Cuatro retoma el magnífico programa Supermodelo que, para su segunda edición viene cargado de novedades, de sentimientos desbordados y de chicas guapas… o no tan guapas. Tiene mucho arte lo que pudimos ver el lunes por la noche hasta bien tarde (hay que ver lo que tardó en terminar esa maldita gala) desde las propias modelos hasta las innovaciones técnicas. Desgranemos los puntos más destacables de Supermodelo 2007.
Polis buenos, polis malos. ¿Qué ha sido de la maléfica Cristina y de la histérica Valerio? Ahora han adoptado el papel de polis buenos y son la viva imagen de la dulzura y la comprensión. Vale, es una exageración, pero sí que es cierto que han suavizado sus caracteres o se hinchan a valium cada mañana porque se echa bastante de menos a esos monstruos arruina-adolescentes. En el jurado están las opiniones más severas de la mano de Daniel El Kum y su extraño peinado, que tuvo cera principalmente para Cristina, y de manera bien merecida. Otro poli malo, pero en plan “no pinto nada aquí” es Vicky Martín-Berrocal, que va dando lecciones de elegancia cuando es una ordinaria con pasta de mucho cuidado. Para esto, más les valía haber dejado a Paola “pellejos” Dominguín.
Los sentimientos sí importan. Claro, como en la edición anterior, pero ahora han decidido llevarlo al paroxismo con interminables charlas hablando de los complejos y sufrimientos de las chicas y hurgándoles bien en las heridas. ¡Que lloren, que lloren! Y vaya si lloran, da gusto, como cuando a una le pusieron la carta escrita y leída de su novio el día de su cumple, y casi fallecen todas ahogadas por sus propias lágrimas.
Raquel, el personaje del año. Yo la veo como la Fresita de Supermodelo, es decir, la tonta que al final con su simpleza se llevará el gato al agua y ganará. Ayer vimos que, además de ser llorica, pelotillera, pesada y ñoña como ya había demostrado en los castings, también resulta que es meapilas, victimista, empollona, pretenciosa y listilla como ella sola. Como muestra, un botón: “yo es que soy muy muy devota porque mi padre se murió cuando era muy pequeña y claro, me crié sola”. Es bastante reseñable que también le van mucho las religiones orientales y la danza del vientre, aunque no sabe bailar. Ah, no hemos dicho nada de que Raquel tiene cara de cerdito y menos pinta de modelo que Carmen Bazán. Ésta promete.
Lesbos, la supermodelo moderna. Para Supermodelo 2007 han hecho algo nunca antes visto: ¡una lesbiana en el Centro de Formación! Jessica es muy guapa, de Barcelona y es una de las pocas que tiene pinta de modeli de verdad. Además no parece tonta, como muchas otras. Me muero de ganas de que empiecen los comentarios homófobos de sus compis diciendo cosas como «pero ¿y no nos intentará entrar durmiendo tan cerca de nosotras?» ¡Sería total!
Rubén, el profe de baile. Éste es uno de los recién llegados a esta edición, y es quien intentará conseguir que esas espingardas se muevan con algo de gracia. Difícil tarea para un zote como la citada Raquel, pero se le ve un tío muy simpático con cara de “qué pinto yo aquí” y yo creo que Ruben dará lugar a las situaciones más divertidas intentando que las niñas bailen.
Las galas desastrosas. No sé si lo del lunes fueron los nervios del directo, pero había unos errores de realización, sonido y producción que parecía una cámara oculta. Eso sí, la bella Judith Mascó estaba un poquito más suelta de lo que pudimos ver el año pasado. El primer desfile en el que Custo elegía una maniquí -me fascina esta palabra- para la NY Fashion Week fue, ¿cómo decirlo?, ridículo: parecían patitos asustados y calzando zancos. ¡Y eso que ya sólo quedaban las 16 finalistas!
Las nominaciones de risa y con criterios de juzgado de guardia. Ayer entraron 20 y quedaron 16; esas cuatro eliminadas no eran precisamente las peores y, de hecho, hay dos expulsiones que me parecen un error total: Dabryna Sedeno (que si lo pronuncias deprisa suena a Sabrina Salerno), una de 24 añazos, madre de un niño y con una mala leche que te mueres que hubiera generado unos conflictos fenomenales, y Lisa Charlotte, que era sencillamente monísima. Pero el bombazo llegaría al final, cuando Raquel no resultó nominada y encima el jurado dijo que les encantaba esa chica. Con estos datos ya vemos por dónde va a tirar esta edición: por el camino de los sentimientos y la tontería. Este reality promete, los heteros, como mínimo, no deberían perdérselo.