Parece ser que la crisis no sólo está afectando a la economía así en general, también a las cadenas de televisión. Es lo que pasa cuando los programas se reponen o hacen como que se reinventan pero al final no. Un claro ejemplo es ‘Gran Hermano’, que misteriosamente, conserva unos datos de audiencia bastante aceptables pese a que este año sigue bajando su cuota de pantalla. No ha pasado lo mismo con ‘Factor X’, que firmará su última gala este miércoles. Después de ser incapaz de competir contra ‘Mira quién baila’ y ‘CSI’ los lunes, la cadena lo situó en el miércoles, pero ni por esas. Aunque bueno, lo del reality de Cuatro se veía venir, y ya os lo avisamos en esta entrada hace unos días.
Pero hay un problema más fundamental todavía, y es que por lo visto, a las cadenas les cuesta mucho retener a la audiencia. Se trata de un fenómeno bastante novedoso: la infidelidad televisiva. Antes había quien se tragaba la programación de Tele5 dieran lo que dieran, pero ahora ya nada. Y así pasa, que hay cientos de programas que aparecen y desaparecen con una facilidad exagerada. En el caso de Cuatro, les pasa a menudo. ‘Supermodelo’, ‘Circus’ y ahora ‘Factor X’ desaparecen de la parrilla fulminantemente, sin ningún tipo de miramiento. Y no son los únicos casos, todos hemos visto estrenos sonados que, al no alcanzar los datos de audiencia requeridos, han sido retirados. Todos hemos visto el maltrato de La 1 a ‘Perdidos’ (sorprendentemente, porque es una de las series que más gente ha visto nunca), y todos hemos visto empezar y acabar, casi el mismo mes, series de producción internacional o producción propia.
Y es que el problema de las cadenas de televisión es interno, y corren el riesgo de convertirse de plano en las nuevas discográficas. No hay nadie que espere ya a ver el último capítulo de ‘Perdidos’ cuando La 1 tenga a bien emitirlo. Ahora, en plena era dorada de la TV y las líneas ADSL, es extraordinariamente fácil ver cualquier serie emitida el día anterior en EE.UU. Y mientras allí, algunas cadenas ceden sus derechos a Youtube y ofrecen sus series en streaming, aquí Tele5 pone demandas a la web de vídeos más importante de Internet para que retiren sus contenidos, dando la espalda a la verdadera televisión a la carta. ¿No tiene nada que ver que La 1 haya pasado a ser la segunda cadena más vista por delante de Antena 3 con que haya colgado algunas de sus series al completo en su página web o Youtube?
Eso por no meternos, claro está, en el tema de las pausas publicitarias, alargadas al máximo. Una de las mejores series de la televisión de todos los tiempos, ‘24’, tuvo un éxito tremendo en EEUU, con capítulos de una hora y pausas publicitarias (programadas) de entre 3 y 5 minutos. Evidentemente, la gente ni se meneaba del sofá, lo que hizo subir las tarifas publicitarias hasta límites insospechados.
La edad de oro de la televisión, como decía el viernes Hernán Casciari, desgraciadamente, no ha llegado a nuestro país. Las series buenas se siguen haciendo fuera (basta un pequeño vistazo a la parrilla, plagada de ‘Física o química’, ‘Hospital Central’ y ‘Aída’) y las de producción propia no son más que un tristísimo calco de lo que viene fuera. Las cadenas de televisión aún no se han dado cuenta de que no necesitamos largos capítulos que empiecen a las 22:00 y terminen a las 0:30. Necesitamos buenas historias y cliffhanger apoteósicos como el de la primera temporada de ‘Perdidos’ o ‘Prison Break’. Y no necesitamos programas de telerrealidad con galas semanales de cuatro horas: ahí está ‘Pekín Express’ para demostrar que, en menos de hora y media, se puede tener una audiencia aceptable y un programa que se gane a los críticos.