En 2005, con ‘Confessions On A Dance Floor’ recién salido al mercado escribí esto: «Habrá gente que siga diciendo que Madonna es puro márketing a pesar de que en Estados Unidos la música disco es un milagro en radiofórmula», refiriéndome al esperable moderado éxito allí de ‘Hung Up’ y al fracaso total de ‘Sorry’, ‘Get Together’ y ‘Jump’. En realidad, ‘Confessions On A Dance Floor’, COADF para los amigos, vendió 1,6 millones de copias en Estados Unidos, una cifra muy alta para los tiempos que corren. El problema es que Madonna no pudo soportar que esas cifras vinieran de sus fans adultos. Sus canciones no sonaban en radio y no llegaban a los adolescentes, de manera que los nuevos jóvenes de este país comenzaban a verla un poco como nosotros veíamos a Sara Montiel de pequeños.
Así que ahora ha decidido dejarme fatal y hacer el disco que el márketing pide la gente joven de su país quiere: urban, hip-hop, R&B, estas cosas. Para ello no ha recurrido a ninguna joven promesa, sino a Pharrell Williams de los Neptunes y a Timbaland.
Pharrell ha trabajado con Gwen Stefani, Jay-Z y una lista interminable de gente entre la que destacan dos nombres: Kelis y Justin Timberlake. ‘Milkshake’ de Kelis, o sea, el batido de fresa de Kelis, encajaría perfectamente en un disco que juega con lo dulce y lo sexual como ‘Hard Candy’. En cuanto a Justin, Pharrell es coautor y por supuesto co-productor de parte de las canciones de su primer disco, entre ellas la fantástica ‘Rock Your Body‘. Por su parte Timbaland ha producido a Missy Elliott y Aaliyah, entre otras decenas de grupos famosos. Con Missy ha firmado algunos de los singles unánimemente mejor considerados por la crítica en esta década, como ‘Work It’ o ‘Get Ur Freak On’. Además, ha llegado a arrasar en gran parte del mundo con su disco propio gracias a temazos como ‘The Way I Are‘ (¡cómo se nos pudo pasar este temazo en las listas del año pasado! ¡Y nadie nos dijo nada!). Por si fuera poco, ha sido él y nadie más quien ha terminado de convertir en los reyes del pop actual a Nelly Furtado y Justin Timberlake. Ambos son los artistas más vendedores del momento, han triunfado con hasta cinco singles de sus discos y la crítica les aclama. Puede que sus últimos álbumes tengan un poco de relleno, pero también lo tenían ‘Thriller’ y ‘Like A Virgin’…
Por tanto, aunque siempre se ha dicho que Madonna llega tarde a todo, lo cierto es que esta vez es la primera en su carrera que además de tarde (tardísimo), no ha rescatado a ningún William Orbit, Mirwais o Stuart Price de ningún underground discotequero, para preferir pisar sobre seguro. Hasta lo de fichar a Nile Rodgers de Chic en 1984, no tanto después de la moda «disco sucks», tuvo más riesgo.
¿Cómo defender ahora este «producto»? Pues está difícil. Porque Madonna había metido bastante la pata con ‘Bedtime Stories’, su disco más negro hasta la fecha y uno de sus peores sin lugar a dudas. Lo bueno es que no había nada en este disco como ‘4 Minutes’ o ‘Give It 2 Me’, por lo que tendría más sentido vender el nuevo disco como un regreso a su debut, mucho más «cool», ‘The First Album’, a aquellos tiempos en que la gente se pensaba al oír sus canciones en la radio que Madonna era negra. La excusa entonces cuela, o al menos cuela más. Porque además nadie tiene ninguna necesidad de que Madonna repita un disco como COADF. Madonna nunca ha hecho dos discos parecidos, menudo escándalo habría sido ese. Así que verla jugar a ‘Maneater’ o a ‘Sexyback’ termina teniendo su gracia.
‘Hard Candy’ se abre con ‘Candy Shop’, la canción que inexplicablemente Madonna quería como primer single de este disco (ya te vale, bonita). Al final, por suerte, después de muchas escuchas, el estribillo se convierte en el aperitivo perfecto para un álbum urban. A continuación, el single, ‘4 Minutes’, duramente criticado por los fans de Madonna por ceder el 50% del protagonismo a Justin Timberlake y el 10% a Timbaland, contiene unas trompetillas irritantes que aún nos tienen aturdidos y desconcertados. Nos gusta que una canción nos aturda, lo que pasa es que entre millones de pegadizos «tick-tocks», «yeahs», «give it ups», «Madonnas» y «friqui-friquis», quizá no hacían falta. Bien por el shock de todas formas, siempre.
Las dudas que pueda generar el single las resuelve el siguiente, ‘Give It 2 Me’. Madonna siempre ha tenido tan buenos o incluso mejores segundos singles que primeros (‘Material Girl’, ‘Express Yourself’, ‘Papa Don’t Preach’, ‘Don’t Tell Me’, ‘Sorry’) y esta vez lo ha superado. ‘Give It 2 Me’ es un trallazo total con estribillo trance-explosivo que nos morimos de ganas de bailar por todas partes. ¡Hemos tenido que esperar 25 años para escuchar un single bakala de Madonna! ¡Bravo!
La electro-acústica ‘Miles Away’ es otro de los puntos álgidos, aunque comparada con ‘The Power Of Goodbye’ nos hace pensar que Madonna quiso más a Sean Penn que a Guy Ritchie. ‘Beat Goes On’ empieza como una pasada de trallazo a la altura de ‘Give It 2 Me’. Lástima que el inexplicable rap de Kanye West, por esta vez muy poco inspirado, quizá porque literalmente pasaba por allí al encontrarse grabando con Michael Jackson en el estudio de al lado, rebaje la canción al notable cuando apuntaba a ser una de las mejores de su carrera.
Las niñas feas son ‘Heartbeat’, que no está mal, pero le sobra un minuto; ‘Incredible’, cuyos constantes cambios de ritmo terminan dejando indiferente; ‘She’s Not Me’, la canción más sobrevalorada por sus fans (su producción funky definitivamente da mejores resultados en la menos ambiciosa ‘Dance 2night’, que parece de Prince) y la espantosa ‘Spanish Lessons’, la canción que menos tiempo ha durado en la historia de mi ipod. ¿Qué pinta Madonna dando lecciones de español si no entendemos lo que dice en español?
Por dejar buen sabor de boca, que somos fans, terminamos hablando de otras dos buenas canciones, con las que al fin y al cabo acaba ‘Hard Candy’, la balada apañada ‘Devil Wouldn’t Recognize You’, ciertamente influida por la enorme ‘Cry Me A River‘ de Justin, una de las mejores canciones de amor que se han escrito jamás, y ‘Voices’, muy influida por Massive Attack. Evaluando el álbum nota a nota, la media se aproxima al 7, pero con una varianza demasiado alta: hay canciones que tienen un 10 y canciones que tienen un 0. ¿Merece más nota un disco porque las pistas que te pones te las pones cientos de veces aunque haya algunas que no vas a volver a oír jamás? Buena pregunta.
Calificación: 7/10
Temas destacados: ‘Give It 2 Me’, ‘Beat Goes On’, ‘4 Minutes’
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