Dejando a un lado el tema del nombre, el disco party, lo que se dice party, no tiene mucha, porque es más bien lentillo. Sin embargo, las canciones son una maravilla. Escuchando las letras te das cuenta de que el nombre les viene al pelo, porque es que están acojonados. Todo les aterroriza: el compromiso (bueno, eso como a todos), volar, las arañas, los monstruos… Hasta dejan entrever que pertenecen a la Asociación Nacional del Rifle, ya que aseguran dormir con una pistola bajo la almohada. Otras son simplemente grandiosas hablando de cosas de lo más normal: de tener que coger los antihistamínicos antes de salir de casa; de lo bien que te sientes cuando notas que alguien te necesita; de esos temas universales que son el miedo y el amor; de lo fácil que es que te rompan el corazón o de una verdad como un templo: la facilidad que tienes para ser feliz cuando eres te haces el estúpido.
Finalmente el disco es lento pero es fantástico. Acompañados por una guitarra, una armónica y una flauta dulce, The boy least likely to nos hacen disfrutar sobremanera con un pop que nunca pasa de moda y que te cautiva desde la primera escucha. 8