Son cinco. Viven en Madrid. Aman al Punset. Estas son las credenciales de la sorpresa de la temporada. Sorpresa al menos para los desaprensivos que hasta hace un par de meses no les teníamos fichados (cosa que ya no se le puede achacar al enrollado de Patxi López, por ejemplo). Los Punsetes se destapan con un álbum sin nombre que encima tienen la osadía de regalar al mundo (puedes bajarlo directamente de su web).
Y encima el disco resulta ser un clásico instantáneo. Al menos a mí me ha enganchado desde la primer escucha de un modo casi obsesivo. Aquí hay rock con altas dosis de pop y una actitud muy punk, sobre todo en unas letras que pueden parecer un tanto naíf (quizá gracias a la dulce voz de Ariadna, que un miembro de JENESAISPOP insiste en comparar con la de Ana de Barrio Sésamo) pero que enseguida muestran un oscuro, agridulce e incorrecto sentido del humor, así como una profundidad insospechada. Musicalmente exhiben sin pudor sus influencias (bien enumeraditas en su Myspace), que van desde Beat Happening a Triana pasando por The Cure, Vaselines, Guided By Voices o The Feelies. En ese sentido, resulta especialmente brillante ‘C I’, su versión del ‘Devil Town’ de Daniel Johnston pasada por el tamiz de Young Marble Giants: dos homenajes en uno. Aunque si tuviera que definir lo suyo de una forma simple, me atrevería a decir que son algo así como Los Nikis meets Nirvana. No sé si parecerá muy poco guay (o incluso desacertado) mencionar a la banda de Seattle, pero no puedo evitar que me vengan a la mente escuchando ‘El Escorial’ y, sobre todo, ‘Accidentes’, que huele a espíritu adolescente que es un gusto gustazo. Creo que no es nada descabellado, si tenemos en cuenta que coinciden en influencias y en esa perfecta conjunción de pop+rock+punk.
En cualquier caso, el punto fuerte de Los Punsetes, lo que les diferencia, lo que hace que cada canción de su debut sea un auténtico himno, es la lírica. Sus letras, que como decía antes están cargadas de un negro sentido del humor y del desconsuelo propio de una generación agobiada e indolente a partes iguales, convierten sus canciones en auténticos estudios del comportamiento humano condensados en dos o tres minutos. Porque más allá de la mala hostia disfrazada de inocencia de ‘Dos Policías’ (adoptada como símbolo de la «represión» que sufre Malasaña las noches del fin de semana y de la campaña ‘Free Nasti’), podemos encontrar seres tan repulsivos como cercanos (‘Fondo De Armario’ y ‘QueridoAlberto’) o empatizar con lobos con piel de cordero (‘Pinta De Tarao’). Podemos reflexionar sobre lo artificioso de la supuesta felicidad (‘Fin Del Mundo’) o aprender a temer la delgada línea que separa el orden del caos (‘Lo Natural’). Podemos sentirnos verdaderamente mal por el pánico a que las copas nos sienten mal (‘El Escorial’) o cantar alegremente a cuento de un ser intrínsecamente malo (‘El Mal’). Personalmente, me declaro totalmente enamorado de ‘Maricas’: una maravillosa oda a la diferencia, a lo incorrecto, con imágenes poéticas de una fuerza inusitada que dan risa y ponen un nudo en la garganta a la vez, resumida en sus maravillosos versos finales: ‘Se supone que la vida no es tan estridente / Mamá está equivocada y los libros mienten’. Filosofía para la barra del bar: puro Punset, por supuesto.
Sin duda, uno de los mejores discos en castellano de esta década. Si el año pasado emergieron Triángulo de Amor Bizarro, este es el año de Los Punsetes. Ahí queda eso.
Calificación: 9/10
Temas destacados: ‘Maricas’, ‘Dos Policías’, ‘Fin Del Mundo’, ‘Accidentes’, ‘C I’
Te gustará si te gustan: Triángulo de Amor Bizarro, Nirvana, Derribos Arias
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