezar cada mañana, incluso teníamos una capilla y de vez en cuando íbamos allí a rezar.
Pero eso era guay. En el mío instalaron altavoces en todas las clases y se hacia el rezo generalizado. Y nos ponían en el patio en fila cuando sonaba la campana de fin del recreo e íbamos subiendo por orden de clase. Y una temporada escogían un alumno para leer la oración que escuchaba todo el colegio. Lo hice una vez, qué ilu. Yo hubiera hecho otra cosa en aquel despacho con mi amor platónico profe de religión/director, pero mira...
Comentarios
Sin sentido.
Y ya puestos haced el bachillerato de artes con un parque para tomar el sol y una plaza con mesas para jugar a las cartas.
ESO SI QUE ERA DURO!!!!
Porque en el colegio seguro que nos habríamos llevado fatal...
El que más me jodió fue un profesor de quinto de EGB, que cuando respondías bien a una pregunta en clase te ponía un bien en la última página del cuaderno. Luego cada mes o así hacia revisión. Pues una me dijo que no podía ser que tuviera tantos bienes (sí, debía ser repelente), que algunos no eran suyos (cuando los hacia de cualquier manera) y que no pasaba la revisión, que era un falsificador de bienes. Hijo de la gran puta. Me lo repitieron durante años. Cuestionar la honorabilidad de un niño sin tener ninguna razón para ello, qué gran profesor.
Y una temporada escogían un alumno para leer la oración que escuchaba todo el colegio. Lo hice una vez, qué ilu. Yo hubiera hecho otra cosa en aquel despacho con mi amor platónico profe de religión/director, pero mira...