Laura Marling / A Creature I Don’t Know

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Laura Marling / A Creature I Don’t Know

Laura Marling confesaba en una reciente entrevista que se educó en la música gracias a su padre, que dirige un estudio de grabación en Hampshire y la alentó a tocar aprendiendo de los maestros del folk británico: Fairport Convention, Vashti Bunyan, John Martyn… Eso, en sus palabras, es a la vez «una bendición y una maldición». Lo cierto es que su música, desde que iniciara su carrera en 2007 con apenas 17 años, ha sufrido una evolución considerable. Desde el principio mantiene esas hechuras folkies, pero la dulzura pop de ‘My Manic And I’ o ‘Cross Your Fingers’ (de su debut ‘Alas I Cannot Swim‘) se volvió aridez en ‘I Speak Because I Can‘ y en su nuevo álbum, este ‘A Creature I Don’t Know’ lleva, apenas superada su veintena, aún más allá esa demostrada seriedad.


En este álbum, producido de nuevo por Ethan Jones, despliega una mayor riqueza sonora que en el áspero ‘I Speak Because I Can’, con multitud de arreglos de cuerda, banjos, contrabajos y coros adornando estas canciones. Incluso se permite alegres pinceladas de jazz y blues en la inicial ‘The Muse’, un toque country en el single ‘Sophia‘ o dar cierto aire orquestal en ‘I Was Just A Card’ y ‘Don’t Ask Me Why’. Pero no nos llevemos a engaño: ‘A Creature I Don’t Know’ es un disco farragoso y que requiere, como poco, ser un iniciado en el folk clásico. Mucho tienen que ver estas canciones con los Pentangle de ‘Basket Of Light’ o ‘Reflections’, aunque entrelazados con la escritura mucho más directa de una Joni Mitchell, a cuya voz rememora la de Marling una y otra vez.

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Para entendernos, no hay ni un estribillo pegadizo, sino que Laura Marling se esmera más bien por ser una compositora intrincada, que requiere una particular atención y disposición del oyente, que se verá premiado con buenas dosis de belleza. Como esas poderosas partes corales en ‘Sophia’ y ‘All My Rage’, contrapuestas con la esquelética ‘Night By Night’ (tan Cohen que recuerda a ‘Famous Blue Raincoat’) y la solemnidad de una ‘Rest In The Bed’, que colaría como una vieja trova recuperada. Muestra además facetas inéditas en ella, como la transformación de lo acústico en la fiereza eléctrica de la crucial ‘The Beast’, eje del álbum en todos los sentidos.

Porque, según Marling, todo el álbum habla de esa Bestia, de su presencia y de su fantasmal ausencia, una Bestia que personifica la interiorizada lucha de cada uno con miedos, faltas y culpas. La Bestia es el ente al que los protagonistas de estas canciones apelan en momentos desesperados, o del que quieren huir cuando se dan cuenta de su terrorífica y verdadera faz. En el sentido lírico, la ex de Charlie Fink (Noah And The Whale) y Marcus Mumford (Mumford & Sons) es donde demuestra un mayor crecimiento y parece claro (así lo relata ella misma) que ha leído libros cuanto menos poco habituales para su edad, que la han inspirado en el uso de recursos y vocabulario propios de la literatura clásica, logrando dar un valioso contexto atemporal a sus canciones y regalando estrofas realmente bonitas en las que detenerse.

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Todo son señales del creciente talento de esta cantautora británica cuya progresión en cuatro años ha sido realmente espectacular. ‘A Creature I Don’t Know’ no es su obra definitiva, ni mucho menos, pero es otro valioso avance en una carrera a la que, de momento, no se le percibe un techo.

Calificación: 7,7/10
Canciones recomendadas: ‘Night After Night’, ‘Don’t Ask Me Why’, ‘Sophia’, ‘The Beast’.
Te gustará si te gustan: Joni Mitchell, Emmy The Great, The Tallest Man On Earth.
Escúchalo: Spotify

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